Capítulo 20.

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—Tal vez es el hecho de saber que ese niño comparte mis genes, que hay una parte de mí en él y eso hace que me sienta diferente.

Elena resopla antes de levantar su copa y tomar un sorbo.

—No me lo digas —se ríe—. ¿Instinto paterno? ¿Tú?

Lo sé. Incluso para mí resulta difícil de creer que pudiera desarrollar algún tipo de instinto de protección, pero al parecer lo hice. Debe ser alguna mierda psicológica.

—Es mi hijo —confirmo como si eso lo explicara todo—. Su nacimiento no se dió de la forma en que hubiera querido pero está aquí y me haré responsable.

Resopla de nuevo, haciendo una mueca con sus labios.

—¿Cambiando pañales de mierda y jugando a la casita feliz?

Probablemente.

—Si. Mi relación con Anastasia continuará por el bien del niño, estoy seguro que podemos ser adultos civilizados.

—Ella no es suficiente para ti, Christian. —se inclina sobre la mesa para hablarme—. No puede darte lo que necesitas. Te lo dije antes y lo repito.

Estoy tan centrado en la conversación que apenas me percato de la figura que se detiene a mi lado, toma mi vaso de whisky y lanza el líquido a través de la mesa.

—¡Perra! —Elena se limpia el whisky de los ojos.

Anastasia está ahí de pie, furiosa, por su expresión. ¿Ellas se conocen? Tomo el vaso antes de que decida lanzarlo también.

—Le advertí que no se metiera en nuestra relación, le dije que no era su asunto. —gruñe, luego me mira—. ¿Así que es cierto? ¿No fuiste a ver a tu hijo porque preferiste la compañía de esta mujer?

Es obvio que lo hice, aunque no creí que importara tanto si me ausentaba uno o dos días.

—Anastasia...

—¡Christian! —Elena está limpiándose el rostro con la servilleta—. ¿Vas a dejar que la estúpida me hable así?

Solo entonces me doy cuenta de que el resto de los comensales permanecen en silencio, observando la discusión entre las mujeres frente a mi. Es mi turno de calmar los ánimos.

—Anastasia, te explicaré más tarde. Ella es Elena Lincoln, una vieja amiga. —esta no es una cita romántica, en caso de que ella lo crea. Aunque no necesito dar explicaciones.

—Sé quién es, Christian —Ana me mira, negando y con los ojos húmedos—. Lo que no puedo creer es que estés aquí con ella. ¡Después de todo lo que ella hizo!

Miro ahora a Elena, confundido por las palabras de Anastasia. ¿Ella hizo, qué? ¿Y por qué mierda están gritándose en un lugar público?

—¡Te dije que no podías darle lo que él necesitaba! —grita Lincoln, poniéndose de pie para enfrentarla—. ¡Jamás serás suficiente, niña estúpida!

No soy capaz de detener la mano de Anastasia cuando se levanta y golpea la mejilla de Elena con fuerza. Sé que esto irá de la peor manera, así que hago una seña a Taylor para que se aproxime y acompañe a Ana a la salida.

Yo también me pongo de pie justo a tiempo para evitar que Elena se lance sobre Ana, con las uñas postizas por delante en un intento de alcanzarla. La sostengo con fuerza y la aparto.

Ana solo nos mira.

—Estoy tan decepcionada de ti, Christian —es a mi a quien se dirige ahora—. ¿Siempre será así? ¿Tenemos problemas y corres a los brazos de tu ex amante?

—Por supuesto que no... —me interrumpe.

—¡Tiene la edad de tu madre, Christian! —chilla, las lágrimas ya corren por sus mejillas—. No hay lugar en tu vida para las dos.

Mierda.

Un escalofrío me recorre la espalda, luego mi vista se mueve a las personas observando la escena y a Taylor, que pareciera que no tiene intención real de sacar a Anastasia.

¿Qué? ¿Espera que decida ahora?

—Hablaremos más tarde. —cuando estés más tranquila y puedas entender que Elena solo es una amiga, quiero decir.

Finalmente Ana mira a Taylor y asiente, pero me dedica otra mirada furiosa de cejas fruncidas.

—Eso era lo que temía. —suspira—. He terminado contigo, Christian. Te esperé por más de dos años y lo mínimo que merecía era que fueras honesto conmigo. Pero he terminado ya. Mañana presentaré mi renuncia inmediata y mi abogado se contactará contigo para el acuerdo de custodia.

Ella debe estar malditamente bromeando. Ahora yo estoy molesto.

—¡No puedes dejar la empresa sin un aviso de dos semanas! ¡Y ni pienses que estás recibiendo un centavo más de lo que mereces!

Sé que la he provocado y yo mismo estoy contribuyendo al escándalo. Jodidamente genial.

—¡No lo necesito! Tengo mi propio dinero. Haz con el tuyo lo que te plazca.

Gira sobre sus talones y se dirige a la puerta sin dedicarnos un segundo vistazo mientras Elena aún intenta ir detrás de ella.

—Gracias por nada, Christian. —vuelve a tomar asiento y le hace una seña al camarero—. Dejaste que esa perra me ofendiera y me golpeara.

Mi mirada sigue recorriendo el salón, a las personas que nos miran y me juzgan. Personas ante las cuales luzco como un padre desobligado y un hombre sin honor.

—Tu comenzaste —le recuerdo—. Y herir a Anastasia solo te traerá más problemas.

Porque no puedo permitir que la madre de mi hijo resulte lesionada. Ella debe estar ahí para Theodore todo el tiempo.

—Ni siquiera entiendo por qué le pediste que se mudara contigo, ¿Qué carajos? Tú no eres así.

Debo admitir que también estoy cansándome de Elena, así que me aseguro de pagar la cuenta de ambos antes de despedirme de ella y salir de ahí.

Mi mente sigue volviendo al asunto de ella dejando GEH. No solo porque se va sin darme la oportunidad de capacitar a un reemplazo, sino también porque sus manejos eran realmente eficientes.

Al día siguiente, a primera hora de la mañana en la oficina, escucho el timbre del ascensor y luego su voz saludando a Andrea. Esperaba que su actitud hubiera cambiado ahora que tuvo tiempo de recapacitar, pero no lo hizo.

Entra a mi oficina y deja la carta de renuncia sobre el escritorio.

—¿Es definitivo? ¿Ni siquiera vas a pensarlo?

Ana cruza los brazos sobre su pecho.

—¿Terminaste definitivamente con Elena Lincoln?

No voy a permitir que me chantajee, por lo que permanezco en silencio, manteniendo la mirada fija en ella. Suelta una pequeña risa que no es genuina.

—Lo supuse. —gira para salir de la oficina, dándome una última advertencia—. Te vas a arrepentir, Christian. Y será demasiado tarde.

Memories: El Recuerdo De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora