Vigésimo Tercer Capítulo

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El camino se alejaba solo un poco del centro de Duskwood, era una zona de residencias enormes y elegantes. Era el lugar de  los adinerados pero no lo suficiente como los padres de Hannah, para tener kilómetros de hectáreas,y espacio suficiente para tener tres casas separadas dentro. 

Todavía me faltaba caminar unas cuantas callecitas para llegar al punto que Jake había marcado en el mapa. Sin embargo, tuve que detenerme, pues un escalofrío recorrió mi espalda, mi cabeza comenzó a sentir un punzante dolor que me obligó a tomarla con las manos. No tenía que adivinar lo que pasaría, solo lo que me mostraría.

Era un bosque, más específicamente el que rodea a Duskwood. Estaba casi por completo obscuro, a excepción de una zona iluminada por algo que no podía ver. No era una visión clara, me costaba entender bien, y no podía oír nada tampoco. La imagen en mi mente cesó.

Mi cuerpo temblaba, el dolor se desvanecía de a poco, y sentí rabia, mucha rabia.
Esta vez no había logrado que temiera, si no que afloró ese sentimiento que hacía que clavara las uñas de mis dedos en la palma, y que apretara los dientes. Alguien se estaba metiendo en mi mente y yo no podía hacer nada para impedirlo.

El cristal colgado sobre mi cuello resplandecía incesantemente. Aspiré y suspiré aire varias veces antes de contestar.

-¿Scarlett? ¿Estás bien? –la siempre suave pero segura voz de Jake tembló apenas cuando me preguntó – ¿te ha hecho daño?

-Estoy bien, ¿has podido ver la visión? 

-Si, era borrosa pero pude distinguir el bosque.

-¿Qué es lo que quiere? –había llegado hasta una esquina, cerrada por una pared de piedras, que rodeaba una de las casas. Me apoyé allí para que la fría superficie traspasara la tela de mi vestido y llegara a mi espalda –no puedo comprender lo intenta hacer al mostrarme esas visiones. 

-No lo sé, pero creo que vendrán más.

-Siempre es el bosque –reflexioné en voz alta –la visión de Cleo, la marca hecha cuando Richy estaba allí, la historia de Alfie…todo lleva hasta allí.

-Tienes razón –dijo Jake –podemos sospechar que la leyenda se convierta en realidad…

-No puedo creer que tú lo digas, pero si…creo que tenemos un imitador –mis labios se torcieron en un intento de sonrisa.

-Es cierto que cuando me contaste sobre el hombre sin cara no pensé que fuera cierta, pero sospecho que el secuestrador se esconde tras esta leyenda.

-Todos los caminos llevan a los bosques de Duskwood…

Reí por lo absurdo de la situación ¿realmente Hannah fue victima de una persona que se esconde tras una leyenda? Supuestamente el niño lo había visto, pero que tan confiable era. Aun así, estaban las constantes amenazas.

No sé si Jake se preocupó por mi extraña reacción, porque de un momento a otro sentí su presencia junto a mí.

-¿Por qué te transformaste en fantasma? –le pregunté con sorna.

-No soy un fantasma, es mi espíritu –dijo ofendido, aunque sospecho que solo lo fingía.

-¿En serio? No lo sabía –esa era nueva información que valía oro, no podía desperdiciar la oportunidad de preguntar – ¿como lo haces? ¿es otro de tus trucos mágicos?

-No es ningún truco –rió suavemente, lo que me provocó que mi piel se erizara –no uso magia para hacer esto.

-¿Entonces?

-Es algo espiritual, valga la redundancia –la presencia pasaba muy cerca de mí, pasando de un lado hacia el otro –algunos usan brebajes, hongos, o cualquier cosa que los ayude a despegar su mente conciente de su cuerpo físico. Yo uso la meditación, una técnica compleja pero mucho más efectiva. Así no solo uso mi mente fuera de mi cuerpo, si no que puedo mover todo mi espíritu al lugar que quiera.

Había una vez en DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora