Capítulo 48.

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Me tomó solo un par de segundos entender que tenía que cerrar la maldita boca y escuchar.

El equipo de veteranos de Ray lidera el camino por donde creen que huyó, siguiendo indicaciones de testigos y algunas personas en la calle. No sé qué tipo de operaciones hicieron cuando estaban en servicio, pero es claro que saben lo que hacen.

—Las cámaras del semáforo lo ubican por esta zona, intenta buscar un lugar oscuro y desolado. —lo escucho hablar con Jason.

¿A ésta puta hora? Toda la ciudad lo es.

Es cuestión de minutos para que amanezca, si queremos tener una oportunidad de sorprenderlo es ahora, aunque parece que siempre va un paso adelante.

Taylor gruñe algo más que no alcanzo a entender, luego les habla por radio a los vehículos que nos siguen antes de ingresar a una zona que parece idónea para esconderse.

—Carajo, si tan solo tuviéramos uno de esos escaners de zona, esto sería pan comido. —Ray sonríe, y supongo que se refiere a la tecnología militar—. Christian, ¿crees que tu empresa podría hacer algo así para uso civil?

Steele parece divertido. Su hija no tanto, porque frunce las cejas con molestia.

—Cuando terminemos con esto, estoy dispuesto a escuchar todas tus propuestas de negocios. —al menos aquellas que el gobierno permita.

—Y tal vez esto suene muy exagerado, pero considera poner rastreadores GPS en todos ustedes, chico. —agrega y escucho a Taylor resoplar.

—Es una excelente idea, Ray. Intente convencer a su hija primero y me encargaré de instalarlo personalmente.

Por supuesto a Ana no le parece divertido, sobre todo por la situación actual pero estoy seguro que es una pequeña distracción ante los pensamientos ansiosos. ¿Y si ya no está aquí? ¿Y si logró huir?

Mierda. No quiero pensar en eso.

Una voz se escucha a través de la radio que lleva Jason, ofrece una serie de indicaciones usando códigos y palabras clave, pero debe ser algo importante porque él y Ray se enderezan en el asiento.

—Apaga las luces. —señala Ray.

Incluso Anastasia y yo contenemos el aliento tratando de no estorbar al par de hombres que dirigen la operación. El vehículo conduce lentamente por una calle oscura que lleva a un edificio abandonado.

Abro la boca para preguntar si deberíamos pedir refuerzos o algo, pero Raymond levanta la mano y me hace callar.

—Ahí, ¿Lo escuchan? —apoya el dedo índice contra su oreja y Jason baja la cabeza—. Voces.

¿Qué?

Es absolutamente imposible que sean capaces de encontrar algo en este maldito edificio. Taylor estaciona en una zona oscura, señala a una ventana que podría jurar que está a oscuras, pero un leve resplandor me sorprende.

—Estan ahí —asegura.

—O son ellos, o un maldito indigente está por llevarse la sorpresa de su vida. —Jason revisa que el arma que lleva esté cargada antes de bajar del auto—. Esperen aquí, señor Grey.

El señor Steele lo sigue, haciendo de nuevo sus señas militares a las otras suvs para que estacionen detrás de nosotros. Aprovecho el momento para mirar a Anastasia que luce igual de confundida que yo.

—Creo que deberíamos ir con ellos —sugiere.

—También lo creo, pero no es seguro para ti. Quédate aquí.

Trato de hacer el menor ruido posible cuando tiro de la manija y bajo de la suv, viendo a los jubilados ex marines desplegarse como si fuera una puta película de acción de gran presupuesto.

Taylor levanta el puño y con la otra mano señala, siendo eso algún tipo de código para que ellos se separen en dos grupos y rodeen el edificio. Solo cuando camino unos metros detrás de ellos es que puedo distinguir el lejano llanto de un niño.

Mi hijo.

—¡Ted! —intento correr pero el brazo de Jason me sostiene de la camisa.

—Baje la voz, señor. Siga las instrucciones o suba al maldito auto.

Mierda.

Jason jamás se atrevió a levantarme la voz, y lo entiendo. Mi imprudencia puede poner en riesgo a Theodore. Asiento con una disculpa silenciosa y los sigo hasta lo que parece ser la puerta principal medio atrancada con algo pesado.

De nuevo el llanto de Ted me alcanza y lucho con todas mis fuerzas de entrar corriendo y alejarlo del jodido loco Ryan. Otra seña de Raymond y los tres, seguidos de un grupo de hombres armados nos adentramos en el edificio con un rápido empuje a la puerta.

—Arriba —susurra uno de los hombres que habla por radio, seguramente con el grupo que fue por la parte trasera.

—Distracción. —agrega Raymond, y Jason da un ruidoso paso adelante.

Si esto es lo que creo que es, yo sería un mejor objetivo.

—Ryan, sabemos que estás aquí.

Por un momento todo es silencio, incluso el débil llanto del niño y me temo que esté tratando de escapar por otro lado o que finalmente haya huido.

—¿Ryan? Enfréntalo como hombre. —insiste.

Finalmente se escuchan algunos pasos arrastrándose a nosotros antes de que un muy demacrado Henry Ryan aparezca por un pasillo. Lleva a Theodore en sus brazos pero claramente el niño ha llorado hasta el cansancio y ahora solo solloza y tiembla.

—Maldito imbécil, ¿Qué le hiciste a mi hijo? ¡Dámelo! —le grito, dándome cuenta que atraje su atención a mi en lugar de seguir las indicaciones de permanecer oculto.

—¡Señor Grey! —Taylor intenta cubrirme pero es muy tarde, Ryan me señala con el arma que lleva.

—¿Para qué lo quieres? ¿Eh? ¡Él no te importa! —gruñe, moviendo el brazo entre Ted y yo—. No mereces tener un hijo como él, ni a una mujer tan maravillosa como Annie.

Me río sin poder evitarlo.

—¿Y tú si? ¿Tomando a su hijo y haciéndolo sufrir? ¡Eres un puto egoísta!

Ryan da otro paso hacia mí y me tenso en respuesta. Intento observar por el rabillo del ojo al resto de los hombres que nos acompañan, pero solo queda el que lleva el radio y uno que parece tan asustado como yo.

—Yo voy a cuidar de él, lo haré un hombre de bien. Tú eres el egoísta porque solo piensas en lo que sufriste tú, ignorando los sentimientos de Annie y de Teddy.

Tal vez sea la emoción del momento, pero soy yo ahora quién da un paso más cerca de él.

—Suelta al niño y enseñame la lección que merezco.

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Memories: El Recuerdo De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora