Capítulo 10 - No hay vuelta atrás

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Abro la puerta de mi casa, y encuentro a mis padres en la mesa del comedor, muy sorprendidos de verme.

– Cariño ¿no deberías estar en clase? – preguntó mi madre, dejando su taza de café en la mesa – ¿Estás llorando?

– ¿Qué te pasa, hija? – la voz de mi padre sonada tan dulce y acogedora que se me escaparon un par de lágrimas más – Llevas semanas muy rara: duermes poco, vuelves tarde y hoy estás así ¿te ha pasado algo en el instituto? ¿alguien te está molestando?

– No es eso – Me sorbo la nariz – Es que tengo un problema muy grave. Bueno, yo no, un amigo mío. Ex-amigo ahora... Es que... – Intentaba contener el llanto, pero no podía – Un amigo mío está siendo maltratado por su padre.

Mis padres, alarmados, se reunieron conmigo y me dieron un abrazo. Los padres de Melody no salían mucho en el juego, solo en contadas ocasiones y parecían personas muy normales y agradables. Pero eran mucho más que eso: eran afectuosos, protectores y a veces estrictos. Cuando estuve en el hospital, casi les da algo, y aunque he cambiado mi personalidad por completo, lo han acabado aceptado.

Entre lágrimas y llantos, les conté a mis padres la situación de Nathaniel y las pruebas que tenía. También les confesé que por las noches no estudiaba, sino que investigaba formas de sacar a Nathaniel de esa situación. Agradecí que no me interrumpieran, porque no sabía si sería capaz de volver a repetir esta historia de nuevo. No en mi estado. Al acabar, llevé a mis padres a mi habitación y les enseñé las imágenes y todo lo que había recopilado. Yo no miré la pantalla, con verlo una sola vez era suficiente. Tras acabar de ojearlo todo, mi padre me dio otro abrazo.

– Sentimos que hayas tenido que vivir algo así – me susurró mi padre con ternura – Y gracias por acudir a nosotros en una situación tan grave.

Mi madre parecía muy concentrada en la pantalla, y con determinación en los ojos, me miró.

– Cariño, tienes pruebas suficientes para poder denunciar a ese hombre ¿Estás completamente segura? – me preguntó con seriedad. Asentí sin un ápice de duda y mi madre sonrió – Es la mejor decisión.

Mi madre trajo el teléfono y llamó al Teléfono de Ayuda a la Infancia, donde les explicamos la situación a los consejeros. Al acabar de contarles toda la historia, y decirles que teníamos pruebas, nos pasaron con un asistente social, que nos dijo que se reuniría en nuestra casa esa misma mañana con un abogado. Ese día no fui a clase, y me quedé junto a mis padres en todo momento. Aunque aún sentía miedo, contar con la seguridad de mis padres me ayudó a ver mejor las cosas. Lo único que me importaba es que Nathaniel estuviese bien.

Llegaron dos personas a mi casa, y les enseñé toda la información que tenía. Les confirmé que había comprado una mini cámara espía en el centro para obtener las imágenes, y que después la recuperé al día siguiente. Tenían que asegurarse de que las imágenes fueron tomadas específicamente para proteger al menor, porque si no, lo que había hecho también era considerado un delito contra la privacidad. Después, el abogado y el asistente social emitieron la denuncia a la Policía, que aseguraron que en cuanto tuvieran la denuncia con la información, emitirían una orden de detención contra el padre de Nathaniel. A juzgar por lo que sé del juego, y la información que he conseguido estas últimas semanas, el maltrato comenzó hace un año, coincidiendo con el fallido ascenso en el trabajo del padre. Si mis cálculos no han salido mal, he llegado a tiempo antes de que el maltrato sea peor y de que el padre sea degradado y empiecen sus deudas. La seguridad económica de la familia debería estar a salvo.

Me quedé todo el fin de semana en casa con mis padres, intentando paliar la ansiedad que me provocaba toda esta situación. Tener a mis padres apoyándome me ayudó muchísimo y me dio fuerzas para volver al instituto el lunes. Y realmente las necesitaba, porque era muy probable que ya se supiera lo que había pasado en la casa de Nathaniel, y que era por mi culpa. Esa semana no iba a ser nada fácil.

Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora