Capítulo 34 - Un soplo de aire fresco

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Los días siguientes fueron un tanto complicados intentando explicar que todo lo que había dicho Debrah era una absoluta mentira. Fue un poco más fácil al desaparecer Debrah del mapa. Agradecí tener a Lysandro y a Nath de mi lado, que me ayudaron a explicarlo todo junto a los vídeos que había conseguido grabar. Mis amigas se sintieron muy tontas por haber dudado y no haberme creído desde el principio, no sabían cómo disculparse. Yo les dije que no pasaba nada, que fue una situación difícil. Peggy me dijo enfadada que le había estropeado un número del periódico del instituto al ser las acusaciones de Debrah mentira, pero se alegró al no haber publicado una mentira.

También me comí una bronca de la Directora, porque obviamente las cuatro brujas me echaron la culpa con lo que pasó con la tiza. Aunque antes de que me castigara, apareció Violeta diciendo que lo había visto todo y que no había sido yo, sino Ámber y sus amigas. Intentando defenderse, Ámber confesó recoger las tizas, así que el castigo se lo llevaron ellas. Cuando la verdad se asentó, pude volver a mi maravillosa vida tranquila, pero faltaba algo. Miraba de vez en cuando el asiento vacío de Castiel y pensaba si estaría bien.

– Deberíamos llamarle, los profesores están haciendo preguntas sobre la asistencia, podrían suspenderle – me contó Nath, muy preocupado.

– Le he enviado un par de mensajes, pero sus respuestas son vagas, incluso Lysandro consiguió hablar con él, pero no le dijo cuando volvería – seguí con mi trabajo como delegada, intentando mantenerme ocupada.

Recogimos nuestras cosas para volver a clase.

– Quizá sea buena idea que Lysandro le llame, aunque sea para que sepa que tiene que volver ya – sugerí. Nath asintió a mi idea. Cuando íbamos a llegar al aula de plástica, me fijo en que Lysandro está hablando con alguien en la entrada. Entonces reconozco esa cabellera rojiza y empiezo a sonreír.

– ¿Quién es? – pregunta Nath, curioso – No reconozco a nadie que tenga el pelo así.

– ¿No te gusta? – dice Castiel, girándose, jactándose de sí mismo.

– Vaya – comenta Nath, asombrado – Menudo cambio.

– Dice que el pelo le ayudará a tocar la guitarra – comenta Lysandro bromeando, aunque lo hizo en un tono tan serio que era difícil distinguir si era una broma de verdad si no le conocías.

– Seguro que te has teñido el pelo para que no se vea la sangre de tus víctimas – sugiero yo malévolamente.

Me mira de soslayo y asiente, conforme.

– Exactamente, así que ten cuidado.

– Uy, sí, qué miedo.

Ambos nos sonreímos con complicidad. Había pasado un tiempo desde lo de Debrah, y sabía que Castiel no querría mencionarlo, y la verdad es que yo tampoco. Sabía la verdad y ya se había disculpado, no creo que haga falta torturarle más de lo que ya lo habrá hecho él mismo.

– Me tranquiliza verte, Castiel, tu asistencia estaba empezando a ser un tema complicado, no sabía qué más inventarme.

– Bueno, tienes la enfermedad, hospitalización, virus grave...

– Te aseguro que he justificado tus faltas con todo lo imaginable. Casi mato a tu abuelo por tercera vez. Ah, intenta cojear un poco, te has roto el tobillo un par de veces y ahora tienes secuelas.

Veo que se tratan como siempre, con bromas y confianza, y no pude evitar sonreír. Haría cualquier cosa por salvar su amistad. Entramos los cuatro en clase y pude ver como todo el mundo se quedaba mirando el pelo de Castiel. Ámber estaba tan alterada que creía que podría desmayarse en cualquier momento. La adolescencia es un momento complicado.

Al sentarnos, me quedé pensativa mirando el nuevo color de pelo de Castiel. Si me pongo a pensar seriamente los cambios que han pasado desde que empezamos el instituto, todo es diferente. Nath y Castiel son amigos y tienen un grupo de música con Lysandro, la mayoría de los personajes son más amables o abiertos, incluso algunas personas se relacionaban más que antes... Hasta Ámber tuvo un momento de lucidez, uno, pero yo qué sé, mejor eso que nada. A su vez, me he puesto a pensar en lo que se ha mantenido: Rosa y Leigh están emparejados, Nath y yo somos delegados, Castiel se ha teñido el pelo de rojo... ¿Significa eso que hay algún tipo de destino que nos mueve? ¿hay cosas inamovibles que ni yo puedo cambiar, por mucho que sepa el "futuro"? ¿o quizá estamos siguiendo un camino con bifurcaciones? No podía quitármelo de la cabeza.

La Protagonista está muy cerca de llegar, ¿significa eso que está destinada a conocer y enamorarse de uno de los chicos? ¿ellos tienen elección o se enamorarán de ella haga lo que haga? Podemos entender que si elige a uno de ellos, simplemente el universo hará que él se enamore de ella. Hasta qué punto podemos hablar de libertad... Sin entender por qué, ese pensamiento me deprimió e hizo que mirara de forma mecánica a la mesa en la que estaban sentados Castiel y Nath. Cuando me percaté de lo que estaba haciendo, aparté la mirada, algo sorprendida «¿En qué estoy pensando?». Alejé estas reflexiones y las dejé en un cajón. No podía controlar o saberlo todo, así que simplemente pensaba vivir como pudiese, y ayudar a quien pudiera.

Seguir con las clases y ver a mis amigos se convirtió en mi refugio al cual quería regresar cada día. Sabía que ese sería el último año que podría disfrutar de ellos con tranquilidad, ya que tras la llegada de la Protagonista, todo se vuelve un auténtico caos. Pensaba que me apetecería conocer a la Protagonista, el personaje que seguí durante toda su historia, pero ahora que estaba tan cerca... se me habían quitado las ganas. No entendía bien por qué me pasaba eso, ¿será porque ya he tenido suficiente drama para el resto de mi vida entre mis dos vidas? Puede. Es posible que me haya acostumbrado a vivir con algún drama, pero volver a un torbellino de drama constante... me provocó cierto temor. Es posible que tener la oportunidad de vivir en mi juego favorito me ha transformado en una persona ambiciosa.

Estuve el resto de la semana burlándome del nuevo color de pelo de Castiel, hasta hacía bromas conjuntas con Nath para meternos con él. Después de todo lo ocurrido, la vida en el instituto volvió a ser normal y pacífica, pero aún así me sentía algo intranquila. Si lo pienso bien, quien más ha cambiado desde mi llegada he sido yo misma. Ya no soy la delegada y estudiante perfecta que evita meterse en líos, casi no me parezco a la persona que era. De hecho, no sé ni quién soy ni qué quiero ser en el futuro. La antigua Melody quería estudiar Historia del Arte, y mis ideas no pueden estar más lejos de eso. Ahora que tenía la oportunidad, quería hacer algo que me llenara por completo, pero aún no sabía qué era ni qué quería. Puede que la llegada de la Protagonista me ayude también a entenderme más a mi misma y comprender qué quiero en mi segunda vida.


Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora