Décima Quinta Parte

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El carruaje paró justo frente a mí, era el típico carro empujado por un solo caballo, y con espacio para dos personas. Richy me sonrió y saludó desde arriba, Jessy bajó a toda prisa, rodeó el carruaje y vino a toda prisa hacia mí.

-No vuelvas a hacer eso Scarlett –dijo abrazándome, pero con una mirada furiosa –estaba preocupada por ti.

-Lo lamento –dije desconcertada –no sé…

-Fuimos a tu casa y no estabas, te llamamos al cristal y no había forma de conectarnos contigo, tuvimos que venir hacia aquí para encontrarte –la voz de Jessy estaba entrecortada, parecía apunto de llorar.

-Vine a buscar el libro que me pediste –dije todavía sin entender tanta preocupación, no creo haber tardado tanto.

-¡Eso fue hace más de dos horas Scarlett! –Jessy me soltó del abrazo, ya no parecía querer llorar, más bien parecía asustada – ¿por qué tardaste tanto? 

¿Más de dos horas? No veía posible haber tardado tanto, no pude haber estado tanto tiempo dentro de la biblioteca ¿acaso mi parálisis me hizo perder la perspectiva real del tiempo?

-Creo que me entretuve leyendo un poco –le dije a Jessy tratando de bromear –ya sabes como somos los lectores, perdemos la noción del tiempo.

-No sabía que te gustaba tanto leer –ella hizo un puchero y cruzó sus brazos –la próxima vez avísame por favor.

-Claro –dije colocando una mano en su cabeza.

-¿Puedo llevar a estas damas a casa? –dijo Richy desde el carruaje.

-Si, vamos a casa de Scarlett –de repente Jessy estaba sonriendo y de buen humor –tenemos algunas cosas de que hablar.

-No sé si vamos entrar los tres allí –dije mirando el poco espacio que había en los asientos.

-Pamplinas –dijo Jessy yendo hacia el lado por donde había bajando –Richy tendrás que hacerte más al costado, Scarlett al medio bien pegada a ti, y yo al lado de Scarlett.

-Jessy con tu vestido cubres todo –le dijo Richy.

-Pero Scarlett no tiene un vestido –ella me miró con atención mi vestimenta y cuando la reconoció, sonrió ampliamente –¡estas usando la ropa que te di! ¿Las botas te quedaron bien? Mira el pantalón, se ajustó de maravilla, y la camisa con las mangas anchas y los volados, el medio corsé…eres el sueño de un pirata.

-No sé si quiero ser nada de un pirata –dije mirando mi atuendo.

-Suban, ya es un poco tarde –dijo Richy.

-Cierto, vamos –dijo Jessy esperando que yo subiera.

No entiendo como logró Jessy para que ocupáramos el espacio para dos personas, pero allí íbamos los tres, camino a mi casa. Bueno, en realidad si lo sabía pero estaba demasiado avergonzada para decirlo en voz alta, pues con mis piernas cruzadas tocaba sin querer las piernas de Richy, y mis brazos, tambien cruzados hacia delante de mi, pero sin poder evitar estar apretada por el brazo izquierdo de Jessy ,y el derecho de Richy. Con el de Jessy no había problema, pues era blando y estaba cubierto, pero Richy tenía las mangas de la camisa levantadas, y no podía evitar tocar su piel. Estaba muy incómoda pero no tenía ni un centímetro más para moverme y cubrirme con la capa.

Casi todo el camino Jessy hablaba no sé que de la ropa y de su hermana, eso fue un alivio para mí, ya que si hablaba, mi voz delataría mis nervios. Ya habíamos pasado el templo.

-Ya me cansé de mandarle cartas a Ángela diciéndole siempre lo mismo, pero nunca cierta con las tallas, así que ya me rendí con eso –parecía que Jessy había agotado el tema de la ropa, por lo que cambió de tema –entonces, ¿pudiste encontrar algún libro que nos ayudara Scarlett?

Había una vez en DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora