Cuando Jessy salió de mi campo de visión entré a la casa, aproveché la poca luz que quedaba para encender las velas, y colocarlas aquí y allá. Y no, no olvidé que iba a llamar al hechicero, pero cuando me dispuse a hacerlo me di cuenta de que no tenía el cristal, lo que me dejaba en mi otra opción, la bola de cristal. Y claro que la busqué, pero también recordé que nunca la traje del templo.
Perfecto. Ahora tendría que ir al templo, sola y en la oscuridad.
No era que tuviera miedo de que apareciera un espíritu maligno y vengativo, pero estoy segura de que hay animales salvajes rondando por ahí, y eso era peligroso.
Tomé valor (para enfrentarme a algún animal obvio), coloqué una vela en una vieja farola de mano y guardé en las cosas que extraje del baúl, y salí camino al tenebroso templo abandonado.
Tal vez pudiera haber llegado más rápido, pero detenerme para asegurarme de que no hubiera ningún animal peligroso me parecía una justificación válida para mi tardanza.
Al llegar al templo me tranquilicé un poco, aunque no es que estuviera muy alterada. Entré, busqué la esfera mágica, y al encontrarla me senté en el piso, para hacer ahí la llamada al hechicero. Puse ambas manos sobre la bola, guié mis pensamientos hacia él, tratando de invocarlo. Cuando la esfera brilló tenuemente, creí que aparecería, pero tardó algunos largos segundos en mostrarse. Cuando la esfera proyectó una imagen clara, le hablé.
-Lamento la tardanza.
-¿Sucedió algo? -. Su pregunta no me sorprendió, sino el hecho de que recién me daba cuanta de que su extraña máscara distorsionaba su voz, lo que me dejó pensando en que tampoco conocía el verdadero sonido de sus palabras. Decidí dejar ese pensamiento de lado, por ahora.
- Problemas de conexión -dije en broma, lo que no causó nada en él, eso creo -. Le di mi cristal a Jessy, por lo que tuve que llamarte por la bola mágica.
-¿Eso explica por qué me estás hablando desde el templo?
-Más o menos -no le di más explicaciones, no se las merecía, no después de no reírse de mi chiste. Saqué el dibujo y el peluche de gato y se lo mostré. - ¿Podemos hacer algo con esto?
-No estoy seguro -pude ver cómo cambió de posición, parecía que buscaba algo, pero de su lado también estaba muy oscuro -lo investigaré. Buscaré datos, rastros mágicos, registros, o lo que sea que pueda ayudarnos.
-¿Así que eso es todo por ahora?
- Sí, tenemos que concentrarnos en los sospechosos. Thomas es el primero que estuvo bajo la mira de los policías, así intenta averiguar más sobre los demás.
- Entiendo, hablaré con Dan o Richy, apenas pueda -parecía que la conversación no daba para más. No teníamos casi ninguna pista, y lo poco que teníamos parecía inútil.
- ¿Scarlett? - Lo miré a través del cristal, sé que intentaba captar mi mirada. - No te esfuerces demasiado, apenas estás aprendiendo a manejar la magia, si intentas usar tanta energía podrías terminar peor que lo que te pasó hoy.
-¿Me viste desmayarme? -pregunté avergonzada. Eso no me lo esperaba.
-Puedo ver y sentir muchas cosas, incluso las cosas que te pasan me afectan también, como tus visiones.
-Lo lamento -murmuré. Perfecto, el vínculo era mucho más que solo compartir magia, ¿lo peor? Me sentía culpable de algo que no podía controlar.
-No lo hagas, no es tu culpa- dijo con tranquilidad. Esas palabras me reconfortaron más de lo que podría admitir.- Hablamos después.
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Había una vez en Duskwood
FantastikEn un pequeño reino, existe un remoto pueblo en el que pasan sucesos extraños. Duskwood está llena de leyendas y misterios, y la desaparición de Hannah Donfort parace estar conectado a una de ellas. Nuestra protagonista deberá resolver este misteri...