Capítulo 34: El problema de ella.

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"Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas".

Sir Francis Bacon

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En el momento en que había entregado su carta de renuncia oficial, había recuperado de inmediato el antiguo puesto que había ejercido estando en Rusia, frente a la anterior deficiencia de personal ella había estado desempeñándose como detective en terreno y, si era sincera, se había divertido y había dado su mejor esfuerzo, pero desde el momento en que su deseo de retomar su vida se había alojado en su corazón, no habíase podido negar hasta llegar a su situación actual. Nícolas le había comprendido perfectamente, después de todo, si bien no lo había manifestado abiertamente, era demasiado evidente para ella que su hermano del corazón sufría viéndola salir a terreno y perseguir a algún criminal, ¡ni pensar en lo que sentía y pensaba Mikael al respecto! Por tanto, en retrospectiva, Eowyn sentía que estaba haciendo algo que no valía necesariamente para ella, en sus visiones del futuro y anhelos guardados desde su infancia, ella se imaginaba en un cálido hogar, atendiendo a su esposo y rodeada de niños, sí, era una visión común, una imagen bastante común y ordinaria, ¿pero que le podía hacer? Desde niña no había tenido una vida común y siempre había añorado aquellas dinámicas familiares que veía al otro lado de las ventanas de los clásicos hogares familiares...

Ella quería lucir bella y encantadora como una fina dama, quería tener un bebé al acunar entre sus brazos, tener un empleo tranquilo en el cual pudiera regresar a casa y conversar de cosas triviales, alimentar a la mascota y sacarla a pasear, preparar una buena cena y abrazarse del hombre que amaba en las noches frías de invierno... Para algunos podía ser una vida aburrida, pero eso era lo que ella añoraba, quería paz y amor, quería calidez y refugio... seguridad... Y si bien Ian cumplía con los cuatro requisitos anteriores... la seguridad... Ian era tan impredecible como los elementos... como el céfiro calmo y perfumado de la primavera, como el fuego bravo y apasionado que se extiende en los bosques, como los mantos blancos y congelantes de la tramontana caucásea, como las olas brazo e implacable del océano, como el intenso y resplandeciente rayo del invierno... Con Ian todo era demasiado intenso...Con Ian todo era...

Eowyn, que ya llegaba ante la fachada de su edificio aquel día 10 de abril, bajo la luz del foco de la farola que se encendía ante la llegada de la noche, se detuvo en seco al darse cuenta del tipo de pensamientos que en ese momento le embargaba... ¡¿Por qué estaba pensando en Ian en ese momento?! Ella agitó la cabeza, se golpeó las mejillas con ambas manos un par de veces y comenzó a ascender por la escalera... Dentro de sus reflexiones íntimas... ¿por qué tenía que aparecer él? Estos juegos por parte de Ian la estaban confundiendo demasiado...

—Eowyn —dijo una voz de mujer en ese momento.

La aludida se giró y vio a Lorena Ferreira acercándose, llevaba su cabello largo y negro suelto sobre su espalda y un vestido a líneas blanco y negro, sonriéndole, alzó dos bolsas, una con pollo frito y otra con latas de cerveza.

—¿Qué tal una pijamada? —le preguntó la hundjäger.

—¿Qué pasa con Dany?

—Está con su padre.

—Entonces —Eowyn le sonrió y chasqueó los dedos—, ¡vamos con todo!

—Y nosotras que pensábamos que solo había sido nuestra idea.

La legión del Caos (Temporada 4) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora