Capítulo 57: Lo mejor para ti.

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"El amor no conoce su propia profundidad hasta la hora de la separación".

Kahlil Gibran

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Cuando la alarma del celular sonó, Vincent le apagó con un movimiento pesado de la diestra y, aún con los ojos entrecerrados, bostezó largo al tiempo que alzaba los brazos al cielo... Después de ello se sentó con pereza y miró en rededor... ¿dónde estaba...? Ah... sí, era la casa en la cual vivía Fleur... Vincent sintió una cosquilla en el vientre y miró las colchas sobre sus piernas, las tocó con suavidad y, lentamente, las volvió alzar para aspirar su aroma... Olía como ella... Avergonzándose ahora por aquel pensamiento y actitud, Vincent decidió levantarse, ponerse las pantuflas y acomodarse el cabello con los dedos mientras se dirigía al baño; ya aseado y presentable, avanzó hasta la sala sintiendo los primeros vestigios del hambre, lo primero que vio al llegar ahí fue a Satella Delacroix; aquella mujer de blancos cabellos estaba acuclillada junto a las ventanas de la sala mientras acariciaba el lomo de Mary-lu, la cual movía la cola con alegría al tiempo que comía su alimento, aquella arconte elevó la mirada hacia él y alzó la otra mano en un saludo, Vincent le respondió sintiéndose un poco avergonzado, ahora que lo pensaba, había aceptado venir ahí sin preguntar siquiera qué pensaban las compañeras de piso de Fleur, pero por lo visto no tendría problemas con aquella arconte, por lo que había entendido, Trish había decidido mudarse, por eso habían tenido una habitación libre para Enola, además que... Un momento... ¿Enola...? Vincent se giró en el acto y ahí la vio, la muchacha, ya con el uniforme del instituto puesto, miraba atenta hacia un punto a su derecha, para cuando Vincent avanzó unos pasos hacia la mesa, la adolescente se giró hacia él y le sonrió divertida, para luego apuntar hacia la cocina...

Satella dejó de acariciar a la border collie y se acercó al tiempo que cogía al paso su taza con leche, y mientras comenzaba a ponerle los 13 cubitos de azúcar rubia, miró de soslayo al nuevo habitante de esa casa... Y ahí notó una pequeña manchita oscura de piel en la base posterior de su cuello... ¿Esa no era la clásica mancha de nacimiento de un Caso Especial...? Pero... ¿por qué en él se veía tan borrosa...?

—¡Wow! Qué delicioso se ve todo eso —comentó entonces Vincent acercándose entre Fleur y Celes—. Estaba curioso por cómo se movían todos aquí, pero veo que lo hacen bastante bien —él miró a su derecha, Fleur estaba preparando un hermoso y grueso bistec, y a su izquierda, Celes realizaba un clásico pero bien atractivo desayuno de leche, avena, miel y frutos secos—Hace mucho tiempo que no como algo que no haya sido hecho por Enola...

—Esto no es para ti —respondió Fleur alzando finalmente el trozo de carne y dejándolo en una fiambrera térmica en la cual ya habían vegetales salteados y arroz, tras tapar el recipiente, lo alzó y se lo entregó a la sonriente Enola.

—¡Muchas gracias! Esta es mi primera vez llevando un almuerzo hecho en casa —sonrió la muchacha abrazando la lonchera, para cuando Celes le dejó el pote con las gachas, la chica añadió—. ¡Muchas gracias! Esta es mi primera vez comiendo un desayuno perfectamente equilibrado.

—Pft... lamento no ser bueno en la cocina... —murmuró Vincent cruzándose de brazos y viendo como la adolescente comenzaba a comerse su comida casi arrojando chistas a su rededor de alegría.

Unos segundos después hacía su intervención Satella.

—Ya estamos a la hora para ir a la escuela, ¿nos vamos?

La legión del Caos (Temporada 4) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora