Capítulo 63: Una variable en el plan.

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"Nunca se sabe qué encontrará uno tras una puerta. Quizá en eso consiste la vida: en girar pomos."

Albert Espinosa

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No se había dado cuenta de lo mucho que había caminado, ni mucho menos del paso del tiempo, para cuando los sonidos y las luces de la ciudad comenzaron a llegar a él, Jackson se percató de que una nueva noche había caído. Deteniéndose, miró a su derecha notando una patrulla de policías estacionada a un costado de la acera y, a su vez a un policía de tráfico que intentaba mantener a distancia al grupo de curiosos que ya se acumulaba en rededor para ver qué era lo que estaba sucediendo. Jackson se acercó unos pasos y dirigió la mirada hacia más allá de las cintas amarillas de peligro, parecía que había ocurrido un accidente en una especie de bodega comercial... una bodega de altas paredes de ladrillo rojo y pequeñas ventanas en lo alto... Y ahí, con eso, un recuerdo se gatilló en su mente... el lugar se parecía a aquel en San Monanko...









>>En compañía del mayordomo de los Belmont, Jackson, siendo solo un niño, avanzó por sobre la nieve hasta detenerse ante la tapia de aquella bodega, le observó detenidamente hasta que, tragando saliva, decidió avanzar, cruzar el antejardín nevado y asomarse al interior de la construcción, cuando ya había llegado hasta la zona que había sido calcinada por el incendio, sus ojos se habían llenado de lágrimas y sus manos hormigueaban...

>>—¿Fue Shaoran... realmente encerrado en este lugar...? —preguntó en un hilo de voz—¿Él... quedó aquí porque... yo lo abandoné en este lugar...? ¿Él pasó por eso... por mi culpa...?<<











Jackson se estremeció... sintiendo un dolor agudo en la garganta y en el pecho, comenzó a retroceder mientras los ojos se le llenaban de lágrimas... ese recuerdo... según ese recuerdo...

—No... eso no puede ser... —murmuró—. No...

Meneando la cabeza de un lado para otro, no pudiendo creer lo que sus memorias le decían a gritos desgarradores, dio la media vuelta y echó a correr con todas sus fuerzas hasta que, en medio de su tormento, quedó estático en medio de la calle... los autos se detuvieron de golpe para no atropellarlo y las bocinas sonaban con estrépito... y él... simplemente, estaba ahí, envuelto en su propia culpa...










Alejando al fin los ojos de la superficie de su té de manzanilla, Olimpia Belmont terminó por mirar hacia la ventana... Cansada y agobiada, suspiró profundo mientras apretaba los labios por intervalos... Había visto llegar a su hijo hacía media hora atrás en un estado de alteración, no había querido preguntar nada... había pensado que se trataba de lo que con su esposo le habían hablado en la mañana, no obstante, ahora cuando una sirvienta aparecía a la carrera y le anunciaba que algo estaba pasando, Olimpia supo que había algo más... De esa manera, dejando la taza a un lado, corrió hacia el dormitorio de Jackson y ahí le encontró... había volcado los muebles y desparramado los libros en todas direcciones... estando su hijo ahí, sentado en el borde a los pies de la cama e inclinado hacia adelante mientras ocultaba el rostro entre las manos...

—Jackson...

—¿Por qué no me dijiste la verdad...? —preguntó entonces débilmente él. Tras bajar las manos, Jackson se giró lentamente hacia su madre—. ¿Por qué decir la verdad después de todos estos años?

La legión del Caos (Temporada 4) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora