Cap 14: Prioridades

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Introduje la llave en la cerradura para luego girar el pomo con delicadeza, no quería despertar a nadie ya que debido a la hora supuse que todos estarían envueltos en los brazos de Morfeo. Sin embargo, mis suposiciones se fueron directamente por el contenedor de basura al observar la luz de la habitación en la planta superior de la casa.

Maldición.

Luego de descargar el portafolio en la mesa central de la sala y de dejar mi chaqueta en la misma, me dirigí directamente a las escaleras evitando hacer el menor ruido y batallando con el nudo de mi corbata. Antes de llegar repare en las voces que salían tras la puerta de madera blanca.

-Pensé que esta vez llegaría más temprano-la voz de una niña decepcionada me inundo en los oídos, solo baje la mirada ante sus palabras- Él lo prometió.- y le había fallado.

-Lo se pequeña- esta vez fue la de una mujer mayor, con el mismo tono, decepción- Pero sabes que el trabajo de papá es demasiado y él tiene que terminarlo, es su responsabilidad.

-Lo entiendo...-sus palabras quedaron en el aire, flotando sobre su pequeña cabecita de cabello castaño.

-Duerme- ordeno suavemente su madre a la menor- Mañana no tienes escuela pero...

De nuevo el dialogo no fue continuado debido a la interrupción que hizo el sonido de la puerta mientras la empujaba levemente. Ambas me miraron, dos rostros distintos, dos reacciones distintas. Suspire de nuevo.

-¡Papá!- la pequeña castaña salto directamente a mis brazos y sin esfuerzo la agarre en el aire. Las carcajadas de la menor resonaron una y otra vez llenando la casa en minutos-¡Te extrañe!

-Hola cariño, también te extrañe- frote ligeramente mi nariz contra la suya ocasionando leves sonrisas que dejaban expuestos sus blancos dientes, deje un suave beso en su mejilla antes de depositarla de nuevo en la comodidad de las sabanas azules- Ya es hora de dormir pequeña revoltosa.

-Pero...- el delgado y sonrosado labio sobresalía levemente. Ella sabía jugar y exponía sus mejores armas que podían dejar indefenso en tan solo segundos.

-Ya escuchaste a papá Silena- esta vez Clarisse se acercó con una expresión más suave haciendo caso omiso a su leve puchero que portaba sus labios. Deposito un beso en la frente y acaricio su mejilla-Descansa.

-Descansa mamá-dirigió sus ojitos azules a mi dirección- Descansa papá.

-Descansa pequeña- frote su cabello levemente y la abrigue con las mantas de algodón mientras Clarisse apagaba la lámpara de su mesita de noche.

Ambos salimos en completo silencio. Caminamos por el pasillo sin dirigirnos algo más aparte de una sencilla mirada antes de cerrar la puerta de nuestra habitación sin mencionar palabras que, en lo más probable, se hacían necesarias. Solo nos limitamos a cerrar nuestros ojos y esperar el amanecer.

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Baje las escaleras algo más temprano de lo usual. Me encontraba preparado para iniciar una nueva jornada laboral sin embargo, mi ánimo había caído notablemente desde la anoche anterior, y la anterior a ella.

-Tu café se enfriara si continuas observando la pared como el objeto más interesante en la vida- el comentario de Clarisse devolvió mis pies a la tierra. Ella me observaba atentamente desde el interior de la cocina y junto a ella, una gran taza humeante con aquel sagrado liquido cargado de cafeína. Justo como cada mañana.

-Gracias cielo- murmure lo último, no quería empeorar el problema o ese era mi parecer-¿Clarisse?- pregunte temeroso.

-¿Si?- pregunteo y al levantar la mirada sus ojos marrones me observaban atenta a la espera de mis palabras-¿Ocurre algo?- pregunto tras el largo silencio que se instaló entre ambos.

One Shots: Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora