Cap 39: Enseñanzas

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Justo un mes después del enfrentamiento contra la Madre Tierra, la normalidad parecía haber vuelto al Campamento Júpiter o, al menos así se sintió para una gran parte de los campistas, pero, como ocurre para todo, siempre había quienes se llevaban los peores recuerdos a casa.

La peor parte no solo fue para Hazel, Frank o Reyna, quienes vivieron de primera mano el poder de la Tierra Ancestral, también lo fue para quienes lucharon y vieron morir a sus compañeros bajo la aterradora mirada de Gea o, como ellos le decían, Tellus Mater.

Pero si hablamos de una persona en específico, esa debe ser Frank.

El había recibido el cargo de Pretor directamente de sus antecesores, Percy y Jason, sin tener en cuenta el voto y voz del pueblo romano por lo que, al llegar, la decisión tomada resultó en discusiones y algunas revueltas, pero nada podían hacer, el cambio ya había sido realizado.

Pronto, Frank Zhang fue aceptado ampliamente como uno de los líderes de Nueva Roma y, en el corto tiempo logró ganarse el respeto del mismo.

Por supuesto, Hazel estaba bastante orgullosa de su novio y Reyna, asentía cada vez que podía como si diera a entender su aprobación por el hijo de Marte. Frank parecía conforme con ello, lo apreciaba.

Sin embargo, todo ocurrió de prisa.

Poco después de la amplia aceptación del Pretor Zhang, Hazel noto el primer cambio.

Frank comía poco. Al menos, dejaba la mitad del almuerzo y evitaba la cena a menos que la morena lo acorralara antes de siquiera salir de la zona del comedor.

Hazel, realmente, intento hablar con él en el poco tiempo que lograban verse tras los muros, lejos de las obligaciones y responsabilidades que tenían como romanos, pero, Frank insistía en que simplemente era por el poco tiempo que tenía, lo cual, en cierta parte, era cierto. Por lo que Hazel se convenció a si misma por unos días más.

El segundo cambio, fue mucho más sutil y, la primera en notarlo, esta vez, fue Reyna luego de ver como su compañero llegó a las seis de la mañana con un expreso de café en la mano y una sonrisa cansada. Reyna sabía que Frank prefería el té a una taza cargada de cafeína.

La hija de Belona no mencionó nada y lo dejo pasar solo por ese día. Mas este hábito, se convirtió pronto en una rutina donde Frank no solo venía acompañado por un expreso, también lo hacía con un par de manchas oscuras bajo sus ojos que, si bien al inicio eran sutiles, con los días pasaron a ser cada vez más profundas.

Para ese entonces, Hazel se encontraba en una misión de reconocimiento a las afueras de San Francisco por lo que Frank se encontraba fuera del radar de su novia, sin embargo, eso no evitaba los ojos agudos que Reyna le dirigía cada que tenía la oportunidad por lo que no fue ninguna sorpresa cuando la Pretora lo encaro en busca de respuestas ante su comportamiento.

Frank simplemente le sonrió, una sincera sonrisa cansada.

—Deberías saberlo, —dijo—simplemente son problemas para dormir.

Reyna había insistido severamente a lo que Frank se vio obligado a responder de más.

—Simples pesadillas, Reyna. Como les ocurre a todos—Reyna debía reconocer que eso era cierto. Para cualquier semidiós, las pesadillas era algo de todas las noches—Solo serán unos días—aseguró con una sonrisa antes de retirarse.

Por supuesto, Reyna, muy a su pesar, no confió en su palabra a pesar de tener una justificación generalmente aceptada. Solo se resignó a respetar las palabras de su compañero.

Unos días después de la llegada de Hazel al Campamento, Frank disminuyo la ingesta de café por lo que Reyna se convenció de que todo estaba en orden, por el momento.

One Shots: Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora