Capítulo 77 - La Fiesta de Halloween

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Horas antes de la fiesta, empecé a prepararme. Me vestí con el vestido negro con corsé que tenía en el armario, me puse unas medias de rayas blancas y negras, y me enfundé en mis botas negras altas y unos guantes negros de rejilla. Con las uñas pintas de negro, me coloqué la corona de flores rojas en la cabeza, y me maquillé con mucho cuidado la cara y lo que se veía de cuello. Mi obra estaba acabada: una mujer calavérica en toda regla.

Después de pegarle un susto, sin querer, a mi madre al bajar por las escaleras, me despedí de ellos y me dirigí al sitio donde había quedado con Nath. Sé que hablar de un tema serio con estas pintas no sería lo más cómodo, pero no quedaba otra. Le esperé en la tienda de alimentos nerviosa, dando pequeñas vueltas en un mismo metro cuadrado.

– Estás aterradoramente hermosa – me susurra una voz que me pilla desprevenida – Me encanta lo que te has dibujado.

– Nath, hola – me quedo bloqueada un segundo al mirarle.

Mi cerebro no había relacionado el hecho de que, si era una fiesta de disfraces, y yo estaba disfrazada, obviamente ÉL también se disfrazaría. Su disfraz de científico loco me dejó sin palabras, aunque tenía en la memoria remanentes del juego, verlo era otra cosa. Aquí llevaba una camisa, en lugar del pecho descubierto (aquí salí perdiendo), pero llevaba las gafas y los guantes, incluso se puso unas lentillas verdes con manchas rojas. Estaba peinado de otra forma y juro que sentí mis piernas temblar.

– Tú estás imponente – me muerdo los carrillos para salir de mi ensimismamiento – Oye, Nath, antes de comprar quería comentarte una cosa... Verás...

– ¿Vamos a comprar ya? Quiero comprar mis caramelos, que seguro que a ninguno de ellos se le ocurrió comprarlos – me giro, y me encuentro a Ámber, disfrazada de lo que quiero pensar que era gata sexy.

Antes de que pudiera salir de mi asombro, Nath me mira emocionado.

– Ámber me dijo que la invitaste a venir, muchas gracias.

– Yo... no fue nada. Esto...

Ámber parecía algo impaciente, así que Nath agarró mi mano y nos fuimos los tres a la tienda. Cuando recobré el sentido, empecé a impacientarme. Esperé a que Ámber se adelantara lo suficiente para buscar sus caramelos, para arrastrar a Nath a un rincón.

– Vaya, hola – dijo Nath, nervioso, mientras me observaba de arriba abajo – Eh... mi hermana está cerca y...

– Nath, ¿qué está pasando? – doy un paso a su dirección, y él se tensa por completo – Eso – le señalo – ¿Qué te ocurre? Cada vez que me acerco a ti con intenciones... profundas, no, ni eso, cada vez que me acerco demasiado a ti, te tensas e intentas alejarte de mí.

– Mel...

– Podemos hablar de lo que quieras, y si tienes algo que te está ocurriendo, cuéntamelo, por favor, pero como me sigas rechazando, no sé qué será de mi autoestima.

– ¿Rechazarte? No es eso, para nada – niega rápidamente.

– A lo mejor tienes dudas sobre... tener relaciones – la cara de Nath era un cuadro – ¡Que lo entiendo! No tengo prisa, ni nada de eso. Ni siquiera me refiero al sexo en sí, me refiero a los "preliminares": los besos profundos, las caricias... – hablar del tema, teniéndole tan cerca no me estaba ayudando a centrarme – ¿No quieres hacer esas cosas conmigo? – murmuro atemorizada.

– ¿¡Qué!? Mel, yo...

– Ya tengo los caramelos, ¿habéis comprado el resto de las cosas?

Genial, otra interrupción.

– No, pero no tardo nada – me voy desanimada a por los caramelos y demás cosas de picar para la fiesta. Por lo menos, le había dicho lo que pensaba, antes de que nos interrumpieran. Ahora le toca a él reflexionar un poco.

Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora