La legión del Caos (Temporada 4) [Eldarya]

Capítulo 42: Día de prueba.

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"El pasado no está en el pasado. Siempre nos acompaña. En nuestra historia. Nuestros cerebros, nuestra sangre".

Don Winslow

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Y entonces él finalmente giró el rostro, Eowyn sintió que recuperaba un poco el aire, pero aquella presión aumentó cuando le vio dejar caer los documentos sobre el escritorio y ponerse de pie, al segundo ya le miraba de nuevo con seriedad.

—Olya...

—¿Sí...?

—Al mediodía me dijiste que nunca te confundiera de nuevo...

—Eso fue... —murmuró ella bajando la mirada.

—Yo... quiero confundirte...

—¿Qué...? —Eowyn elevó sus pupilas hacia él crispando las manos sobre sus muslos, su corazón había comenzado a sacudirse como nunca... o quizás, más bien, como hacía tiempo... Ahora su corazón era completamente libre—. Eso fue...

Y entonces Ian se inclinó sobre ella, apoyó las manos en los descansos de la silla y comenzó a acercar su rostro... Eowyn no pudo moverse y, al final, sin poderlo evitar, se encontró cerrando los ojos, sintiendo como la distancia se reducía, percibiendo la respiración de Ian sobre sus labios...

>>—¡Por favor no hagas esto! —gritó una voz de niño.

>>—Niño pequeño —dijo aquella mujer de rojo avanzando hacia él, extendiendo sus manos hacia él... clavando sus ojos en él a través de su rubio y enmarañado cabello—, por favor, mírame...

>>—¡No!<<

Y entonces Ian, quién había cerrado los ojos, abrió los párpados de golpe y empujó la silla desde los descansos a los costados... pero eso también hizo que Eowyn que estaba sentada en él se deslizara por la suave pendiente que ascendía hasta la zona del escritorio y terminara chocando el respaldo de la silla contra las repisas ubicadas a un costado de la oficina del CEO... No podía ser... ¡Había empujado a Eowyn! Y en completo pánico, Ian vio como ella se giraba hacia él de golpe clavando en sí sus ojos grises, ahora tan afilados y helados como un témpano de hielo... Y en ese momento no tuvo ninguna duda de por qué le habían apodado Zheleza dentro de las fuerzas especiales... en ese mismo momento era una letal daga de acero...

—Olya... ¡Olya! —exclamó Ian corriendo hacia ella—. Olya, lo explicaré, puedo explicarlo... Esto es...

—Lo acabo de recordar —dijo ella en un tono de voz profundo apretando los descansos de la silla con fuerza con sus manos—. Acabo de recordar quién eres y qué tipo de persona eres.

—¿Qué quieres decir...?

—Eres un narcisista que solo se ama a sí mismo, crees que todos los demás son solo un fondo. "¿Cómo te atreves a pensar en tenerme a mí?", eso es lo que acaba de pasar por tu mente. Es por eso que me empujaste, ¿no es así? —Eowyn soltó un resoplido mezclado con una breve carcajada de hastío.

—Olya... estás equivocada. No es así.

—Ian Blackfield, ¿sabes qué más? Si alguien me preguntara cuando tuve mi primer beso memorable, tendría que elegir entre un niño llamado Ivan Vinográdov que me besó como una broma en el jardín de infantes y este. ¡Y cómo has de entender, no es memorable en el buen sentido de la palabra!