Capítulo 51

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DÍAS DESPUÉS

Adrien y yo no hemos vuelto hablar, parece que ya quedó todo entendido entre nosotros. Lo nuestro ya terminado y es lo mejor, no puedo seguir a su lado después de lo que pasó.

No puedo creer que me haya hecho eso, que haya intentando asesinarme, para irse con su amante y quedarse con mis hijos. Eso es algo que no logro asimilar, el hombre que amo intentó dañarme.

Todavía me duele, pero tengo que seguir con mi vida. Mi padre al enterarse se molestó e inmediatamente quería que yo lo demandara y que le negara ver a sus hijos. Pero eso es algo que yo no puedo, los niños lo adoran—aunque no se lo merezca—y yo no puedo hacerles eso.

Alejandro ha sido mi apoyo estos días y no saben lo cuál agradecida estoy con él. Ha sido mi luz en medio de la oscuridad, el cual no me ha dejado sola y está ahí apoyándome en todo momento.

Yo trabajo en el convento, poco a poco me voy adaptando a mi vida, sigo llendo a las terapias y estás me han ayudado, pues poco a poco voy recordando cosas. Así que prácticamente estoy volviendo hacer yo, otra vez y eso es algo que me pone muy pero muy feliz.

—Así que terminaste con Adrien—me dicen y volteo. Estoy terminando de revisar algunos trabajos de los niños.
—¿Quién es usted?—le pregunto a la mujer  con curiosidad. No la conozco pero no me da buena espina.
—Me llamo Salomé Bautista y soy tu peor pesadilla, no voy a descansar hasta verte pagar haberme quitado a Adrien—me dice con odio.

No cabe duda está mujer me odia.

—Por mí, puede quedarselo, él y yo no somos nada—le contesto seria.

Yo ya no tengo nada que ver con Adrien, él y yo terminamos y está vez es para siempre. De eso estoy completamente segura, no vamos a volver así que cada quién hizo su vida.

—Pobre estúpida, él solo te usó, quiso deshacerte de ti y quitarte a tus hijos—me dice con burla.

Lo cual no me gusta nada y hace que me enfade, ella no es nadie para venirse a burlar de mí y además ni la conozco y que bueno.

Le voy a contestar, pero soy interrumpida.

—En eso te equivocas Salomé, yo jamás la lastimaría de esa manera—le contesta Adrien, me mira.

Yo no lo miro.

No quiero verlo, la verdad no sé que hace aquí.

—Adrien querido, deja de mentir, acepta tus pecados de una vez por todas—le contesta burlona Salomé.
—Aquí el único pecado que he cometido es amar como un loco a esta mujer y no me arrepiento de eso—le contesta y siento su mirada.
—Vaya que romántico—le dice riendo, parece divertirse con esto—pero sé que eso es mentira.
—Te equivocas Salomé, yo a Leticia la amo y la amaré siempre, ahora vete—la mira serio.
—Nos vemos—sonríe y se va victoriosa.

Yo suspiro y sigo con lo mío, trato de ignorar lo que esa mujer dijo y que Adrien está aquí.

—Tenemos que hablar, no podemos seguir así —me contesta.
—Creo que ya todo quedó claro entre nosotros y agradece que no te haya demandado y quitado ver a los niños—le contesto seria.
—Descubrí quién fue el que te lo dijo—me muestra una foto. Yo la veo y efectivamente ese es el hombre—¿Es él?—me pregunta y yo asiento—ese hombre es tu expareja, él te engañó, se casó contigo, estando casado, tú lo descubriste antes de que vinieras a París a enseñarme a los niños, ese mismo hombre no quiere que seamos felices e intento hacerte daño, es a él al que no le debes de creer, la mujer que "supuestamente"—dice entre comillas—es mi amante, es una amiga se llama Nora, me junté con ella en ese restaurante porque te quería hacer una sorpresa para el día de nuestra boda, yo te amo y jamás te engañaría, tú y mis hijos son todo para mí, pero no te puedo obligar a estar conmigo es por eso que acepto que lo nuestro se terminó—me confiesa y toma mi mano.

Me sorprendo al ver qué me quita el anillo de mi dedo. No puedo mentir, una parte de mí me dice que no lo permita, que le crea, que él me ama de verdad y sobretodo yo lo amo.

Él logró enamorarme tal y como me lo prometió.

Una parte de mí me dice que no renuncie a él.

Él no dice nada, camina a la puerta.

Yo salgo de mi transe y lo detengo.

No le digo nada, simplemente lo beso. Me siento una estúpida al dudar de él, al creer que él sería capaz de hacerme algo así. Yo lo amo y sé que él también a mí.

Nos separamos por falta de aire.

—Te amo—le digo sin dudas y titubeos—te amo Adrien Fournier.
—Te amo Leticia Ramírez, te amo más de lo que te imaginas—sonríe y une nuestras frentes.

Sonrío y lo tomo de la mano.

Caminamos y lo llevo a una de las habitaciones.

Entramos.

—Está habitación me trae recuerdos—me dice riendo.
—¿Enserio?—le pregunto.
—Si, aquí te hice mía por primera vez—sonríe.

Lo beso y él me sigue el beso.

Poco a poco nos empezamos a quitar la ropa.

—Perdóname por ser tan estúpida y creerle a ese hombre, nunca debí de dudar de ti—acaricio su mejilla.

Me siento tan mal, por creerle a ese hombre, fuí tan ingenua. La verdad no merezco que Adrien me perdone, no ví todo lo que él estaba haciendo por mí.

—Yo te amo y jamás te engañaría, mucho menos intentaría quitarte a los niños, me dolió lo que me dijiste—me dice triste.
—Perdóname mi amor—lo beso.

Y así nos entregamos al amor, nuestros cuerpos se unen en uno solo. En cada caricia y cada beso, nos decimos lo mucho que los amamos.

Él recorre mi cuerpo con delicadeza y ternura, deja marcado su nombre en mi cuerpo. Yo disfruto y me dejo llevar.

Me entrego al amor de mi vida, al hombre que amo.

—Te amo—gimo.
—Te amo—me contesta y me besa.

Le sigo el beso y llegamos al clímax.

Caemos rendidos.

Adrien me abraza y yo a él.

Acaricio su pecho y él acaricia mi cabello, no decimos nada, solo se escuchan nuestras respiraciones.

Una sonrisa se forma en mi rostro.

—¿Por qué sonríes?—me pregunta sonriendo.
—Porque estoy con el hombre que amo—le robo un beso.
—Te amo—sonríe y acaricia mi mejilla.

Así nos quedamos un rato acostados y abrazados.

Dulce Tentación De Vuelta a Mi ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora