—Hablame sobre el parto.
Anastasia me dedica una breve mirada antes de tomar la taza de café que preparó y llevarla a sus labios.
—Estuve en la misma clínica en la que estuviste tú, pero en el piso de maternidad con Grace y Carrick acompañándome. —hace una mueca que no descifro si es de tristeza o de enojo—. Estuve de parto por 8 horas.
¿Eso es mucho? ¿Recibió epidural? El expediente no lo menciona. Ni tampoco el por qué decidió ir por el parto natural en lugar de tener una cesárea.
—¿Que pasó con tu familia? —según recuerdo, su madre vive en Georgia y Raymond en Montesano.
Ella se ríe, pero sin humor.
—Mi madre esperó hasta las vacaciones para poder venir a conocer a Teddy. Y mi papá llegó por la mañana, ya que di a luz de madrugada.
Bien, recuerdo esa parte también. Cerca de las 4 de la mañana de un frío miércoles. Al menos mis padres estaban pendientes de ella, aunque lo habrían estado incluso si no lo hubiera pedido.
—¿Complicaciones?
Entrecierra los ojos un poco antes de contestar.
—Ninguna importante, solo el dolor normal. Teddy pesó tres kilos.
—3,300 —corrijo.
Anastasia pone los ojos en blanco y da otro sorbo a su taza de café.
—3,300 gramos, 50 centímetros de altura, un perfecto bebé sano.
Sin poder evitarlo, giro para mirarlo dónde está, todavía sentado en el piso jugando con alguna jodida cosa ruidosa. El maldito oso de peluche lanzado sobre el sofá.
—¿Y lo trajiste aquí?
Ella también le echa un vistazo rápido y sonríe, seguramente recordando todos esos momentos.
—Si. Fue difícil al inicio pero Gail me ayudó mucho, y Taylor también tiene experiencia con niños. O bueno, al menos la suficiente para enseñarme algunas cosas sobre bebés.
No imagino al reservado Jason Taylor sosteniendo un bebé en brazos. Esa debe ser la razón por la cual el personal de seguridad le tiene estima a Ana y el bebé.
Mi mirada vuelve al niño y me pregunto por un momento cómo habría sido si yo lo hubiera sabido. ¿Me habría involucrado? ¿Le dedicaría algún tiempo durante mis reuniones para atender sus necesidades?
Ahora que ya no es exactamente un bebé, es más independiente.
—Christian, ¿No deberías estar allá? —Anastasia señala la sala y al niño—. Ya sabes, conviviendo con tu hijo y tratando de que al menos te reconozca.
—No. —giro en la silla para mirarla de nuevo—. Estabas contándome sobre las dificultades del parto.
Entrecierra los ojos.
—Todo salió bien, ahora ve ahí con tu hijo.
Mi hijo.
Un escalofrío me recorre la espalda solo de pensarlo.
Me levanto de la silla y me acerco a Ted con las manos en los bolsillos, inseguro de si debería invadir su espacio personal o solamente darle su espacio.
—Hola, Ted.
Saludo, luego me siento en el sofá más cercano. El niño me mira con sus enormes ojos grises, como si tratara de decidir si soy o no una amenaza.
—Soy tu padre.
Giro un poco para ver a Anastasia conteniendo una risa. La incomodidad de su hijo y la mía le causa gracia.
—Tiene un año y medio, Christian. Juega con él para que le gustes.
¿Como el jodido guardaespaldas? No, gracias.
—¿Alguna vez pensaste en mostrarle una foto mía y decírselo? Eso también habría ayudado.
Ella gira, sirviendo otra taza de café. El niño sigue jugando con el juguete ruidoso, así que no me doy cuenta que mi móvil timbra con una notificación hasta que vibra dentro de mi bolsillo.
Un mensaje de Elena.
*Cariño, estoy impaciente por verte. Nos vemos pronto.*
Mierda, ¿Ya es jueves?
Un vistazo rápido al reloj me indica que ha estado aquí más tiempo del que debería. Así que me pongo de pie, atrayendo la atención de Anastasia.
—Tengo qué irme ahora.
—Si, claro —hace un gesto con la mano—. Olvidé que eres un hombre extremadamente ocupado.
—Volveré otro día. —prometo, aunque tendría que revisar mi agenda primero.
Ella levanta un pulgar en comprensión y salgo de ahí rápidamente. No lo veo en mi camino a la salida, pero sé que el jodido guardaespaldas está por aquí.
Cuando subo al auto, le pido a Taylor que me lleve al restaurante para mí cena con Elena. La habría cambiado para otro día, pero vi innecesario hacer el movimiento puesto que mis temas de conversación con Anastasia aún son limitados.
Espero que al menos mi relación con Elena permaneciera intacta.
Llego al restaurante en cuestión de minutos y el gerente se encuentra en la puerta, esperando por mi para guiarme a mi mesa de siempre, donde ya está Elena bebiendo una copa.
Se levanta de la silla cuando me ve y me besa ambas mejillas.
—Christian, cariño —le da un apretón a mis brazos—. Estoy tan feliz de verte de nuevo, sabía que lo lograrías.
—Gracias. —ambos tomamos asiento y pido un muy necesario vaso de whisky—. ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos?
Elena balbucea un momento, antes de levantar su copa.
—No recientemente, eso es seguro. Esa mujercita que escogiste es una verdadera tirana.
¿Anastasia?
—¿Lo es?
Elena sonríe, pero la emoción no toca sus ojos.
—Absolutamente. Creo que me odia con todo su ser, no entiende que somos buenos amigos.
Lo recuerdo. Al menos eso es tema que no desconozco. El otro asunto sí.
—Tengo un hijo. —agrego.
Lincoln se sirve de nuevo en su copa, pero puedo ver en su expresión que lo sabe.
—Grace me lo dijo, me mostró una foto.
—¿Y? —quiero saber qué piensa al respecto.
—Es idéntico a ti. Aún no entiendo cómo te convenció de tenerlo, o si lo hizo a tus espaldas.
Es mi turno de beber un sorbo del líquido ámbar para ganar tiempo, porque no lo sé. Según entiendo, fue una omisión o una falla de su método anticonceptivo.
Lo que me lleva a plantearme otras preguntas, como ¿Por qué no me hice cargo de eso? ¿Por qué le permití a ella tener el control sobre eso, cuando siempre me hice cargo con las sumisas?
Y lo que es más grave: ¿Lo hizo a propósito?
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Memories: El Recuerdo De Ti
FanfictionJoven. Empresario. Millonario. Sádico. Christian Grey es el amo de su universo, maestro del control y de su cuarto rojo. ¿Cómo pudo olvidarlo? ~ • ~ La historia es mía, pero los nombres de los personajes pertenecen a EL James de su Trilogía "50 somb...