Capítulo 38 - Fantasmas

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Desde el día del "eventus interruptus", como yo lo llamaba, me costaba relacionarme con Nath y Castiel estando Lynn cerca. Sentía que estaba molestando, que era una usurpadora. Sí, lo sé, suena absurdo, estúpido y todo lo malo que le podría pasar a alguien por la cabeza si se lo contara. No me gustaba admitirlo, pero tenía un problema. ¿Cómo narices podía sentirme perturbada por estar cerca de mis mejores amigos? Desde luego, algo malo estaba pasando conmigo. Había trenzado mi larga melena, supongo que buscando dar forma a mi frustración conmigo misma, y jugueteaba de vez en cuando con ella. Era muy difícil llevar una vida de adolescente normal teniendo una lucha interna constante y fingir que eso no estaba sucediendo.

Estaba guardando cosas en mi taquilla cuando oigo cerca una conversación. Al girar, me encontré a Lynn acompañando al Señor Farrés, el nuevo profesor de Geografía e Historia. Es cierto, hay tantos personajes por llegar.

– ¿No te da la sensación de que tiene ganas de echar a correr? – me pregunta de forma sorpresiva Castiel, que se las había apañado para estar a mi lado sin que me diera cuenta.

Observo al profesor tras oír su comentario. Se le veía francamente temeroso por cualquier cosa que viera a su alrededor.

– Puede que tengas razón – le respondo pensativa – pero seguro que es majo.

– Es un profesor, Mel, sigue siendo el enemigo – dice Castiel como si fuera una verdad universal.

Se me escapa una pequeña risa. Hacía tiempo que no me reía con él, lo echaba de menos, ojalá pudiese seguir como antes, pero algo me lo impedía. Cuando me percato de ello, mi risa se desvanece. Le miro titubeante, pero no salen palabras de mi boca.

– ¿Qué te pasa? – la pregunta me pilla con la guardia baja – ¿Te da envidia? ¿quieres enseñarle el instituto tú?

Suspiré algo aliviada.

– Uy, sí, qué ganas tengo de volver a hacer el recorrido por el instituto otra vez – intento adoptar un tono casual, casi de broma – Creo que por una vez que no sea yo o Nath quienes enseñemos el instituto, no se va a morir nadie.

– ¿En serio? Y yo que pensaba que te encantaba ser la chica de los recados de los profesores y alumnos – noto que lo dice de broma, pero no me pasa desapercibido un punto de seriedad en su respuesta – Como siempre te metes por todas partes como una "heroína", sin importar que puedan hacerte daño.

– No siempre me gusta ser ese tipo de persona – ahora no había ni un atisbo de broma en mi voz – Pero a veces no me queda más remedio.

– Siempre hay elección – él también había dejado de bromear, y parecía estar un poco a la defensiva – No tienes que salvar a todo el mundo, y mucho menos sola. Tienes la tendencia de autoimponerte cargas sobre tus hombros que no te pertenecen.

Me miraba con intensidad, tanta que tuve que apartar la mirada.

– Puede, pero es como soy. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras alguien lo pasa mal, porque es como me gustaría que la gente actuara conmigo – sin remedio, se me pasan por la cabeza ciertos momentos de mi vida pasada. Meneo la cabeza para apartar los recuerdos.

– ¿Lo dices por algo? – pregunta con sospecha.

– No – contesto al instante. "Por lo menos, no aquí". La mirada de Castiel me quema, y no puedo sostenerla sin apartarla a los segundos. De reojo, me fijo en que Lynn ha vuelto, y mi nuevo instinto, ese que tanto odio, me dice que me vaya, y eso hago – Tengo que llevar esto a la sala de los delegados, nos vemos en clase.

Me marcho sin mirar atrás, con una sensación de pérdida que no acabo de comprender. Nada más entrar en el aula, me encuentro a Nath trabajando. En serio, esto parecía una yincana de obstáculos.

Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora