Cap 21: Farolas

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Tome gustosa la mano que me ofrecía para poder cruzar al otro lado de la acera. Las farolas bronceaban su morena piel dejando un juego de luces y rastros oscuros en la misma, sonreí ante tal picara escultura quien vestía un camisón blanco y pantalones sueltos que colgaban de sus caderas angulosas. Era fascinante como algo que se consideraba común era un mundo etéreo si prestabas atención a tan insignificantes detalles.

Jugaba con llamas, literal, al preferir a este hombre como el amor de mi vida el cual elegiría sin pensarlo dos veces y con mis ojos vendados en el borde de un barranco.

Los dulces colores fragmentados en rojo intenso y amarillo opaco del atardecer daban una de las mejores vistas del Rio Sena. Los pequeños botes navegaban tranquilamente y el dulce fluir del agua se mezclaba con los ligeros cantos de las náyades. Todo era absolutamente asombroso, casi como un viejo cuento antiguo donde los príncipes y princesas vivían felices para siempre en sus inmensos castillos, pero, afortunadamente, mi vida era real, es decir, no me estaba atada a un orden por lo que escribía mi propio cuento donde los dragones eran buenos y tu príncipe un caballero portador de llamas eternas.

Mire mi delgada mano sujeta firmemente por la suya quien fue lo encargado de traerme de nuevo a las calles parisienas, la calidez era reconfortante bajo su suave tacto por lo que mi pecho era llenado cada vez más del tibio dulzón.

-Te ves hermosa esta noche mi lady- él se inclinó y tomo el dorso de mi mano para depositar un suave beso que de inmediato prendió chispas en mi cerebro.

-Y usted, mi señor, luce muy apuesto- el levanto su vista tan rápido como sus ojos se lo permitieron dando a entender que mis palabras podrían ser un insulto a toda su dignidad- ¿Ocurre algo malo? - pregunte temerosa.

-Siempre me veo guapo- protesto con su labio inferior saliendo unos milímetros con el ceño fruncido.

-Lo sé- lo agarre de los hombros para envolverme en el calor de su pecho, lo golpee suavemente- En ocasiones pienso que podrías ser un legado de Narciso...

- ¡Calipso! - exclamo horrorizado ante las blasfemias- No es gracioso...

-Lo es.

-Él no se compara con tal magnificencia- se señaló su cuerpo entero con rapidez- Solo hay un Leo Valdez.

-Dioses...- solté un ligera carcajada- a veces olvido lo infantil que puedes llegar a ser.

El solo viro los ojos en un gesto curioso y luego deposito un casto beso cerca de mis labios dejando los suyos unos segundos de mas, inclino aún más su rostro y recorrió mí el contorno de mis clavículas deteniéndose, soltó un suspiro y toda la superficie de mi piel paso a erizarse. Me estremecí en sus manos.

-Vamos nena- susurro en mi oído-Tenemos una cena que disfrutar bajo las estrellas que buscan su sol.

One Shots: Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora