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PENSABA.

Lo único que hacía es estos momentos era pensar, en todo lo que pasó, todo lo que vivió y está viviendo.

Ahora que tenía algo de calma viene él a Konoha para arruinarlo todo, y ahora quería hablar con ella.

¡¿Por qué?!.

Estaba resolviendo sus problemas de una vez para tener otro que resolver y que sea más complicado, suspiro una vez más viendo por la ventana.

El aire pasaba por ella sacudiendo unos mechones de su cabello, cerro sus ojos, al abrirlos miro sus manos.

–¿Por qué quiere verme?.

⟨Su cuerpo se desplomó en el suelo una vez que Jigen la golpeara, sintió la sangre bajar por su cabeza.

–Te traje hasta aquí porque se que tenés potencial. Tu karma es el más importante, así que trabaja en ello.

Jigen salio de allí dejándola tirada en su lugar, le costaba demaciado respirar ahora mismo, cada vez que tomaba aire su pecho dolía, giro sobre su cuerpo y trato de apoyarse sobre sus brazos.

A duras penas pudo cerrar sus puños sintiendo la tierra entre sus dedos, su vista se ponía borrosa a cada minuto, ya no podía moverse.

Jamás le había pasado esto en un entrenamiento, nunca sintió tanto dolor en su cuerpo, una lágrima bajo por su mejilla hasta tocar el suelo.

Sintió su cuerpo levantarse solo hasta tomar asiento, levantaron su cabeza y la luz cegó sus ojos.

–Ah... Está vez creo que se pasó contigo.

Dejo de sentir el piso abajo de ella, desde ese día supo que él siempre la ayudaría.
Aunque fuera de forma obligada sentir que era por otra cosa, con Amado se sentía diferente, se sentía tranquila, segura, como un tío viejo que le gusta la ciencia.

Curaba sus heridas y alimentaba de vez en cuando.

Amado fue algo especial para ella⟩.

Pero entonces, ¿por qué deberían hablar?. No tenían nada de que hablar, él solo la ayudaba con sus heridas cada que peleaba con Jigen.

No tenían nada en común.

No le debía nada que no fuera un "gracias", más de ello nada más, no entendía que quería de ella.

–Tal vez lo pienso demaciado...– sacudió su cabeza sacando todo tipo de ideas, se puso de pie para caminar hacia la puerta.

Antes de poder siquiera abrirla ella alguien más lo había hecho de golpe provocando que retrocediera.

–¡B-Boruto!– no, ese no era Boruto, era un clon –¿Que haces aquí?.

–Dime que no es cierto, Sayuri-chan.

–¿Eh?. ¿Que cosa?.

–¡Dime qué no eres como yo!. ¡De que el ayudante de Momoshiki no está en ti y te volverás fruto de Chackra para mí!– los ojos de la uchiha se cristalizaron.

–Y-Ya lo sabes...

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La Uchiha Y El UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora