Capítulo 46: Nuestros hijos. Parte III.

366 24 30
                                    

•• <<────≪•◦✧❁✧◦•≫────>> ••

"Mientras tratamos de enseñar a nuestros hijos todo acerca de la vida, nuestros hijos nos enseñan de qué trata la vida".

Angela Schwindt

•• <<────≪•◦✧❁✧◦•≫────>> ••









Sede de Sion distrito sur (miércoles 30 de abril – 11:30 a.m.):

—Lo siento... —dijo Gustavo.

Ian, sentado tras su escritorio en el interior de su oficina, bajó la mirada hasta aquel informe de caso... Sinceramente no era algo de lo cual se sorprendiera, sujetos así, de esa calaña, constantemente terminaban recibiendo esos estúpidos beneficios... Dinero, poder, influencia, este mundo en gran medida funcionaba así, por tanto... ¿para qué sorprenderse...? Es solo que... no podía evitar sentirse molesto...

—¿Ian...?

—Estoy bien —asintió el aludido poniéndose de pie, cogiendo su mochila, introdujo en ella su libreta de bosquejos y aquel viejo walkie-talkie ante la mirada atenta del lobizón, tras eso se encaminó hacia la puerta de salida—. Gracias, Gustavo.

El lobo se mordió el labio inferior, suspiró luego y abandonó la oficina también deteniéndose en lo alto de la pequeña escalera metálica, así cuando Ian abandonaba la sala de Casos sin Resolver, Masao y Nícolas que simulaban revisar algunos archivos, se enderezaron también y miraron con preocupación hacia el pasillo. Tras unos segundos el dhampir dejó su lugar y caminó hasta donde Gustavo ya bajaba las escaleras.

—¿Qué sucedió...?

—Los chicos que atacaron a Alphonse, Leon y Ángelo Raymonde... Todos fueron liberados esta mañana por falta de pruebas para acusarlos de un delito mayor, al final solo les impusieron una sanción leve y salieron bajo fianza.

—¿No habían cámaras de grabación...? —preguntó Nícolas.

—Para cuando fuimos a buscarlas... ya no había nada —Gustavo suspiró y volvió a mirar hacia el pasillo—. Me preocupa Ian... La mirada que tenía esa noche...

—¿Qué pasa...?

—Esa mirada... era la que tenía la noche en que perdió a Aurora... —el lobizón respiró hondo y se llevó la diestra al cuello, tras unos segundos soltó una pequeña carcajada incrédula—. Vamos, estoy siendo paranoico...

Masao le miró y luego apretó los puños... Pero... el Ian de aquel entonces era diferente al Ian de ahora...










—Blackfield —habló Li Chen apareciendo desde una esquina de un pasillo cargando un grupo de carpetas, el aludido le miró y, antes de que el nian alcanzara a decir algo, le interrumpió.

—Iré al hospital a ver a mi hijo.

El comisario cerró la boca, Ian había pasado por su lado sin mirarle ni detenerse, simplemente había seguido adelante a grandes zancadas en dirección al hall del 12vo piso, entonces Li, carraspeando, asintió y siguió adelante hacia su propia oficina.

—Claro... los hijos son prioridad... —murmuró—. ¡Oh! Señorita Ivanovica, los docume...

—Necesito hablar con el teniente Blackfield —repuso Eowyn pasando por el lado del nian a gran velocidad.

—Claro... El teniente es prioridad —el nian chasqueó la lengua y retomó su camino hacia su oficina.

Ian presionó el botón del elevador, como ya la maquinaria había estado en los pisos superiores, el contador mostró su descenso a los segundos, las puertas se abrieron y él ingresó, pero en cuanto las puertas se cerraban, una mano se interpuso y estas se volvieron a abrir, Eowyn ingresó y se paró a su lado muy recta, entonces él estiró la diestra y presionó uno de los botones en el panel, el elevador se detuvo, Ian se giró, cogió una muñeca de Eowyn y jaló de ella atrayéndola hacia él en donde la abrazó, bajando la cabeza, hundió el rostro en el hueco que quedaba entre el hombro y el cuello de la arconte.

La legión del Caos (Temporada 4) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora