capítulo 112 Kara y el ultimo deseo

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En lo ultimo que quería pensar era que en ese túnel multicolores podría perder a lena, como pudo se asió a su mano mientras Lena perdía el conocimiento por el movimiento, en un momento pensaron que balajt pudiera jalarlas hasta el abismo negro al que se dirigía, así que como su cuerpo fue capaz y antes de perder completamente la razón abrazo a lena con las pocas fuerzas que le quedaban mientras las arrastraban a la nada existencial, aquella zona en la que flotaban y la cual no las dirigía a ningún lado, era tan asombrosamente hermosa y calmada que en un momento pensó que habían muerto, aun no entendía que era ese fantástico túnel que estaba tan sereno y pacifico como debería de ser la muerte

kara no estaba completamente segura de estar consciente, era como un sueño fugaz en el cual no podía decir si estaba dentro de algo o fuera de él, era como ver el cosmos en formas diminutas y pacíficas sin nada del caos que las rodeaba, después de un largo rato aferrándose a lena sintió que el sueño la dominaba y se dejó llevar rogando porque ella estuvieran a su lado cuando despertara

cuando abrió los ojos estaba en una enorme habitación de color blanco, no se distinguía si había arriba o abajo, si estaba volando o caminado sobre el piso, simplemente todo era blanco y terriblemente solitario, lena no estaba a su lado y con desesperación se levanto para buscarla y ahí se dio cuenta de que su ropa había cambiado la armadura celestial que llevaba puesta sobre su capa ya no existía, en cambio tenia un vestido blanco con capa del mismo color, era horriblemente abrumador encontrarse en esa nada –Lena....¿Lena?...–

–ella ahora no puede escucharte– detrás de ella se escucho la voz más melodiosa y más serena que jamas haya escuchado, ni lena tenía tanta armonía al hablar como esa persona, kara volteo para asegurarse de que no estaba alucinando y encontró a un ...

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–ella ahora no puede escucharte– detrás de ella se escucho la voz más melodiosa y más serena que jamas haya escuchado, ni lena tenía tanta armonía al hablar como esa persona, kara volteo para asegurarse de que no estaba alucinando y encontró a un hada hermosa, no cualquier hada ella sabía exactamente quién era

–alura –

–me recuerdas, eso me alegra mucho – alura se acerco y la acarició sobre su mejilla cariñosamente – me hubiese gustado haber estado contigo toda tu vida cariño, no sabes como me alegro que hayas llegado hasta aquí –

–¿y lena? ¿sabes dónde está mi esposa?–

–cierra los ojos kara – alura pidió y cuando despertó estaba en la misma habitación ahora con lena acostada con un hermoso vestido verde y su corona de reina, dentro de un féretro de vidrio y cuarzo, le sorprendió mucho encontrarla en ese estado pero lo que más le sorprendió era su compañía, lena se encontraba al lado de....–¿morgana? ¿linda? ¿Qué hacen ellas ahí?–

–ven cariño.... vamos a caminar un momento antes de que pienses que vas a hacer....– alura la tomó de la mano alejando a kara del féretro de su esposa lena – cuando tú conociste a lena supe inmediatamente que ella era para ti y tu eras para ella, tal vez era un poco más grande que tu, pero en el amor ¿Quién manda?.... cuando me fui en busca del alma de tu padre supe que estabas en buenas manos, el día que volviste aquí a tu verdadera realidad sabía que lograrás todos tus cometidos, tu naciste para ser grande y no lo digo solo porque fueras mi hija, eres la elegida para lograr la profecía– alura caminaba despacio tomando de la mano a su hija – lamentablemente no todo es tan amable como se pinta, al menos no para ti, cuando yo era niña mi madre cuidaba dentro del secreto de las hadas una profecía que tardó más de cien milenios en cumplirse...y la profecía dicta así.....

El don del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora