Capítulo 45: Nuestros hijos. Parte II.

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"El amor auténtico se encuentra siempre hecho. En este amor un ser queda adscrito de una vez para siempre y del todo a otro ser. Es el amor que empieza con el amor".

José Ortega y Gasset

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Sede de Sion distrito sur – azotea (martes 28 de abril – 09:45 p.m.):

Accionando solo una vez el zippo, acercó la llama a la punta del cigarrillo y aspiró profundo, tras eso bajó la mano con lo cual lo sostenía y, mientras guardaba el encendedor en uno de los bolsillos delanteros de su pantalón, Ian dirigió la mirada al frente; las luces de la ciudad no permitían ver bien las estrellas, solo algunas se apreciaban bien elevada la visión y las cuales titilaban en compás con las luces de los aviones comerciales.

Sintiéndose cansado en más de un sentido, sosteniendo el cigarrillo entre los labios, apoyó los codos en la baranda de seguridad de la azotea y se inclinó sobre ella manteniendo la espalda horizontal, sintió los músculos y los huesos estirarse. Mantuvo esa posición hasta que volvió a enderezarse percibiendo un ligero alivio en su tensión física, después de otros minutos más dedicándose a observar la lejanía, escuchando los sonidos de los vehículos, la gente y animales urbanos, terminó por alejarse de las barandas metálicas y retroceder por el jardín hasta una de las bancas. Como muy pocas veces aquella azotea ambientada con jardines de suculentas, setos, flores, cipreses medianos, arena y piedras que buscaban simular un estilo oriental y sustentable, estaba silencioso y tranquilo debido a que ningún otro agente parecía haber decidido pasar el rato en el lugar, eso lo agradeció, apoyando las manos a sus costados en la banca, alzó el rostro y cerró los ojos, sinceramente no sabía bien como se había mantenido... estable... desde la noche anterior..., pero había llegado al punto en que era consciente en que no tenía otra alternativa, aún si el fuego le ardía en las venas, aún si quería gritar, llorar o golpear, estaba consciente de que no debía ceder a ello... aún si tenía al Último Muro tal como una maya de seguridad a la espera del trapecista que avanzaba por la cuerda floja, había decidido que era hora de hacerse cargo de sus emociones... Amaranta había significado muchos momentos dolorosos en la vida y ya no estaba dispuesto a darle más poder... ya no más...

—Aun así no estoy seguro de lograrlo... —murmuró abriendo los ojos, inclinándose hacia adelante, cogió su cigarrillo con la diestra y liberó una bocanada de humo, tras eso se quedó mirando fijamente el punto incandescente en el extremo—. ¿Si quiera puedo con esto? —él se llevó la otra mano a la cabeza—. Si hubiera una respuesta a ello...

La puerta de la azotea se abrió lentamente, con su cartera colgando de un brazo y un café americano con jarabe de Avella en la diestra, Eowyn dirigió la mirada hacia la zona este del lugar, avanzó por el sendero y cruzó la pagoda con la cual se encontró y, ahí, tal como le había dicho Gustavo, Ian se encontraba en una pose tan disminuida que era igual como si cargara con una tonelada de rocas en la espalda... La noche anterior Ian había dormido en su departamento, tras haberse mostrado tan vulnerable, tras haberle confesado sus miedos, Eowyn le había guiado hasta su residencia y dejado descansar en el lugar, al día siguiente Ian se había levantado temprano, se había mostrado bien aun si preocupado, pero a pesar de la angustia de Eowyn, ella le había dejado ir para regresar al The Palace, ver a los chicos y luego cumplir con la promesa de llevar a Yennefer al Aurus y Jared al instituto, no obstante, aún si durante el día le había visto trabajar con profesionalismo, en conversaciones fugases de pasillos con Masao y Gustavo habían dejado en claro que Ian estaba en medio de un tormento... Con tantas cosas sucediendo en tan poco tiempo, ellos temían que Ian no fuera capaz de resistir... y ellos no sabían muy bien cómo ayudar... En esos momentos, lo único en lo cual Eowyn había podido pensar en hacer era llevar aquella bebida...

La legión del Caos (Temporada 4) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora