La legión del Caos (Temporada 4) [Eldarya]

Especial de Navidad: El túnel maldito. Parte I.

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"Las almas ruines sólo se dejan conquistar con presentes".

Sócrates

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Oh, blanca Navidad

Sueño

Y con la nieve en derredor

Blanca es mi quimera

Y es mensajera

De paz y de puro amor

Él respiró hondo y, alzó lentamente el teléfono, el tono navideño que había puesto para los mensajes acababa de dejar de sonar y el contenido del mismo se desplegaba en la pantalla... Era un dolor de cabeza, ¿qué se supone que respondería a ello...? Sus amigos le esperaban para esa reunión y él, ahí... se encontraba en medio de ese problema...

Sabía que... por moral y ética, había una sola cosa que podía hacer... tras ver ese mensaje había abierto el teclado y los números de emergencia se venían a su cabeza, no obstante, sus dedos no reaccionaban... Y sucedía que todo parecía ser muy simple aún si no dejaba de ser escalofriante; y es que él aún tenía muchas cosas qué hacer... no quería arruinar su vida a causa de un accidente, por lo que, si hacía esto de esta manera, seguro que pensarían que él había caído por accidente...

Sí, eso es lo que haría... Por lo que él, guardando el celular, comenzó a ascender por la pendiente hasta el camino. Por otra parte, aquella mujer de rojo, sentada en una rama, sonrió sin dejar de mover los pies en el aire.

"Eso es, ¿por qué arruinarte por un accidente?"

Y ella se desvaneció siendo coreada por los graznidos de los cuervos en la cercanía.

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Universidad de Solomón – Biblioteca (sábado 19 de diciembre -11:13 a.m.):

—¡Hola, Leon! —exclamó ella acercándose a ese espacio entre la biblioteca y el corredor exterior, aún si el pleno invierno ya se sentía por todas partes sumada a la gran cantidad de nieve que ya se acumulaba en los patios, no fue extraño encontrar a Leon en ese rellano oculto de todos, inclinado sobre un saliente de cemento y completamente dormido—. Escuché que tenías una charla hoy, ¿y ya estás echándote una siesta?

Removiéndose en su lugar, Leon, terminó por alzar el rostro del hueco que había formado entre sus brazos, ante él había una chica esbelta y alta, lucía un abrigo blanco y un ushanka en la cabeza, su cabello era un matiz de bisos rubios y almendrados, su piel ligeramente bronceada y unos relucientes y grandes ojos color turmalina, su acento ruso dejaba en evidencia su nacionalidad, aún si eso era algo que él no necesitaba, puesto que a Anya Pavlova la conocía desde hacía mucho tiempo atrás... Partiendo por el hecho de ser la hija de una de las mejores amigas de Eowyn...