Capítulo 7

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—¿Sabes que está comprometido?—me pregunta mirándome.
—Si—le contesto asintiendo—pero no te preocupes, no vengo a reconciliarme con él, lo único que quiero es que conozca a mis hijos, que él esté presente en sus vidas.
—¿Segura?—me pregunta.
—Segura—le contesto—si estoy aquí es por mi hijos y nada más, yo juré que no volvería, pero ellos quieren conocer a su padre y eso no se los puedo negar.
—Tienes razón—me contesta. Solo quiero que quede claro que no vengo aquí con el hecho de reconciliarme con él. Él ya está comprometido y es feliz.

Seguimos platicando. Le cuento que estaba casada, pero todo se fue al diablo. Ya que "mi esposo" ya estaba casado y yo solo fui la amante. Le cuento lo avergonzada que me siento al saber que era la otra, no tengo cara para ver a la esposa de Lucas. Me siento tan mal, pero me alegro que haya dado cuenta y lo haya dejado. Ella y yo no nos merecíamos que Lucas nos hiciera eso.

—Es un imbécil amiga, no vale la pena—me dice Solet molesta.
—Lo sé, por eso lo dejé en cuanto me enteré, ya hice el trámite de anulación de matrimonio, no iba a seguir viviendo en una mentira, mi matrimonio no era verdad—le contesto con algo de tristeza. No puedo mentir que me dolió lo que Lucas me hizo. Yo creí que él era por fin el indicado...que con él está vez si sería feliz.

Pero...

Pero la realidad fue otra. Me llevé una gran decepción, todo fue una mentira. Nuestro matrimonio fue eso, una mentira.

Creí en él y miren como me pagó.

—Ya verás que encontrarás a alguien que valga la pena, alguien que te ame de verdad, como tú te mereces—me dice Solet.
—Lo sé, pero por lo pronto me dedicaré a mis hijos, ya con el tiempo se sabrá.

Aún no pierdo la esperanza de encontrar a alguien y ser feliz, tal y como me lo merezco.

—Adriana—le dice mi niño a su hermana.
—Dime—le contesta mi pequeña.
—Ese es papi—le señala.
—Si—le contesta— ¡Papi!—gritan al mismo tiempo y corren.

Solet y yo volteamos a ver.

No puede ser...

Es él, por Dios, está guapísimo.

Los niños lo abrazan y él los mira confundido.

Sonrío al ver la escena. Se ven tan tiernos.

Solo espero que Adrien no los rechace.

Caminamos hacia ellos.

—Niños—los llamo y Adrien voltea.
—¿Leticia?—pregunta sorprendido. No lo puede creer.
—Hola, Adrien—le contesto.

Mira a los niños.

—¿Son tuyos?—me pregunta sobre los niños.
— Son nuestros—le contesto.

Adrien abre los ojos de la impresión. No puede creer lo que le dije.

—¿Nuestros?—me pregunta mirando a los niños. Los cuales aún lo tiene abrazado.
—Si, papi, somos tus hijos—contestan mis angelitos.
—Yo me llamo Adrián—le dice mi niño.
—Y yo me llamo Adriana—le contesta mi niña.

Él sigue sin poder creerlo.

—Vamos Adrien, no te quedes callado, dí algo—le dice Solet.
—Yo...yo no sé que decir—contesta aún en shock. Me lleno de pánico, no quiero que mis hijos se lleven una decepción. Son muy pequeños para entender.

Lo único que quiero es que los acepte, que esté en sus vidas. No busco reconciliarme con él.

<<Eso ni tú te la crees, mamacita, no me vas a negar que ahora que lo volviste a ver, volvieron los sentimientos que sentías hacia él>>me dice mi subconsciente.

Dulce Tentación De Vuelta a Mi ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora