Prólogo

2.3K 210 12
                                    

Miro a mi alrededor, intentando parecer aburrida pero concentrada en mis objetivos. Es difícil discernir entre todas las personas que se encuentran en el gimnasio: profesores, padres y alumnos, todos esperando la llegada de la Directora para que haga su presentación inicial. Le doy vueltas a la cinta rosa que tengo atada en la mano de forma nerviosa, mientras cambio mi mirada de un objetivo a otro. La primera familia que examino parece la típica familia de revista: rubios, con clase y con aspecto de ser adinerados. Una familia de cuento, o eso intentan aparentar. Observo al hijo, que tiembla con mirada triste ya que está siendo increpado de forma severa por un hombre muy malhumorado. La mujer observa la escena sin intervenir, ignorando la más que visible angustia de su hijo, y ante la mirada burlona de su otra hija. Retiro mi mirada con rabia, respirando profundamente.

"Pronto pasará, lo juro" – me digo para darme fuerzas de no intervenir en ese mismo instante.

Sigo mirando a mi alrededor y me concentro en un chico con melena oscura, solo en una de las sillas, mirando con desgana lo que estaba ocurriendo en ese gimnasio. A su lado se encuentra un joven de cabello plateado enfrascado en una pequeña libreta. No puedo evitar pensar que aún estoy a tiempo de hacer que cambien las cosas antes de que todo se tuerza.

Llega la Directora, provocando con tremenda dificultad que la sala quede en silencio. Da la bienvenida a los nuevos alumnos y les suelta el típico discurso sobre que el futuro está en nuestras manos, y que debemos esforzarnos en nuestros estudios para dar lo mejor. No importa en qué universo sea, siempre es igual. Al acabar, todos se levantan rápidamente para salir cuanto antes del gimnasio. Miro con determinación a todas las personas que conoceré a lo largo de mis siguientes años de instituto. Ellos no lo saben, pero tengo intención de trastocar sus vidas para siempre. Lo siento, pero ella llegará demasiado tarde para algunos de vosotros, no puedo permitir que sufráis así hasta su llegada. No seré la protagonista, pero no puedo quedarme de brazos cruzados.

– ¿Nos vamos, Melody?

Me giro a mi nueva madre y asiento, intentando sonreír de forma inocente. Salimos del instituto hasta el día siguiente, no sin antes echarle un último vistazo al Sweet Amoris. Asiento, y acelero el paso para alcanzar a mi madre. No será nada fácil, pero haré lo que sea necesario para proteger a todos mis personajes favoritos.

Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora