Capítulo 24 El pacto

376 67 27
                                    


Lena se había levantado con unos brazos rodeándole, no fue sorpresa al encontrar a kara con la boca abierta tirando baba por una comisura de sus labios, se frotó las sienes levantándose lentamente para no despertar a su compañera de cama, abrió la cortina de su pequeño cuarto prestado y no se preocupo por el tapete de enanos que adornaba el suelo rocoso, junto a ellos yacían Sam y Alex junto con el rey Winn y muchos soldados, camino por los largos pasillos de la cueva encontrándose habitantes del pueblo haciendo ya sus deberes diarios, llego hasta la cascada para sentir el agua fresca en su cara reanimarla – por Rao, necesito un baño– siguió lavándose la cara cuando por el rabillo del ojo vio un destello entre la niebla

Lena se puso en posición de ataque, la poca luz que había visto no era provocada por el agua ni por alguna roca del valle, quien fuera que estuviera en el bosque cazando no se había preocupado por esconder sus objetos brillosos –reina lena – lena brinco de pronto siendo sorprendida por Nia –lo siento si la asuste– Nia noto el cambio de atmosfera en su entorno, sin querer lena había desprendido algo de su poder para protección

–no, no, esta bien, fue solo algo que me llamo la atención en el bosque –

–de eso vengo a hablarle, tuve un sueño....– el pueblo de Nura tenía como capacidad los sueños premonitorios, Nia apenas estaba aprendiendo a controlar la magia que estaba en su sangre – soñé con kara y contigo, ustedes estaban en una habitación oscura, kara estaba atada sobre una mesa de piedra..... – lena noto que la niña aun estaba exaltada por el sueño que había tenido – había alguien con una capucha y tenia una daga.... Ella llego hasta su pecho y le saco el corazón.... Tu estabas consciente y gritabas mientras un portal se abría– Nia cerró los ojos y comenzó a respirar cada vez mas dificultosamente – él salió entregando un corazón.... Y ella lo apuñalo mientras kara Moria y tu gritabas– Nia comenzó a sacudir la cabeza fuertemente – tu gritabas–

–Nia, Nia debes de despertar, ¡Nia! – lena le tomo la cabeza para que se calmara y saliera de su trance – kara y yo estamos bien, ¿ella era Morgana? La chica que tenia el corazón ¿era mi hermana? –

–no le vi el rostro, pero creo que si–

Era extraño, lena había soñado varias veces a Morgana gracias al vinculo que aun tenían por compartir el mismo corazón, había visto como se encerraba en su torre para hacer sacrificios, soñaba como salía por las noches en busca de dones, hadas y sangre de unicornio, había visto como se rodeaba de gente poderosa y que también que torturaba brujas y duendes para sacarles información, podía ver como le hacia el amor a Jack.... esas noches eran las más difíciles hasta que llego kara..... lena esperaba que Morgana no se diera cuenta de que kara ya había adquirido sus dones, que no entrara a su corazón para saber cuanto le importaba la rubia y sobre todo que no supiera como podía hacerle daño.

Una de las razones por las que lena no había entregado su corazón a su aprendiz, ya que lo había aceptado, kara le importaba demasiado como para perderla, ella quería quererla con todas sus ganas y fuerzas; era porque no quería que Morgana se aprovechara del amor que le profesaba a kara y pudiera hacerle daño, necesitaba tenerla oculta dentro de sus pensamientos, cuidarla con todas sus armas y conocimientos de oclumancia

También esperaba que no supiera sobre las uniones que intentaba forjar con los pueblos cercanos y que no dudarían en pelear en su contra.

–creo que debemos de entrenar arduamente a kara, no debemos de esperar más, las alianzas deberán formarse lo antes posible, en cuanto se levante Winn y Alex llámame, por lo mientras iré al bosque a ver algo que me llamo la atención–

Nia asintió y se dirigió adentro con su madre

Lena camino por las escaleras bajando por las faldas de la gran escultura de willow y entro en el bosque, había completo silencio, lo cual era raro ya que a esa hora del día ya debería haber cierto movimiento de animales, sobre todo aves, aprecio se báculo mágicamente de su mano derecha e ilumino un poco para ver entre la niebla

El don del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora