Capítulo 2 - Conociendo al delegado

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Como esperaba, Nathaniel ya estaba esperando fuera de la Sala cuando yo llegué.

– Hola – dije tímidamente al reunirme con él.

– Hola – su voz sonaba amable, pero parecía algo cortante – Me han dicho que tenemos que esperar.

– De acuerdo.

Me intenté apoyar con sutileza en las taquillas que estaban más cerca de la Sala, pero calculé mal la distancia y me di un golpe más sonoro que doloroso. Traté de colocarme lo más rápido posible, intentando recuperar la poca dignidad que me quedaba, ante la atenta mirada de Nathaniel. Su expresión era un tanto extraña, como si estuviera ¿aguantándose la risa? No quería ser descortés y reírse del terrible ridículo que acababa de hacer. Qué majo.

– Buenas taquillas ¿verdad? – dije, intentando no sonar demasiado boba. La contestación de Nathaniel fue una sonora carcajada, que muy probablemente no hubiese sonado tan exagerada si se hubiese reído directamente, en lugar de aguantarse.

– Sí, eso parece– dijo de forma entrecortada por la risa.

Gracias al lamentable espectáculo que había formado, el ambiente era mucho más distendido ahora. Cuando Nathaniel había recuperado el aliento, el profesor nos llamó y nos dejó entrar en la Sala. Nos dieron varios montones de papeles para fotocopiar, organizar y firmar, y nos dieron las llaves de la Sala de Delegados. Al llegar a la Sala, estaba vacía, ya que los delegados de otros cursos tenían otras horas asignadas. Dividimos los montones en dos, distribuimos el trabajo, y nos pusimos manos a la obra. Aunque prácticamente no compartíamos palabra alguna, me sentía bastante cómoda a su lado, y quiero pensar que él también estaba a gusto. Pero a pesar de todo, tenía que intentar sacar un tema de conversación, se acababa la hora de estar en el instituto. Así que con la información que tenía de él, me estrujé el cerebro para dar con un tema que pudiese interesarle.

– Emm – empecé, intentando llamar su atención. Nathaniel dejó de mirar brevemente los papeles para mirarme con sus ojos dorados – Ya que seremos delegados los dos, deberíamos conocernos un poco ¿no crees? Pasaremos bastante tiempo juntos, y sería un poco raro hacerlo con un desconocido.

Quise sonar casual y despreocupada, para no parecer una acosadora, lo que por cierto, era mi anterior yo. De verdad, me alegra haber recuperado los recuerdos. Nathaniel parecía pensativo, pero asintió convencido.

– Sí, tienes razón – dejó los papeles brevemente de lado – ¿Qué cosas te gustan? ¿tienes algún interés en particular?

– Bueno... – contesté, intentando parecer que estaba pensando una respuesta, cuando en realidad sabía perfectamente qué quería decir – Pues me gusta mucho leer – Nathaniel ensanchó los ojos en señal de sorpresa, parecía encantado – Ahora mismo estoy leyendo las novelas de Arsène Lupin.

– A mi también me gusta leer, además, he leído la saga de Lupin– cuando hablaba se notaba el entusiasmo en su tono de voz – Aunque no apruebo sus métodos, me encanta la forma en la que comete sus crímenes, con disfraces, trucos y todo eso.

– Es mi parte favorita – comenté, porque sí que es verdad que los estaba leyendo. Era de las costumbres que recuperé cuando recordé mi pasado. Leer me ayudaba a descubrir otras realidades y me hacía sentir menos rara con mi situación actual – Pero detengámonos un momento ¿cómo que no "apruebas" sus métodos? Si es el mejor.

Nathaniel alzó sus cejas ante mi tono burlón. Creí que había sobrepasado los límites hasta que me dedicó una sonrisa desafiante

– ¿Estamos ante una posible futura ladrona? Porque si estás de acuerdo con Lupin, no sé qué futuro te aguarda.

– Oye – solté, como si me hubiera ofendido – Lupin es un caballero inteligente, elegante y muy astuto, además de buena persona.

– Es un ladrón – zanjó él.

– Pero es el Robin Hood francés ¿cómo puede parecerte mal?

Estuvimos debatiendo el resto del tiempo sobre libros mientras cada uno terminaba sus papeles. Al acabar, los llevamos a la Sala de Profesores y salimos del instituto. Él se despidió de mi amablemente, antes de marcharse. Nathaniel siempre fue una persona solitaria, ya que su situación familiar le había minado la autoestima lo suficiente como para no tener confianza como para crear un vínculo con otras personas. Pero todo eso acaba cuando llega la Protagonista y se hace su amiga. Le ayudó a crear vínculos con los demás y a confiar en sí mismo. Dudo tener la suficiente capacidad para hacer todo eso, pero quiero intentar que su vida escolar sea lo más cómoda y divertida que me sea posible.

Era bastante tarde, así que cuando llegara a casa, tendría que dar explicaciones a mis padres sobre dónde había estado. Espero que la respuesta "acabando tareas de delegada" les agrade lo suficiente como para que me dejen tranquila. Al llegar a casa, mientras acababa los deberes, me quedé pensando una forma de acercarme al resto de rutas sin ser demasiado sospechosa. Entonces, tras quedarme mirando mis deberes, se me ocurrió una idea. Era un tanto arriesgada, y me llevaría más de una bronca por ella, pero era la forma más casual de hacerlo. Nadie dijo que fuese a ser fácil.

Viviendo un isekai en el Sweet Amoris // Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora