Capítulo 87 - La nueva normalidad

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Vamos a recapitular, porque han pasado dos días y sigo sin creerme todo lo que ha pasado. Salía con Nath, y todo iba bien, pero Castiel se me confesó de golpe y porrazo. Decido aparcar mi amistad con Castiel, por el bien de los tres, pero sale regular, ya que me paso parte del tiempo triste y pensativa. Y todo empeora cuando Castiel pierde la paciencia, y me besa. En ese momento, se me cae el mundo a los pies, pensando que había engañado a Nath, y que aquél beso significaba que me gustaba Castiel.

Tras unos sucesos relacionados con Kentin, Lynn y Alexy, y mi más que inoportuna suerte, me entero de que están en una relación los tres. Hablando con Kentin me doy cuenta de que tenemos más en común de lo que pensaba, ayudándome en uno de mis peores momentos de flaqueza. Aunque sigo investigando sobre el tema, creo que soy poliamorosa, así que se lo confieso a Nath y Castiel, esperando que ambos se arrepientan de querer estar conmigo, pero sucede todo lo contrario. Ahora, por razones que sigo sin entender, los tres estamos saliendo en una relación triangular, donde yo soy la hipotenusa. Una vez resumido, solo tengo una cosa que decir: ¿¡Qué demonios está pasando!?

Pues llevo dos días haciéndome esa pregunta, y que sigo sin saber contestar. Yendo de nuevo al instituto no puedo dejar de estar confusa con todo esto, pero aún así, me siento... bien, hecha un lío, pero feliz. Como si tuviese la certeza de que todo irá bien. Es raro, más de lo habitual, quiero decir, pero esperemos que la sensación tenga razón.

No veo ni a Nath en la sala de delegados ni a Castiel por el patio, así que voy directa a clase con la esperanza de que el futuro propietario de la bolsa que llevo encima esté. Entro y sonrío al ver a Kentin entre la multitud. Dejo sobre su mesa la bolsa de papel, y todos me miran con curiosidad.

– Señor Kentin, le acaba de llegar un paquete de urgencia – Kentin me mira divertido, y abre la bolsa, encontrándose con todo un arsenal de galletas – Si esas galletas no son devoradas pronto, se estropearán – sentencio, solemne.

– ¿Y todo esto? – Kentin tiene un brillo en los ojos, como si le hubiese regalado una lámpara mágica, pero solo eran galletas.

– Quería agradecerte lo del otro día, y esto es lo mejor que se me ocurrió. Para que lo compartas con quien quieras – sonrío a los involucrados, que me miran desde los asientos contiguos.

– Mel, te has pasado un poco, yo estoy encantado de ayudarte – dice eso, pero acaba de abrir un paquete de galletas.

– Solo di gracias, y cómete las galletas.

– Gracias – se levanta de la silla, y me da un abrazo de oso.

– Te hace un favor, y le das las reservas de una fábrica de galletas – Rosa mira la bolsa con ¿celos? No me lo puedo creer – Ni que fuera tu mejor amigo.

– No, de hecho, le he ascendido. Kentin, ahora eres oficialmente mi mejor amigo – hago el gesto como si le estuviera nombrando Caballero, y él me sigue el rollo.

– Intentaré ser digno.

Rosa está poniendo morritos, simplemente increíble.

– Venga, no te pongas celosa, si no mi regalo "Súper tarde de Súper chicas" no tendrá sentido – me acerco un poco a ella – Y tendrás permiso para llevarme de compras.

– ¿De verdad? – parece que la ilusión vuelve a su mirada.

– Claro que sí, Priya, tú, y cualquiera que quiera apuntarse, ¿te parece? Elige el día que quieras.

Rosa se lanza a mis brazos y me da un beso en la mejilla.

– Eres la mejor. El otro día vi un vestido que te quedaría de muerte. Voy a organizar todo ahora mismo – empieza a apuntar algo muy rápido en su móvil. Yo simplemente me río al verla tan feliz.

Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora