Para cuando desperté ya había amanecido, y de la lluvia solo quedaba el aroma fresco de las hierbas, el bosque y el suelo húmedo. Yo estaba recostada y tapada sobre el sillón. Me enderecé y estiré, intentando quitar la contractura de mi espalda. Desde allí podía escuchar una conversación entre Cleo y Lilly en el jardín trasero. El desayuno estaba preparado sobre la mesa de la cocina, y el piso estaba limpio y despejado, excepto por el baúl de Lilly.Al pararme repentinamente olvidé por completo mi tobillo lastimado; solté un gruñido y un insulto que no pienso repetir. Eso parece que alertó a las dos muchachas porque entraron apresuradas a la casa.
- ¿Estás bien? –preguntó Cleo.
- Sí, es mi estúpido pie –dije de mal humor.
- Thomas viene en camino en su carruaje –decía Lilly mientas se agachaba a ver mi pué y el tobillo –te llevaremos al doctor de la ciudad, te dará algo para la hinchazón y el dolor.
- Perfecto, ahora soy una carga –dije más rabiosa que antes. Ninguna dijo nada, pero hicieron bien al ignorar mi rabieta, que solo provenía de la impotencia y el dolor. Cuando noté que faltaba alguien allí pregunté – ¿donde está Jessy?
- Se fue con las primeras luces del día –dijo Cleo.
- ¿Sola? ¿Jessy se fue sola? –otra vez quise pararme pero después del primer intento de ponerme de pie el dolor había quedado resentido.
- Dijo que no quería preocuparte, por eso no te dijo nada –Lilly simplemente levantó los hombros –intenté convencerla pero estaba decidida a ir.
- ¿A donde fue? –pregunté cansada.
- Fue a la herrería –dijo Cleo con voz monótona, pero sus ojos me mostraban otra cosa.
Un golpe directo al estómago. Un simple recordatorio que todo lo sucedido ayer fue real. Mi cuerpo tembló y mis ojos comenzaron a cosquillear. Estaba a punto de llorar, pero me prometí que no lo haría. Ya no puedo hacerlo.
Con cuidado me senté a desayunar aunque no tuviera mucha hambre, esperando la llegada de Thomas. Nymos tampoco estaba a la vista y me preocupé de que estuviera usando demasiada energía mágica para protegernos a todas aquí.
Por fortuna, Thomas no tardó en llegar y nos saludó con solemnidad, esperó a que terminara mi desayuno, aunque insistí en que podíamos irnos ya. Pero para terminar con la discusión me terminé mi desayuno tan pronto como pude, y me alisté para poder irnos.
- El doctor Erik es de confianza, mejor dicho discreto –me decía Thomas mientras me ayudaba a subir al carruaje, procurando tener mucho cuidado.
- Es decir que sabe quien soy y lo que hice –dije con sarcasmo.
- Digamos que ahora tú eres un asunto olvidado, por lo menos para la mayoría –dijo con una risa sarcástica.
- ¿A que te refieres? –pregunté intrigada.
- Todo Duskwood sabe de la m…desaparición de Richy –tragó saliva después de decir eso –anoche, después de ir a buscarlo y ver que no estaba en el bosque fui a casa de Paul. No tardó en buscar a la policía.
- ¡Thomas! –dije en un tono fuerte.
- No te preocupes, no te involucré –dijo tratando de mantener la calma –le dije que había estado recibiendo amenazas, y que las ignoró pero que desde ayer que no aparece.
- ¿No dijiste nada del Hombre sin Rostro?
- Por muy real que sea, ¿crees que creería la historia de una leyenda? Ninguno de nosotros la creía al principio.
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Había una vez en Duskwood
FantasyEn un pequeño reino, existe un remoto pueblo en el que pasan sucesos extraños. Duskwood está llena de leyendas y misterios, y la desaparición de Hannah Donfort parace estar conectado a una de ellas. Nuestra protagonista deberá resolver este misteri...