Todavía recuerdo un invierno en el que papá veía por la ventana su deteriorado jardín, vencido por las bajas temperaturas y la nieve.- ¿Dónde están tus flores papá? –le pregunté mientras le estiraba los brazos para que me alzara. Lo hizo de inmediato.
- Se fueron, pero regresaran para la primavera –dijo cruzándome de un brazo a otro, debido a que ya le pesaba bastante.
- ¿Pero faltan miles de tiempos para la primavera? –dije refunfuñando.
- Este invierno será largo, pero no creo que dure miles de tiempos –dijo riendo, luego me bajó, y se agachó para susurrarme –quieres que te muestre un pequeño truco.
- ¡Usarás magia! –le dije dando pequeños saltitos de emoción –pero mamá dice que no puedes usar tu magia en casa.
- Mamá no tiene porqué saberlo –dijo papá guiñando un ojo.
- Nos abrigamos y salimos al jardín, allí nos acercamos a una de sus plantas marchitas. Él se agachó y yo lo seguí para observar como con su energía revivía y hacía florecer una pequeña flor.
- Sí, la flor volvió papá –dije llena de alegría.
- Claro que volvió, le di un poco de mí para que regrese –dijo con una sonrisa cálida.
- ¿Por qué mamá no le gusta la magia? –pregunté completamente inocente.
- Cree que es peligroso –dijo un poco serio, luego me sonrió, como siempre lo hacía para hacerme sentir mejor –pero ella no sabe lo que nosotros dos.
- ¿Qué? –dije ansiosa.
- Ella no sabe el secreto de la magia –dijo susurrando muy cerca de mí.
- El secreto de la magia… ¿Cuál es? –dije con los ojos bien abiertos, esperando descubrir los grandes secretos de mi padre.
- La magia jamás podría dañarte si la usas en las personas que amas, porque nos protege, nos cuida y nos ayuda.
- ¿Ese es el secreto? –le dije un poco decepcionada.
- Y te parece poco Lalett –me dijo ofendido mi padre, llamándome por el apodo que había quedado luego de que Sasha tratara de decir Scarlett –estoy diciendo que el poder de la magia viene del amor, y por eso mientras yo este aquí, nada les pasará a ustedes.
- Si le dices el secreto a mamá tal vez te deje usar magia en casa, mucha magia –dije emocionada por la idea de ver a papá usar todo su poder.
- Me encantaría Lalett, pero tu madre es mucho más fuerte que yo, su poder es mayor que el mío así que no puedo desobedecerla –dijo con una sonrisa divertida – ¿así que guardarás el secreto?
- Sí, pero solo un poquito –dije pensado en el castigo que tendría si mamá descubría el “secreto”.
- Solo un poquito –dijo papá.
Unos años más tarde había entendido que el que esa noche papá durmiera en la habitación de invitados no era porque mi madre le quitaba las frazadas, sino porque habían discutido por el “secreto”. Ahora mismo, fuera del correo podía entender su enojo, pues papá usaba su poder sin importarle que pudiera perder la vida. Pero al mismo tiempo pensaba, ¿de que sirvieron las peleas y los enfados? si de todas formas él jamás regresó.
¿Tenía algún sentido que me enojara con Jake? Después de todo es su vida, a pesar de lo que siento por él, no puedo pedirle que deje de hacer lo que hace por temor a perderlo; porque sí, lo que me más temo es no volver a verlo.
ESTÁS LEYENDO
Había una vez en Duskwood
FantasíaEn un pequeño reino, existe un remoto pueblo en el que pasan sucesos extraños. Duskwood está llena de leyendas y misterios, y la desaparición de Hannah Donfort parace estar conectado a una de ellas. Nuestra protagonista deberá resolver este misteri...