Capítulo 6

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La luz del sol me despierta. Abro los ojos lentamente.

Veo mi teléfono y veo que tengo mensajes de Lucas. Por Dios, este hombre no se rinde, no entiende que NO lo voy a perdonar. Lo que hizo es imperdonable, debería darle vergüenza. No solo me mintió a mí, también le mintió a su esposa, me alegro que lo haya dejado, un hombre como él, no vale la pena.

Dejo mi teléfono en el buró. Me levanto a ver si ya están despiertos mis angelitos.

Voy a su habitación y aún siguen dormidos. Sonrío al verlo dormir, se ven tan tiernos. Cierro la puerta y voy encargar el desayuno.

Este llega y lo recibo. Solo falta esperar a mis niños para que nos pongamos a desayunar. Alisto el desayuno.

—Buenos días mami—dicen mis angelitos.
—Buenos días mis amores—sonrío—el desayuno ya está listo.

Asienten y nos ponemos a desayunar.

—Hoy conoceremos a papi—dicen emocionados.
—Si mis amores—les contesto sonriendo. Aunque no les puedo mentir los nervios me invaden.
—Yo ya tengo listo mi dibujo—dice con emoción mi princesa.
—Y yo mi medalla—dice mi príncipe también emocionado.

Me alegra verlos felices.

—Bueno, pues hay que acabar de desayunar, nos bañamos y después nos vamos a ver a su padre—les digo y asienten.

Terminamos de desayunar. Levanto la mesa. 

<<Hoy es el gran día>>digo en mi mente.

<<Tú puedes, Leticia>>me repito muchas veces.

No es fácil saber que hoy es el día en que vas a reencontrar con tu ex y padre de tus hijos. Millones de sensaciones viene a mí. Los recuerdos vienen a mi mente. Recuerdos de como nos conocimos y todo lo que pasamos.

Pero me mantengo firme y debo estarlo. Por mi bien y el de mis niños debo estarlo. Lo primero que le dejaré en claro a Adrien es que no quiero que su prometida trate mal a mis niños, eso no se lo voy permitir. Si yo veo que les hace mala cara o les dice algo que los lastime, no respondo. No voy a permitir que nadie, NADIE lastime a mis pequeños.

Ellos son todo para mí.

Pero bueno, no voy adelantarme a los hechos. Voy a pensar positivo y todo estará bien. Los niños y yo nos vamos a dar una ducha para después ir a ver a su padre.

Terminamos de ducharnos y nos arreglamos. Suena mi teléfono. Lo tomo y contesto.

—Bueno.
—Leticia, mi amor, tenemos que hablar—me dice Lucas.

Por Dios este hombre no se cansa. No le queda claro que ya no quiero saber de él. Lo nuestro terminó y debe aceptarlo.

—Lucas, ya te dije que no quiero saber de ti, lo nuestro se ACABÓ, entiéndelo—le digo cansada.

Estoy harta de su insistencia. Quiero que me deje ya en paz.

—No, tú y yo tenemos que hablar, no acepto que lo nuestro haya terminado, voy a recuperarte—me asegura.
—Pues pierdes tu tiempo, YO ya no voy a volver contigo—le digo molesta.
—Eso está por verse, tú eres mía—me dice de una manera obsesiva, que hasta me da miedo.
—Olvidate de mí y déjame en paz—le cuelgo molesta y algo asustada.

Tengo miedo que atreva hacerme daño a mí o a los niños. Eso sí no lo voy a permitir. No voy a permitir que les haga daño, primero muerta antes de que los toque. Tengo que poner cuanto antes una orden de restricción contra él. Puede ser peligroso y no sé de lo que sea capaz.

—Mami, ya estamos listos—dicen mis pequeños.
—Vamos mis amores—sonrío y trato de olvidarme de Lucas. Él no va a lastimarme, jamás se lo permitiré.

Salimos. Tomamos un taxi y vamos a la empresa Fournier.

Mis niños van emocionados. Están felices por fin van a conocer a su padre en persona. No se como lo vaya a tomar Adrien.

—Mira Adriana, es la empresa de papi—le dice mi niño a su hermana cuando el taxi se detiene. Indicándonos que ya hemos llegando.
—Woooow—dice mi pequeña asombrada—es muy grande, mami, ¿Papi es el dueño de todo eso?—me pregunta aún sin poder creer.
—Si mi amor, tu papi es dueño de todo eso—le contesto.
—Woooow—contesta aún impresionada.

Bajamos del taxi.

<<Aquí vamos>>digo en mi mente.

Suspiro y me armo de valor. Todo va a salir bien.

Caminamos y entramos a la empresa. Hay mucha gente trabajando. Camino con mis niños tomados de la mano.

—¿Leticia?—dicen. Yo volteo—oh por Dios, eres tú—dice emocionada Solet. Camina hacia mí y me abraza—no puedo cree que estés aquí.
—Hola—le contesto abrazándola.

Estoy feliz por volverla a ver después de tres años. Ella fue mi mejor amiga en el tiempo que estuve aquí. Estoy muy agradecida con él.

—No puedo creer que estés aquí—me dice aún sorprendida al verme.
—Pues aquí estoy—sonrío.
—Mami, ¿Quién es ella?—me preguntan tímidos mis pequeños.
—¿Mami?—dice Solet mirando a mis niños—¿Son tus hijos?—me pregunta.
—Si, son mis hijos y...de Adrien—le confieso.
—¿De Adrien?—me pregunta sorprendida. Asiento.
—Oh por Dios—dice emocionada—yo soy su tía Solet—se presenta con mis niños.
—¿Tía Solet?—le pregunto sorprendida.
—Si, Bastian y yo estamos casados—me dice feliz.
—Oh por Dios, felicidades—digo feliz por ella.

Al menos ella si cumplió su sueño de estar con Bastian, el hombre que ama y me alegro por ella. Ambos merecen ser felices.

—Gracias—sonríe.
—¿Y que ha sido de tu vida?—le pregunto. Quiero saber cómo ha estado.
—Bien, hace un año Bastian y yo nos casamos por el civil y ahora tenemos una linda niña, se llama Hanna, quiero que la conozca—me contesta.
—Por supuesto, tengo que conocerla.

Definitivamente estoy muy feliz por mi mejor amiga. Me alegro que Bastian y ella estén juntos. Hacen una hermosa pareja y que bien que ahora tiene una hermosa niña.

<<Ellos si pudieron cumplir el sueño que Adrien y yo quisimos>>digo en mi mente.

—Si y ahora Adrien tiene que saber sobre los niños—me mira.
—Si, por eso estoy aquí—le contesto segura.

Por ellos estoy aquí.

Mis niños merecen conocer y convivir con su padre.

<<Piensa positivo Leticia, Adrien aceptará a los niños, ten fe>>me repito para darme ánimos.

Dulce Tentación De Vuelta a Mi ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora