Trigésima séptima Parte

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Mientras almorzábamos con Lilly no podía dejar de pensar en lo que habíamos hecho, en cuanto tendríamos que esperar para que los hechiceros comiencen su movimiento. No podía dejar de pensar en lo que me había dicho Adelí respecto al vínculo que compartíamos con Jake, además de lo que Jill nos había contado. Todo, absolutamente todo parecía estar en nuestra contra.

- No sabía que tenías un gato –dijo Lilly señalando con su tenedor la ventana de la cocina, luego meter un pequeño bocado de su huevo, que era la base de mi alimentación los últimos días.

Era hora de hacer las compras.

- No tengo un gato –dije mirando hacia la ventana con el ceño fruncido –ha de ser un gato salvaje.

- Parecía un gato normal, además tenía un collar –dijo levantando los hombros –incluso parecía que miraba hacia aquí, terrorífico.

- ¿No te gustan los gatos? –le pregunté curiosa.

- Si claro, gracias a Dusty, pero soy más de caballos, por eso amo a Milo ¿y tú?

- No lo sé, nunca tuve una mascota, mamá nos decía, cuando éramos niñas, que era mucha responsabilidad, y después cuando viví sola creo que no se me ocurrió tener uno.

- Tu madre tiene razón, si no fuera por Hannah, creo que mis padres no hubieran aceptado darme a Milo –dijo Lilly con ternura y melancolía –deberías intentar tener uno, con el tiempo se transforman en parte de tu familia.

- Tal vez –dije con una media sonrisa – ¿quieres acompañarme al mercado? Ya me cansé de comer solamente huevos, necesito comer otras cosas.

- Creí que jamás lo dirías, pensé que tenías una fijación rara con los huevos –dijo con malicia. Yo solo reí.

Nos dirigimos al mercado, y a pesar de lo extraño se suponía tenía que ser vernos juntas, nadie nos decía nada. Es más, sí parecía que murmuraban y cotilleaban de algo, pero no me animaba a preguntarles. Mi instinto chismoso se encendió y trataba de entender que era lo que decían, pero solo pude escuchar  algo sobre un poblado lejano.

-¿Qué sucederá? –le pregunté a Lilly, que miraba las verduras como si tratara de saber como se comían.

- No lo sé, quizá alguien hizo una tontería como yo –dijo sosteniendo un zapallo enorme entre sus manos –jamás había tenido uno de estos entre mis manos, y mucho menos sin cocinar ¿te lo llevarás?

- No, es muy grande, se perdería en unos días –dije sacándoselo de las manos y devolviéndolo a su lugar –me gustaría saber que está pasando.

- Tu cristal está brillando –dijo Lilly con una repentina atención.

Contesté la llamada, era Richy.

- Porque creo que tú tienes algo que ver con lo que está pasando –dijo Richy con voz socarrona.

- No tengo idea de lo que estás hablando –dije confundida.

- Dicen que después de amanecer, comenzaron a aparecer mensajes escritos por todos lados con la inscripción “Yo soy Jake”, incluso dicen que el rey desplegó su ejercito de Elite por estos lados.

- ¿Y eso porqué? –dije sabiendo la respuesta.

- Dicen que hay hechiceros involucrados en esto –dijo en voz baja.

- Richy, dame unos minutos para ir a la herrería, estoy en el mercado –dije con prisa.

- Perfecto, los demás están aquí.

Cortamos. Y miré a Lilly que esperaba ansiosa decirme:

- Esta funcionando –dijo en voz baja –los hechiceros lo están haciendo. Espero que esto pueda ayudar a Jake.

Había una vez en DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora