Capítulo 28 - Sospecha

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Después del encuentro con Debrah, empezaron las vacaciones de verano y me resultaba mucho más difícil encontrarme con Castiel sin resultar sospechosa o increíblemente pesada. Quería asegurarme de que esa tipa no había conseguido ninguna información del grupo o del propio Castiel, pero era muy difícil investigar a una persona tan cerrada como el moreno. A lo largo del verano, me encontré con él un par de veces, en casa de Lysandro, que quedé con Rosa; cuando quedamos con Nath para que nos enseñara unos libros de música que acababan de salir y poco más. En las pocas veces que le vi, intenté preguntar de forma sutil si le había facilitado información suya a alguien del evento, no supo responderme, lo que sí supo fue mirarme raro y burlarse de mi. Eso se le daba genial.

Intenté olvidarme del tema, ser positiva y pensar que esa tipa no encontraría a Castiel. Lo dejé estar y disfruté como pude del verano, que duró menos de lo que pensaba. El fin del verano daba pie a un nuevo curso y empezando los complicados quince años. Me miré al espejo antes de salir de casa y me fijé en lo mucho que había cambiado mi aspecto en comparación con el que tenía Melody en el juego original: el pelo ya me llegaba por debajo de los hombros, mis ojos azules contrastaban con mi sombra de ojos roja, llevaba un pantalón vaquero con una camiseta de color rojo y unas deportivas. Y en mi muñeca derecha siempre llevaba un lazo rosa que me regaló mi padre hace años. No sabía si el cambio fue a mejor o a peor, pero desde luego me sentía yo misma.

Salí por la puerta y caminé tranquilamente hacia el instituto. Era temprano, así que podría organizar el papeleo de delegada con cierta tranquilidad antes de que empezaran las clases. Para mi sorpresa, me encontré a Nath durante el camino.

– Buenos días, Nath – le saludé alegremente.

– Buenos días, Mel – durante el verano, mis amigos empezaron a apodarme así, y la verdad es que era agradable.

Caminamos juntos hasta la Sala de Delegados. Aunque él era muy diferente a su versión del juego, ahora tenía la misma cara que en las imágenes que conseguí en su día en Corazón de Melón. Pero ya no llevaba camisas blancas ni era tan estricto con las normas, en cambio, era más sociable y bromista, como si pudiese ser él mismo desde el principio. Antes de abrir la puerta de la Sala, la Directora nos detuvo:

– Justo os estaba buscando – la miramos sin comprender a qué se estaría refiriendo – Hoy llegarán varios alumnos nuevos, así que tendréis que enseñarles el instituto, las normas y las clases a las personas que lleguen – le entregó a Nathaniel unos documentos – Aquí tenéis toda la información, no tardarán en llegar.

Y la vimos marchar antes de entrar a la Sala.

– Nuevo curso, nuevos marrones ¿eh? – comentó Nath mientras ojeaba los papeles con cierta parsimonia. Asentí con pesadez, pero miré de reojo los documentos con cierta reticencia ¿no será...? No, espero que no.

Dejé mis cosas a gran velocidad en la mesa y me puse al lado de Nath para leer los papeles con él. No podía ser ella, por favor, que no sea ella. A los segundos, Nath se movió y me miró avergonzado:

– ¿Pasa algo?

Le miré confusa, hasta que me percaté de que estaba muy pegada a él. Di un paso atrás.

– Perdona, quería saber quién sería la nueva alumna... porque ya sabes la que se lió con Peggy – solté una risa exagerada.

– Sí, esperemos que no haya alumnos nuevos tan problemáticos.

Si tú supieras... Nath me pasó los papeles y pude leer el nombre de la nueva alumna justo cuando llamaron a la puerta. Nos giramos a la vez para ver quién era y entró una chica bajita, mirada sabionda y ojos verdes.

– Hola, ¿sois los delegados? – los dos asentimos – Me llamo Karla y soy la nueva alumna.

Respiré hondo, aliviada y dejé que Nath llevara la voz cantante con las presentaciones. Menos mal que no era Debrah, Karla tenía sus momentos, y era malinfluenciada por Ámber, pero no tenía maldad en el fondo. Intenté integrarme en la conversación tras agradecerle al cielo que esa víbora no nos hubiese encontrado:

– Aquí tienes tu horario de clases, y ahora uno de nosotros te enseñará las instalaciones del instituto – Nath era tan agradable que no entendía a qué venía esa cara de sapo revenido que estaba poniendo Karla.

– Muy bien.

– Nathaniel, si eso, ya le enseño yo el instituto, cuando acabe te ayudo con el papeleo – recogí algunas cosas y me dirigí a la puerta de la Sala.

– ¿Estás segura? Yo también puedo...

– Sí, no te preocupes... – abrí la puerta sin notar la resistencia habitual, y me di de bruces con la persona que intentaba entrar.

– ¡Ah! Ten cuidado.

– Perdona, no sabía que... – me acaricié el golpe que me había dado cuando me percaté de quién era la persona que estaba hablando– ...alguien intentaba entrar.

Y Debrah estaba frente a mi. Estaba tan en shock que no me salían las palabras. Claro, a ella le salían de sobra:

– Bueno, no pasa nada – dijo con simpatía, o como yo sabía, falsa simpatía. Se quedó mirándome de forma excesiva – ... un momento, de qué me... ¡Ah! Ya sé quién eres – mierda – La chica del festival de música, y tú – miró a Nath como si fuera un cacho de carne – tú eres el batería de Falling Crows. Encantada, soy Debrah y desde hoy estudiaré con vosotros.

La sonrisa de Debrah casi me hace vomitar, juro que tuve que reprimir una arcada. Intenté recuperarme del trauma y pensar rápido.

– Ah, sí, te recuerdo, encantado, soy Nathaniel, el delegado – no sabía si Nath intentaba ser amable o le estaba empezando a caer bien, pero entré en pánico – Toma tu horario, justo ahora Melody iba a enseñarle las instalaciones del instituto a Karla, que también es nueva, puedes unirte a ellas.

– ¡Nath! – alcé demasiado la voz por los nervios – Quizá ahora necesite tu ayuda, ya sabes, al ser dos alumnas... y así hacemos un paseo los dos delegados. Será más óptimo.

Nathaniel me miró extrañado, yo me acerqué a él para que ni Karla ni mucho menos Debrah me vieran la cara y vocalicé un "POR-FA-VOR" sin voz. Puede que no entendiera el por qué le estaba pidiendo aquello, pero sí se percató de que estaba pidiendo auxilio. Así que agarró las llaves y salimos los cuatro por la puerta. Con el enemigo detrás de mi, empecé a pensar formas de echar lejos a esta tía del instituto y alejarla de mis amigos.


Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora