Cuarta Parte

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Capítulo dedicado a la querida @ItzelMedHe❤ que espera pacientemente cada cap. 💕

Me desperté cuando el sol iluminaba por completo mi habitación. Miré el cristal pero no brillaba.
Me levanté de la cama, lavé mi rostro con agua que había traído del río, preparé mi desayuno y cuando terminé partí a casa de Hannah.

Hice el mismo recorrido, de la casa al templo, del templo a la ciudad y de la ciudad a la mansión de los Donfort. Saludé a los guardias, que me reconocieron de inmediato, hicimos bromas de trabajo, y fui directamente a la casa de Hannah. 

Antes de entrar me aseguré de que nadie estuviera viendo. No había nadie a la vista. Entré, subí a la habitación de Hannah y me acerqué al baúl, con la misma runa de ayer.

Por un momento pensé en llamar al hechicero, pero me dijo que podía hacerlo sola, que era lo mismo que con la anterior. La verdad es que eso me dio confianza. Además, anoche las cosas habían quedado un poco raras, así que prefería dejarlas así por ahora.

Puse una de mis manos sobre la runa, usé toda mi concentración para enviar la energía necesaria para borrarla. Poco a poco fue desapareciendo hasta no quedar nada, no pude evitar sonreír al ver mi primer logro sola. Estaba tan feliz por mi triunfo que al terminar olvidé lo que ocurría luego. Y entonces pasó lo que tenía que pasar. El baúl se cerró y una nueva runa apareció, más grande y más complicada. 

No podía ni quería irme con las manos vacías, si o si tenía que intentar sacar algo, así me costara el doble de energía.
No estaba segura de que el hechicero estuviera de acuerdo con esto, pero él no estaba aquí, y soy capaz de tomar mis propias decisiones, así que sí, lo voy a intentar de nuevo. Cerré mis ojos, respiré profundamente por lo menos tres veces. Y volví a colocar una de mis manos sobre la runa. El mismo proceso, más tiempo, más concentración y más energía. La runa desapareció, abrí el baúl y saqué, sin ver dos objetos, unos segundos más y se cerró de nuevo.

Todo pasó con rapidez, incluso el haberme desvanecido hacia el suelo. No sé cuánto tiempo tardé en despertarme pero parecía que había sido un buen rato. Cuando intenté levantarme, sentí que mi cabeza daba vueltas, todo alrededor giraba. Esperé unos minutos antes de volver a levantarme, pero mi cristal comenzó a brillar. Demoré un rato en responder, pues si era el hechicero seguramente me regañaría por el exceso que tuve. Cuando respondí instantáneamente, supe que no era él.

-¿Hola? ¿Scarlett? –dijo una voz conocida.

-Hola, ¿Jessy? –dije un poco aliviada y cansada.

-¡Hola! Sí, soy yo –dijo extrañamente alegre –. ¿Estás en casa?

-No todavía pero iré dentro de un rato.

-Perfecto, ¿te parece si en una hora estoy allí? –sonaba ansiosa.

-Claro, no hay problema –le contesté pensando que apenas tendría tiempo para descansar.

-¡Genial! –dijo emocionada –nos vemos en un rato, Scarlett.

-Nos vemos, Jessy.

Me levanté del suelo y cerca de mis pies vi los objetos que había sacado; eran una pintura de un bosque con un camino y un gatito de peluche, nada especial.

Sentí un poco de decepción al ver lo que con tanto esfuerzo había sacado. Los recogí y los guardé entre mi ropa. Sin perder más tiempo, salí de la casa de Hannah, ensucié mi vestido y me dirigí a la salida. Los guardias me dejaron salir y nos despedimos entre bromas. Caminé tan rápido como pude hasta casa; cuando pasé por el templo, intenté llamar sin éxito al hechicero. Tal vez era mejor así, no hablar por ahora. Pero quería mostrarle lo que conseguí aunque no fuera importante.

Había una vez en DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora