Décima Sexta Parte

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A veces cuando quieres olvidarte de ciertas cosas o de ciertas personas, lo mejor es pasar el tiempo con amigos, familia o simplemente gente que te ayuden con el propósito, aún sin que ellos lo supieran. Y Jessy era buena para tal caso, siempre tenía algo que decir, ya sea creativo, o gracioso, o simple en general.

Llevábamos nuestro segundo vaso de vino, cuando noté que está característica que hacía especial a mi amiga, había menguado. Nuestra conversación  banal se tornó un poco seria, cuando Jessy dejó de hablar.

-¿Qué te pasa por la cabeza? –le pregunté.

-Toda la situación en general –las manos de Jessy sostenían con fuerza el vaso –.Han cambiado algunas cosas desde que Hannah desapareció.

-Puedo entenderlo, no debe ser sencillo para ninguno, ella es parte de ustedes.

-Gracias –dijo con una mirada triste –.Es que es horrible sospechar de tus amigos, la gente que conoces de años, o de toda la vida.

-No te aflijas, resolveremos esto –sostuve una de sus manos a modo de consuelo.

-Sí, y por eso debemos seguir la pista del hombre sin cara –su rostro por fin se mostró más relajado.

Para romper el ambiente melancólico, cambiamos de tema. Hablamos sobre las preferencias de citas, si picnic o teatros, si preferíamos bailes públicos o privados, sobre nuestros trabajos. Todo el rato su cristal había brillado.

-No leeré ese libro, es demasiado terrorífico Jessy! 

-Vamos, ni siquiera sabes de de qué se trata –dijo ella riéndose de mi reacción.

-Me niego, he escuchado suficiente para saber que después no podré dormir.

-¡No puedo creer que seas una cobarde Scarlett! –la risa de Jessy llenaba toda la casa.

-No soy cobarde, solo que no es mi estilo –me defendí.

Jessy me miró con gracia, toda su expresión decía "claro, como si te creyeras eso"

-Me gustó mucho la cita Scarlett –Jessy parecía feliz, pero algo en su mirada parecía insatisfecha -¿Por qué a pesar de pasar horas hablando contigo siento que no conozco nada de ti? Es como si un muro de cristal rodeara tu interior, el que solo permite ver pero no pasar. Tienes un halo de misterio que te envuelve Scarlett, un gesto en tu rostro que solo cambia cuando no te das cuenta ¿Será eso lo que te hace tan llamativa?

Tragué saliva, ¿que podía decir a favor o en contra mío para despejar la duda de Jessy? Pues era verdad, a pesar de hablar con ella o con cualquiera de los demás, no les había hablado de mí en profundidad. No de las cosas realmente importantes.

- no hay mucho que tengas que saber mí, solo soy reservada –le ofrecí una sonrisa tímida, esperando que creyera eso. Un leve gesto en su bica me dijo que no, pero lo dejó pasar cuando, con sinceridad le dije - a mi también me gustó nuestra cita.

Eso si me lo creyó y me sonrió de vuelta.

-Ya es tarde, y Richy se enojará si no le regreso el carruaje a su padre –Jessy guardó la botella de vino a medio beber –menos mal que no nos emborrachamos, o tendría que quedarme a contarte historias de terror.

-Mejor te acompaño hasta la puerta, antes de que tenga que echarte –la invité de bromeando.

-Nos vemos Scarlett –dijo Jessy riendo.

El carruaje con Jessy en él partió rápidamente, guiado únicamente por su lámpara. En cuanto no pude verlo más entré a la casa, deseando poder acostarme a dormir.
Mi deseo de hacerlo aumentó cuando me dí cuenta del desorden que había dejado el huracán Jessica.
Mi refrán es, "deja para mañana lo que no sea tan urgente hoy".

Había una vez en DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora