La Uchiha Y El Uzumaki

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MIRO LA foto de su equipo sobre su mesa de luz, miro su brazo vendando, cerro su puño y tocó su frente.

No podía sacarse las palabras de Kinshiki de su cabeza, sentía la sensación de su mano sobre su frente.

⟨–Aquel que ayuda a derrotar un dios no es alguien ordinario, tu Chackra es muy interesante, niña⟩.

–¿Que quisiste decir?.

⟨–Tu poder te quitará lo más preciado, cumple tu destino si no quieres perderlos...⟩.

Miro el bolso que escondía bajo su cama, al escuchar la puerta abrirse la escondió bien y miro el techo.

–Hermana. El almuerzo ya casi está listo.

–Si. Voy en un rato.

–Por cierto– entro por completo –Mamá ya la reparo.

Dejo su vieja ropa azul sobre su cama y se fue dejándola sola, suspiro tocando su frente y tratando de quitar sus palabras de su cabeza.

Tomo su ropa de la cama y miro como los cortes estaban cosidos siendo poco notorios, acaricio la tela unos segundos antes de ponérsela y se miro en el espejo.

–Unos días más...

(...)

Aterrizo en el campo de entrenamiento y su equipo giro a verla.

–Ya era hora que vinieras.

–Lo siento, me quedé dormida. ¿Empezamos?.

–Si, ¿Hanaki-sensei?.

La rubia miro a Sayuri, quien tenia una mirada diferente a la de siempre con los entrenamientos.

–¿Hanaki-sensei, todo bien?.

–¿Eh?. Ah, si... ¿Que les parece si descansamos y vamos a comer?.

–Pero ni siquiera hemos empezado-

–¡Yo quiero carne asada!– interrumpió Kin siendo apoyada por Akimaru.

–Pero, el entrenamiento-

–¡Vamos, Sayuri!. ¡Ya me agarró hambre!.

–¿Sayuri-chan?.

Las cuatro giraron al escuchar la voz de Boruto, la nombrada aparto la mirada y desvió la mirada.

–Chicas, mejor nos adelantamos. Dejémoslos hablar.

Ellas asintieron y desaparecieron del campo, Sayuri ni siquiera se digno a verlo cuando él se acercó.

–Sayuri-chan. Yo...

–No hablaré contigo, Boruto.

–¡Entonces escucha!– la sujeto de sus hombros y le dio vuelta, pero ella seguía sin verlo –Lo lamento mucho, por todo.

–Tks. Sueltame.

–Hice trampa, lo admito. Pero me arrepiento mucho, me disculpé con todos y tu eres la última que falta.

–Vete.

–¡Solo dime que me perdonas y me iré!. Te mentí y te falle cuando hicimos una promesa, de verdad... Lo lamento, Sayuri-chan.