Trigésima segunda parte

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Mientras veía como Richy y Thomas entraban el sillón a casa, mi mente estaba lejos, muy lejos de aquí. 

-¿De verdad no te importa que estemos aquí? –dijo Cleo a mi lado, trayéndome de vuelta a la realidad–podemos regresar después.

-No, está bien –dije parpadeando varias veces, y mirándola al fin.

-No tenías buena cara cuando llegamos –dijo sin reservas.

-Damas, ya está listo, ¿vienen? –dijo Richy desde la puerta.

-Estoy bien Cleo, no te preocupes –le dije con una pequeña sonrisa forzada –vamos.

Que otra cosa podía decirle, más que estaba bien, aunque mi mente y mi corazón estaban preocupados por Jake. Una media hora antes de que llegaran, había intentado hablar con Jake, por el cristal y por la bola de cristal. Imaginando cientos de escenarios en los que era capturado por las fuerzas brutales del ejercito del rey. Pero luego me convencía que Jake era demasiado poderoso e ingenioso para dejarse atrapar así. 

-Antes que nada, quería decirte que venimos de hablar con Phil, y te agradezco por habernos avisado –dijo Thomas, una vez que nos sentamos los cuatro alrededor de la mesa de la cocina.

-No fue nada –dije levantado los hombros –gracias a ti por esto –le señalé las sillas, y él hizo un gesto restándole importancia.

-Te lo queríamos contar antes, siento que te hayas enterado de esta manera –dijo Cleo apenada de la vergüenza.

-Te lo contaremos ahora –dijo Thomas mirando hacia Richy y Cleo.

-Solo espero que lo hayan hecho con una buena razón.

-Lo es, eso creo –dijo Thomas dudoso –cuando encontraron el cuerpo de la chica en el bosque, a su lado hallaron un boleto de venta, y era del aurora.

-¿Y? –dije intentado entender la extrañeza de eso. Pues era bastante normal que se hicieran ese tipo de boletos firmados por los dueños o los empleados, como comprobante de compra. Si Phil era un dueño moderno y responsable de su negocio, no me parecía una locura que hiciera ese tipo de boletas –no entendiendo que se supone que tengo que pensar de esto.

-Déjame que te explique del porqué de nuestras sospechas –dijo Cleo, sin darme una explicación de lo anterior –y porqué no te hemos dicho nada.

-Richy creyó que si te decíamos, tarde o temprano Jessy se enteraría –dijo Thomas.

-No recuerdo haber dicho eso –dijo Richy a la defensiva –lo que dije fue que no deberíamos hacer tanto escándalo contándote  unas simples sospechas.

-Al principio solo fue una leve sospecha por parte de Richy y yo –dijo Cleo con seriedad –con las cosas que dijo de Hannah.

-Además de la nota, y después que pareciera ese símbolo del cuervo –dijo Richy, su postura era incomoda –tienes que admitir que lo hacía sospechoso. Luego, me enteré de ese boleto del Aurora, y se lo conté a Cleo, y todo seguía siendo una ligera sospecha. Hasta que supimos que Phil cierra una hora antes el bar.

-¿Y saben porqué? –dije un poco más interesada. Porque hasta el momento no había nada que indicara que Phil fuera sospechoso, no realmente.

Phil nos dijo que era porque la gente ya no va tanto al bar, desde la desaparición de Hannah –dijo Thomas –que la gente prefiere no salir cuando hay un sujeto sospechosa de asesinar en la ciudad.

-Espero que esto no sea todo –dije apoyando mi codo en la mesa para apoyar mi mano en la frente, por el dolor de cabeza que me estaban dado.

-No lo es para mí –dijo Cleo mirándome fijo a los ojos –todo su comportamiento, el boleto, la nota.

Había una vez en DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora