Maldita insolente.
Su actitud termina por agriar mi estado de ánimo, prefiriendo quedarme en la tranquilidad de mi oficina en total aislamiento.
Al menos teniendo a Anastasia, podré dedicarme a los asuntos realmente importantes y delegaré a ella todas las nimiedades. Mi mente debe volver al juego.
Cuando es la hora del almuerzo, Taylor me notifica que la señorita Steele está dejando el edificio con su hijo y los guardaespaldas, siendo seguidos por Prescott. Me parece ridículo que se niegue a compartir la ubicación del niño.
Toco el teléfono de mi escritorio y llamo a mi secretaria.
—Andrea, dile al jefe de finanzas que necesito un análisis de las ganancias y perdidas de la empresa de los últimos tres años, y del jefe de adquisición necesito el mismo reporte en el mismo periodo de tiempo.
—Entendido, señor Grey, ¿para cuando lo necesita?
—Ahora sería un buen momento.
—Oh —la escucho susurrar—. Les pasaré su indicación. Por cierto, señor Grey, su madre llamó y dijo que...
—No —la interrumpo antes de que continúe con lo que creo que va a decir—. Dile que estoy ocupado, que la llamaré cuando tenga tiempo.
No espero su confirmación, termino con la llamada y miro el móvil sobre el escritorio con al menos 10 mensajes de Grace, el último de ayer.
Todo en mi vida parece empezar a acomodarse: estoy de vuelta en la empresa, mi dinero está seguro, mi ático pronto volverá a tener el estilo de antes. Solo falta uno de mis gustos más específicos.
Mi cuarto rojo.
Mis sumisas.
Supongo que el sexo con Anastasia está fuera de discusión ahora que tiene un hijo, por lo que debería conseguir una nueva chica. Tal vez Elena podría ayudarme a reconectar con el club de Bondage al que solía ir.
Tomo el móvil y busco su número entre los contactos, luego espero en la línea a qué conecte la llamada.
—¿Christian? —mi nombre sale con un tono de incredulidad—. ¿Eres tú?
—Por supuesto que soy yo, Elena, ¿Quién carajos podría ser?
—Supe lo de tu accidente, todo el país lo supo. No sabía que saliste del coma.
¿No? Creí que Grace le diría todo, siendo ella su mejor amiga.
—Pues lo hice, y estoy de vuelta. El viejo Christian está de vuelta.
Se queda en silencio por algunos segundos hasta que una extraña risita se escucha de su lado.
—No lo sé, ¿Seguro? esa chiquilla te tenía tan envuelto en su dedo que hiciste muchas cosas que no te creí capaz, como si no fueras tú.
¿Incluso ella lo notó? No recuerdo que Anastasia conociera formalmente a Elena. Seguramente supo todo a través de mi.
—¿Ella me manipuló? —pregunto, esperando que ella llene los espacios es blanco de mi mente.
—Obviamente —se ríe—. ¿Y esos berrinches? Ni siquiera entiendo por qué quisiste regresar con ella en primer lugar.
¿Berrinches? ¿Ana podría haberme obligado a alejarme del BDSM? ¿De lo que soy?
Mi resentimiento por ella crece un poco más al descubrir otra parte de esta historia, una que nadie más habría sabido, solo Elena.
—¿Lo de volar hasta Georgia para verla? ¡Ridículo! La estúpida creyó que sentías algo por ella.
Hmm. Eso me hace fruncir el ceño, pensando. Me queda claro el motivo por el cual ella se fue, ¿Pero su regreso? ¿Se trata sobre sentimiento?
—Ella estaba enamorada de mi. —confirmo, recordando esa mirada devastada en su rostro el día que se fue.
Como si algo dentro de ella se rompiera.
—Claro que se enamoró, Christian. Eres atractivo y millonario, vió una enorme ventaja en ti. Pero ella no te podía dar lo que necesitabas.
Mierda, tengo jaqueca. Nada de esto explica cómo ella terminó embarazada de mi. Obviamente no fue una desición consciente porque conozco mi respuesta. Esto tiene que ver totalmente con ella.
—¿Te parece si cenamos el jueves? En el Mille High.
Elena responde de inmediato.
—Por supuesto que sí, cariño. Creí que nunca lo pedirías de nuevo.
Me despido de ella y agendo en el móvil nuestra cena del jueves, justo a tiempo para ver a Taylor entrando a la oficina.
—Prescott tiene el domicilio de la señorita Steele.
Al fin, malditas buenas noticias. Es momento de que esa mujer insolente entienda con quién está tratando.
Yo lo controlo todo.
—Llevame ahí, ahora.
Subo a mi auto con Jason, aliviado de que al menos Anastasia dejó de malgastar el dinero en suites de lujo para ella y sus guardaespaldas. Taylor conduce como si se dirigiera a Escala pero continúa el camino hacia la bahía.
Sobre la primera avenida.
A seis putas cuadras de Escala.
—Aquí es, señor.
Jason no tiene la oportunidad de abrir la puerta porque ya estoy saliendo del auto por mi propio pie, mirando el One Pacific Tower. Un edificio de 27 pisos, apenas tres por debajo de Escala, pero no se comparan en seguridad y lujo.
—¿Seguro? —¿Cómo mierda hizo para conseguir aquí un departamento tan rápido?
—Si, señor. Piso 24, apartamento 24-A.
Dejo que la molestia se filtre antes de avanzar con Taylor siguiéndome de cerca. La mujer Prescott se encuentra en la recepción con los guardias de turno, asiente cuando paso.
Le pido a Jason que espere con ella mientras subo en el ascensor hasta el piso de Anastasia, luego por el pasillo. Golpeo su puerta y espero a que la abra y se lleve una enorme sorpresa al encontrarme ahí.
¿Creyó que no lo descubriría?
Incrédula.
Levanto la mano para golpear de nuevo, pero el sonido de pasos me detiene. No suenan como ella, por el contrario son pesados y lentos.
Cuando la puerta se abre, la sorpresa cae en mi, que tengo qué parpadear varias veces para asegurarme que la persona frente a mi es real.
—¡Hey, Christian! ¿Qué haces aquí? —Barney abre más y puedo ver al hijo de Anastasia sentado sobre la alfombra de la sala jugando con un puto prototipo de dron térmico.
—¿Qué mierda haces tú aquí?
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Memories: El Recuerdo De Ti
FanfictionJoven. Empresario. Millonario. Sádico. Christian Grey es el amo de su universo, maestro del control y de su cuarto rojo. ¿Cómo pudo olvidarlo? ~ • ~ La historia es mía, pero los nombres de los personajes pertenecen a EL James de su Trilogía "50 somb...