Capítulo 30: Una cita.

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"La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar".

Thomas Chalmers

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Mikael tenía muchos negocios en el país y en el extranjero, los casinos en Las Vegas eran un ejemplo, pero en Washington en especial su mayor negocio era el parque de diversiones Six Flags el cual formaba parte del conglomerado Light Venture Capital, así que dentro de todo no encontró extraño que Tobías Sánchez le llamara, no obstante, lo que si no pudo encontrar fuera de lugar, que al llegar a aquella citación el parque de atracciones estuviera completamente vacío, en esa época del año lo normal sería que a las 8 de la noche estuviera abarrotado, no obstante, todo estaba quieto y en silencio, así que cuando llegó ante la fuente central y se preguntaba por qué el señor Sánchez no llegaba, es que las luces de en rededor se comenzaron a encender al unísono, los farolillos resplandecieron y una suave música se proyectó por los altavoces, Eowyn se giró y vio como la fuente se encendía y liberaba varios chorros de agua hacia el cielo, matizados de los resplandores multicolores... Ella abrió la boca sorprendida y admirada, todo era demasiado hermoso y al no estar abarrotado de gente, todo parecía ser mucho más nítido y mágico... Y cuando de una zona del parque se proyectaron fuegos de artificio... lo vio... Ian apareció desde uno de los senderos que desembocaban a la fuente, llevaba un traje formal... una tenida impecable... todo a la medida, como un modelo de revista... Aún si no lo quisiera, Eowyn no pudo evitar quedar boquiabierta al verlo así...

—Olya, ¿esperaste mucho? —preguntó Ian sonriendo.

—¿Eh...? —murmuró ella sintiendo que su corazón comenzaba a dar saltos en su pecho—. Sasha, ¿qué estás haciendo aquí? Tenía que reunirme con el señor Sánchez.

—Él no va a venir, fui yo el que le pedí que te llamara.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó ella sintiéndose confusa—. Podrías haberme dicho directamente que viniera.

—Si te hubiera dicho que vinieras te habrías sentido incómoda.

Eowyn abrió la boca, mas la cerró al segundo, eso era cierto, la situación entre ella e Ian estaban tan extrañas que habría cuestionado la invitación a ese lugar... aunque... ¿por qué estaba ahí?

—Ahora... —Ian carraspeó, la expresión desconcertada de la arconte ante él le había comenzado a poner nervioso... Había actuado por impulso, la encuesta y aquella invitación escondida, todo había sido movido por un pensamiento fugaz y simplemente lo había hecho, ahora no sabía si de verdad algo de eso funcionaría—. Vamos —añadió dando la media vuelta.

—Pero este lugar ya está cerrado —se apresuró a decir Eowyn.

—¿Cerrado? ¿Cuál es el problema? —Ian sonrió—. Tengo el pase gratis.

Eowyn ladeó la cabeza y, tras mirar en rededor, salió tras los pasos de Ian... y antes de darse cuenta, ya estaba en la parte más alta de la montaña rusa, aferrándose con fuerza de las barras de seguridad, miró el vacío que se hacía más y más cercano, hasta que, ya inminente, el carrito descendió por los rieles a gran velocidad... y ahí los gritos comenzaron... Mientras Ian permanecía estoico a su lado, Eowyn dejó la garganta y los pulmones en la montaña rusa, sin embargo... aquello no terminó ahí...

—Sasha... —musitó ella ahora sentada en las bancas del "barco pirata"—, creo... creo que no puedo hacer esto...

—Solo disfrútalo como lo hiciste antes —respondió Ian.

La legión del Caos (Temporada 4) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora