Después de clase, Castiel me detuvo antes de que me fuera a la siguiente clase, con una expresión mucho menos prepotente que la del día anterior:
– ¿Y bien? – pregunto con una ceja alzada, más tranquila que ayer, pero desde luego con la paciencia muy limitada.
– Oye, relájate, que vengo en son de paz – me contestó molesto, pero vi que apretaba el puño derecho; se estaba esforzando – Verás, cuando te fuiste ayer enfadada después de... ya sabes, Lysandro y Nathaniel me insistieron repetidas veces en que me había pasado y que no tenía que hacer bromas así – le miré con insistencia, esperando la palabra mágica – No vas a parar de estar enfadada hasta que lo diga, ¿verdad? – asiento – Dios, eres incorregible... – coge aire, y en un tono más bajo, rápidamente dijo – ... perdona.
– Vaya, ¿qué has dicho? Es que el gorgojeo de un pájaro en la otra punta de la ciudad no me ha dejado oírte bien – no hice ni el intento de reprimir mi sonrisa.
– Tampoco te pases – me reí por la expresión disgustada que estaba poniendo. Odiaba parecer vulnerable.
– Perdonado – me cuelgo la mochila al hombro y le indico a Castiel que ande conmigo hasta la siguiente clase – Me alegro que hayas abierto los ojos, y que Lysandro y Nath te hayan reñido por mi. No sabes la suerte que tienes de tenerlos.
– Aguafiestas, son las voces de mi conciencia, siempre tan molestos y certeros – se quejó él mientras ponía los ojos en blanco. Se detuvo de golpe y empezó a rebuscar en su cartera, le miro extrañada.
– Casty, deja de buscar, tu cerebro se perdió hace mucho tiempo – bromeo al verle tan exasperado buscando.
– ¿A que no te lo doy por listilla? – me amenaza entrecerrando los ojos, alimentando mi curiosidad.
– ¿Darme?
Saca una pequeña pieza de plástico de color negro. Castiel agarra mi mano y posa el objeto en ella. Solo al tenerlo tan cerca me doy cuenta de que es una pua de guitarra con el nombre "Falling Crows" escrito.
– Qué chulo – admiro la pua entre las manos.
– El otro día fui a una tienda de música con Lysandro, y hacían piezas personalizadas. Quise probar cómo quedaba, y no me convence, así que te lo doy por tu cumple. Felicidades, anciana – se hacía el duro, como siempre, pero seguro que lo hizo para mi. Le sonreí de medio lado, sabiendo con certeza de que me estaba mintiendo.
– Gracias, anciano, que eres mayor que yo – me río al darme cuenta. Guardo con sumo cuidado la pua, para no perderla, y seguimos caminando – A ver si quedamos todos un día y celebramos mi cumple de verdad.
– Sí, que hemos sido excluidos de la "pijamada" – fingió de forma dramática estar molesto por no haber sido invitado.
– Una pena, seguro que te hubiese encantado estar toda la noche hablando de maquillajes, cotilleos y ropa – le dije, intentando sonar lo más exagerado que podía.
– Dios, suena horrible, qué envidia me dais.
– Me hubiese gustado invitaros a todos, pero mis padres no me dejarían jamás meter chicos en casa sin vigilancia – me río al imaginarme las caras de mis padres ante esa "terrible" idea.
– Oh sí, su pobre princesita con unos terribles chicos, horrible – niega brevemente la cabeza, como si dijera sin palabras que eso era una tontería – Antes lo entendería, pero ahora no deberían extrañarse por verte con chicos.
– Supongo que tienes razón, y en algún momento tendré que hablar con ellos, pero ese día no será hoy – empiezo a contar con los dedos de la mano – Primero, porque no están. Segundo, porque es una conversación sumamente incómoda que estoy atrasando todo lo que puedo. Y tercero, porque no tiene pinta de que se tengan que preocupar por esas cosas por ahora – me carcajeo ante esa loca idea.
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Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de Melón
FanficTras ingresar en el hospital con una fiebre muy alta, una noche recordé mi vida pasada, dándome cuenta de que estaba dentro de mi juego otome favorito, Corazón de Melón, ¿Como protagonista de la historia? No, como Melody, un personaje secundario y e...