Capítulo 1 - Abriéndome paso

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Después de atarme los cordones de las botas, me miro al espejo, aún extrañando mi propio reflejo. Normalmente, las personas solo poseen recuerdos de su vida actual, pero yo no, yo tengo recuerdos de mi vida anterior. El año pasado enfermé y estuve en el hospital con más de cuarenta de fiebre. Durante la primera noche ingresada, perdí el conocimiento y empecé a recordar retazos de una vida que no era la mía, o por lo menos, no la que estaba viviendo ahora. Después de aquél día, empecé a recordar quién era antes y los recuerdos entremezclados de mis dos vidas me golpearon con fuerza. Las semanas en el hospital me ayudaron a esclarecer mis recuerdos y a saber quién era yo.

Me llamo Melody, tengo doce años y soy un personaje secundario de mi juego favorito en mi vida pasada: Corazón de Melón. Melody era una chica dulce, estudiosa y enamorada/obsesionada de una de las rutas principales del juego, Nathaniel. Yo, la yo de ahora, no se parece en nada al personaje del juego, lo que me ha dado ciertos problemas. Antes era demasiado amable y obedecía a mis padres sin rechistar, pero ahora que mi mente es la de una chica de dieciocho años, no soy capaz de comportarme como antes. La primera vez que repliqué a mi madre, ella se extrañó mucho. Lo siento, pero ya no soy como era.

Reencarnar en esta historia significa que conozco todos los detalles del juego, lo que incluye terribles sucesos y traumas de ciertos personajes. Algunos no han sucedido todavía, otros están pasando ahora mismo. La Protagonista no hará su aparición hasta que tengamos dieciséis años, y no puedo esperar a que ella lo arregle todo mientras miro como personas sufren sin hacer nada. Por eso, he decidido ayudar en lo que pueda a los personajes hasta que ella llegue. Será difícil, pero no me voy a rendir.

La Melody original se habría vestido con una blusa azul cielo con volantes y falda blanca, para tener un aspecto sereno y casi angelical, pero, de nuevo, ya no soy así. Por eso he preferido vestir unos vaqueros rotos y una blusa con el hombro caído verde, además llevo las uñas pintadas de colores. Tampoco tengo un cabello largo y cándido, ya que tras el pequeño shock que sufrí en el hospital, me corté el pelo yo misma y ahora me llega por los hombros y tiene cortes desiguales. Cuando mis padres me vieron, casi les da algo. Mi mera presencia cambiará numerosos acontecimientos de la historia original, espero que para bien. Tras salir de la habitación, mi madre me miró de arriba a abajo con ojos decepcionados, ya que había vuelto a ignorar la ropa que había dejado encima de la cama. Siento que la defraudo con cada cambio que hago, pero no puedo ser la Melody de antes, la Melody de antes no hizo nada por solucionar los problemas que se encontraron sus compañeros, yo lo haré. Después de saludar a mis padres con educación, cogí una tostada de la mesa y salí por la puerta.

Puede que suene egoísta, pero siento cierta emoción al entrar en el Instituto Sweet Amoris, ¿a quién no le haría ilusión vivir en su juego favorito? Ando con paso lento, tratando de esconder mi nerviosismo, ojeando los papeles con la información de mi clase. Al contrario de lo que sucedía en el juego, el instituto está lleno de alumnos de diferentes cursos, apelotonándose en los pasillos y gritando emocionados al volver a ver a sus amigos. Intentando esquivar a todas las personas, me apresuro a entrar en mi clase, que se encuentra vacía. He llegado muy pronto.

Intentando no llamar demasiado la atención, me siento en un rincón e intento organizar mis ideas. Lo primero que debería hacer es acercarme a los personajes, para poder crear un vínculo con ellos, como tenía la antigua Melody. Pero tengo un gran problema: no soy precisamente la persona más sociable del mundo. En mi vida anterior, me costaba un poco relacionarme con los demás y tener confianza, en cambio, a la antigua Melody no le costaba nada hacer amigos, gracias a su personalidad. Aunque recuerde cómo era antes de recordar quién era, ya no soy esa persona... quiero pensar que algunas cosas no cambian demasiado.

Poco a poco se va llenando la clase con los que serán mis compañeros en todos los cursos de instituto. Intento saludar con educación y una tímida sonrisa a todos los que entran, y la mayoría me responden de igual forma. En el momento en el que veo a cierto grupo entrar, se me escapa un saludo más entusiasta de lo que pretendía:

Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora