Capítulo 44.

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Ana me mira a través del cristal y se sobresalta. Debe pensar que estoy aquí para algún tipo de almuerzo sorpresa o algo así, porque agita su mano con una gran sonrisa.

Mierda.

Con Sawyer fuera y Taylor coordinando a los equipos de búsqueda, solo me quedan Reynolds y Prescott para hacerse cargo de nuestra protección. Dejo que él ponga al tanto a Susan sobre lo ocurrido mientras hago lo propio con Anastasia.

Respiro hondo antes de empujar la puerta y entrar.

—Hola. —voy directo a la improvisada sala y le indico que se siente—. ¿Tienes un minuto?

—Si.

De nuevo me sonríe y el pensamiento de mantener todo esto oculto vuelve a mi mente. ¿Podría mantenerla sedada hasta que recupere a Ted? ¿Inventar algún un campamento para infantes?

—¿Christian? ¿Estás bien? —su voz me trae de vuelta a la conversación—. ¿Qué ocurre?

Sé que si sigo dándole largas, ella va a asumir lo peor y no quiero eso. Tampoco quiero echarle en cara que confiara en el jodido imbécil de Ryan. Inhalo con fuerza una vez.

—Tengo algo qué decirte, pero necesito que mantengas la calma.

Por supuesto ella hace absolutamente lo contrario, tensando los hombros y haciendo que su expresión caiga.

—¿Que pasó? ¿Es sobre Ted? —su cabeza gira hacia la camioneta suv e intenta mirar al interior—. ¿Está con Luke?

Ella jodidamente va a enloquecer.

—Manten la calma, recuérdalo. —tomo sus manos entre las mías para que me mire, y para evitar que salga disparada por la puerta—. Henry Ryan entró a Grey House, golpeó a Sawyer y se llevó a Theodore.

Puedo ver el momento exacto en el que las palabras se asientan en ella. Su piel me vuelve más pálida y sus manos se tornan frías por su ataque de pánico, incluso retiene el aliento.

—¿Qué dijiste? —balbucea—. ¿Estás jugando conmigo, Christian? Porque es una pésima broma.

Mantengo la vista en ella en todo momento.

—Ojalá lo fuera, Ana.

Creí que ella se desvanecería en mis brazos por el shock, o al menos así lo imaginé mientras elaboraba un plan para decírselo. En cambio, ella se levanta de un brinco y se dirige al escritorio donde está su bolso.

—¿Qué carajos haces?

Ella rebusca en el interior hasta que toma el móvil.

—Voy a llamar a Tracy y a Luke, Teddy debe estar escondido por ahí.

Oh, nena.

—Anastasia, no. Te prometo que no es ninguna broma o truco de algún tipo. Ryan se llevó a Ted, las cámaras de Grey House lo captaron saliendo con el niño por la salida de emergencia.

—¡No! —se cubre la boca con la mano para ocultar el jadeo adolorido.

Se inclina sobre el escritorio un poco más, como si sus piernas hubieran perdido fuerza.

—Sawyer tiene una contusión en la cabeza y ya tengo a todo un equipo de hombres buscándolo.

Cuando sus hombros comienzan a subir y bajar, comprendo que está sollozando. Me acerco a ella de nuevo para sostenerla pero vuelve a apartarse tomando el móvil y tecleando en él.

—¿Qué haces? —intento mirar la pantalla. Lo está llamando a él.

—Dame el puto teléfono. —me acerco y ella me rodea—. Anastasia, ¿Qué carajos crees que haces?

—Cállate, Christian —gruñe—. Si Ryan tiene a mi bebé, me voy a encontrar con él.

Si, claro.

—¿Y luego qué? ¿Se vuelven una maldita familia feliz?

Si, eso es lo que debe querer el imbécil ese, tener a Anastasia y al niño solo para él.

—Por supuesto que no, ¿Cómo puedes pensar eso? —el pitido en el teléfono indica que la llamada no pudo ser conectada—. Estaré con mi hijo hasta que pueda alejarlo de Henry y huir.

—Dudo que pase eso porque él te quiere.

Ella no lo niega.

—Usaré eso a mi favor para recuperar a mi hijo.

Intenta de nuevo enlazar la llamada pero es inútil. Seguramente se deshizo del aparato para evitar ser rastreado, y contactará con ella desde otro dispositivo.

—Christian... —las lágrimas forman ahora pequeños ríos en sus mejillas—. Tráeme a mi bebé de vuelta, quiero a mi bebé.

—Lo sé.

Solo entonces Ana se derrumba en mis brazos, llorando y gritando al borde de la histeria, sus gritos atrayendo la atención de Reynolds y Prescott. Les hago una seña con mi mano libre para que abran la puerta del establecimiento y me permitan sacar a Anastasia de aquí.

Prescott trae el bolso y cierra todo, luego se dirige a su propio auto. Reynolds nos lleva ahora hacia Escala donde ella puede esperar a que tenga noticias.

—Promételo, por favor. —insiste aferrándose a mi saco—. Devuélveme a mi bebé, Christian.

Beso su cabeza para reconfortarla y asiento sin decir las palabras, no son necesarias porque lo haré. Mi hijo estará a salvo pronto.

Tomo el móvil y precioso uno de mis números frecuentes, luego Jason contesta al segundo timbre.

—¿Señor Grey? —pregunta como si yo tuviera alguna noticia.

—Haz que rastreen el móvil de Anastasia en todo momento, estoy seguro que va a llamarla. —lo escucho transmitir mis instrucciones rápidamente a Welch—. Contrata a dos investigadores privados independientes, quiero a todos buscando a ese jodido imbécil.

—Si, señor. —confirma—. La policía ya estableció puntos de revisión en las salidas de la ciudad.

—Bien.

Eso debería darme algún alivio, pero no lo hace. Cómo todos los hombres que trabajan para Welch, Henry Ryan puede actuar bajo presión, empuñar un arma y ser extremadamente sigiloso en sus movimientos.

Por ahora, lo único que puedo hacer es esperar a que él cometa un error cegado por la ira y el rencor, o su estúpida obsesión con Anastasia.

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Memories: El Recuerdo De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora