¿Por qué? ¿Por qué aquel sentimiento la invadía? _____ dejó que aquel llanto se apoderara de ella. Había pasado tanto tiempo queriendo morir. Había pasado tanto tiempo pensando que era un error que ella hubiera sobrevivido a aquel asesinato. Pero cu...
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Justo dos días antes de que ____, Tanjiro, Zenitsu e Inosuke se infiltraran. La anfitriona de la casa Kyogoku habló con su Oiran. Estaban en la habitación de la Oiran, era de noche, los sonidos de la vida nocturna se escuchaban afuera.
-¿Podrías parar, por favor?-suplió la anfitriona de la casa.
-¿Detener qué cosa?-preguntó Warabihime. Era una hermosa mujer, eso era cierto, pero su actitud era todo lo contrario.
-Ha habido un gran números de chicas que han sido lastimadas, se "pierden"-le contó la anfitriona-E incluso aquellas que se han suicidado en esta casa... al parecer tú has sido quién las ha humillado llevándolas a su muerte, Warabihime-le dijo con cierto nerviosismo en su voz.
-Anfitriona, pero qué cosas dice-respondió la Oirán a modo de amenaza-¿Así que tú tampoco estás de mi lado? Entonces, ¿no crees que ellas tenían la culpa por haberme molestado?-cuestionó.
-He hecho la vista gorda por mucho tiempo-habló nuevamente la anfitriona, armándose de valor para enfrentar a Warabihime-Pero ya te has pasado, no puedo seguir cubriéndote...-explicó.
-¿Y quién crees que hizo que esta casa fuera grande y famosa, vieja bruja?-Warabihime ladeó su cabeza, viendo con odio a la anfitriona. La señora se sorprendió al ver de aquella manera a la Oiran.
-Hace mucho tiempo...-empezó, sacando cuidadosamente un cuchillo de su kimono, en su espalda-Cuándo yo era aún una niña, escuché algo sobre los ancianos de las casas de té. Sus recuerdos eran muy feos, me contaron la historia sobre cierta Oirán... Ella era extremadamente hermosa, pero a la vez cruel. Se dice que la vieron en su juventud, de mediana edad... se dice que en su nombre siempre hubo un "hime" al final. Ella inclinaba su cabeza y se te quedaría mirando-narrando con cada vez más temor en su voz, mientras más descubría-¿¡QUÉ DEMONIOS ERES TÚ?! Es imposible, entonces tú no eres...-antes de que pudiera terminar. Ambas habían desaparecido de aquella habitación.
-¿Lo ves?-inquirió el demonio. Estaban de alguna manera flotando en medio de aquella concurrida calle. Nadie miraba hacia arriba, nadie vio el peligro que implicaba Warabihime Oiran. Nadie vio que la anfitriona fue asesinada, ella no se había suicidado.-Cerrar la boca después de saber algo, es una manera inteligente de mantenerse sin vida-siseó la demonio con burla-Por que todo el que lo hiciese, vivía. Y terminó siendo... que tú eras mucho más tonta de lo que creí que eras-las dos mujeres estaban elevadas en el aire. La Oirán agarraba con una fuerza sobrehumana la cabeza de la anfitriona.-Y eso está mal, Omitsu.-Cada vez se elevaban más.-No tienes por que temer... mucho. Tu roñoso cuerpo no sabe nada bien, es asqueroso y desagradable a la vista-carcajeó el demonio con una sonrisa socarrona en su rostro-Así que solo caerás y harás ruido... adiós... Omitsu-y antes de que la anfitriona pudiese articular queja alguna, fue soltada por el demonio.
Los gritos no tardaron en escucharse, al encontrar un cuerpo muerto en medio de la acera. La chica volvió a la habitación, dónde lo esperaba el hombre de ojos color sangre.
