Creí que al hallar a Hannah todo volvería a la normalidad, con mis padres regañándome por trabajar en un lugar tan impropio como era para ellos, el hotel de la señora Walters, en lugar de encargarme de lo negocios, ya que no acepté casarme con nadie por negocios.
En una fantasía muy descarada de mi parte, creí que a Hannah se le perdonaría el crimen cometido hace diez y podría cuidarla en casa, así como ella me había cuidado y protegido toda mi vida. Pero ahora, así como estaban las cosas, todo parecía tan lejano, difuso e imposible.
Con la muerte de mis padres tendría que hacerme cargo de todo lo que ellos hacían y de mantener un poco la dignidad y reputación del apellido Donfort, ya que sin Hannah, solo yo podía hacerme cargo. Y menos si mi medio hermano no me ayudaba para nada. ¿Pero como podía hacerle algún reclamo? Después de todo, nuestra amiga, su novia, estaba desaparecida.Y el hecho de que un grupo de gente que no tenían nada que ver conmigo, en la sala de la casa de mis padres, empeoraba la situación. ¿Que tenían que hacer todos ellos aquí?
- Si utilizamos esa cantidad de energía no tendré como cubrirlos, el rey sabe que estoy aquí –le decía Bloomgate a Jan y a Adelí –ya de por sí la situación de la bruja es difícil de explicar…
- ¿Quieres decir que toda esa influencia que tienes sobre el rey no sirve de nada? –rió Jan de mala gana –creo que esta alianza que quieres es en vano capitán.
- No tengo ese poder que crees que tengo hechicero –Bloomgate se movió incómodo en el sillón que le había pertenecido a mi padre. Siendo sincera me importaba poco, todo lo que estaba en esta casa eran simples objetos, sin el valor que les daban sus antiguos dueños. Bloomgate continuó –mi fuerza de élite existe por una simple razón: cazar a los traidores. Pero el rey cuenta con hechiceros a su lado, tan fuertes como ustedes, y no dudará en mandarlos si cree que algo extraño pasa aquí.
- Tal vez exista una forma de explicar la cantidad de magia que usemos para ayudar al pueblo, sin que haya muchos involucrados –dijo Adelí con solemnidad –será a mí a quien atrapes Alan.
- ¿Ahora quieres ser una heroína Adelí? –dijo Jan con sarcasmo –ni siquiera sé que haces aquí.
- Lo mismo me preguntó yo –intervine sorprendiéndolos con mi llegada repentina. Aunque en realidad hace rato había llegado a la sala –de hecho ¿Qué rayos hacen todos ustedes aquí?
- La señorita Jessy dijo que podíamos reunirnos aquí –dijo Lex, que estaba al lado de Jan leyendo un libro mágico. Levantando la vista hacia mí –espero que no le moleste señorita Lilly.
- Voy a matar a Jessy –murmuré por lo bajo; luego le pregunté a Jan – ¿porqué no se reunieron en su base secreta?
- Necesitábamos un lugar neutral –respondió levantándose con pesadez –como entenderá, a muchos no les gusta la idea de Bloomgate como aliado.
- Nada de lo que dice me interesa, sus asuntos mágicos no tienen nada que ver con nosotros –apunté con enfado, mi ira iba en aumento.
- Puede que se equivoque, joven Donfort –dijo Bloomgate poniéndose de pie –si terminamos de una vez por todas la persecución a los magos y hechiceros, y abolimos el sindicato que dirige el rey, podríamos ayudar con más eficiencia en la búsqueda de la lady Scarlett.
- ¿Cómo? –pregunté intrigada.
La desaparición de Scarlett nos tenía en un momento tensionado dentro del grupo. Thomas evitaba encontrarse con Dan, que lo culpaba de hacerla sentir responsable por salvar a Hannah y haber ido a la mina; Cleo que feliz de haber recuperado a su mejor amiga, quería evitar a su mejor amigo; Jessy, obviamente estaba enfurecida con Jake que lo culpaba por todo. Y Jake…bueno, él apenas si venía a verme, o se dejaba ver.
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Había una vez en Duskwood
FantasyEn un pequeño reino, existe un remoto pueblo en el que pasan sucesos extraños. Duskwood está llena de leyendas y misterios, y la desaparición de Hannah Donfort parace estar conectado a una de ellas. Nuestra protagonista deberá resolver este misteri...