Capitulo 11 El cuento del lobo y el cardenal

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Lena y Kara fueron a ver cómo se encontraba Sam y Alex después de cenar, ya que cat fue a encerrarse en la habitación para descansar como toda un hada real

Kara no había visto a Sam tan preocupada y le había extrañado la reacción que tuvo con el príncipe James, así que le pidió a Lena la llevará con ellas a su habitación. En cuanto Kara dio el primer paso dentro de su alcoba se dio cuenta de muchas cosas, lo primero que registro fue a Sam llorando a moco tendido mientras checaba a Alex y revisaba sus signos vitales; y la otra, la espesa niebla de color rojo que tapaba el suelo de la habitación, lo que Lena pensó que era una marca de territorio por parte de su morena amiga para mantener al margen a los visitantes indeseados.

-sam, te encuentras bien– pregunto Kara mientras se acercaba a la morena que lloraba mientras atendía a su esposa 

–si cariño, perdón si te preocupe..... Pero es que Alex no ha despertado y no me gusta verla así- Sam continúo poniendo trapos húmedos en su cabeza  para tratar de despertar a su amor 

–le dije a Kara que tal vez puedas contarle la historia de como se conocieron ustedes dos y del porque de tu comportamiento–lena había llegado al lado de su amiga para tomarla de la mano y transmitirle un poco de su serenidad

–si, me encantaría escucharla– dijo Kara solemnemente mientras se sentaba del otro lado  

Sam sonrió amablemente, lo que más amaba en esa vida era a Alex y lo segundo era hablar sobre Alex, no se podía imaginar con nadie más uniendo su corazón y su alma –me encantaría contártelo bebé, pero es una historia Muy larga–

–me encantan las historias largas, tenemos mucho tiempo de sobra– Lena dijo mientras guiñaba un ojo en complicidad con Kara 

–bien, entonces por dónde empezamos?..... Oh si... Había una vez  un pequeño cardenal perdido, que había escapado de su hogar porque su terrible media hermana y su madre la habían encerrado en una jaula, su hermanastra le hizo una terrible maldición y solo podía volver a convertirse en mujer únicamente en las noches de luna - 

–oh pero que preludio– dijo Kara mientras disfrutaba del postre sin probar de la pareja –lo siento, continua, continua Sam– 

–una tarde de un día muy frío, divisó a  lo lejos a un enorme lobo negro, voló hacia donde estaba aquel lobo arrastrándose por la nieve y dejando una huella carmesí sobre ésta, el cardenal voló hasta donde estaba el lobo herido para auxiliarlo, el pobre se había dejado caer sobre la nieve ya sin poder soportar el dolor así que el cardenal lo ayudo a llegar a la cueva más cercana y poder darle abrigo, rama tras rama fueron depositados en un montón para poder hacer fuego y proporcionarle calor, el cardenal supo que en algún momento el lobo iba a despertar y tendría que comer,  así que fue por algunos peces para que comiera, en cuanto volvió noto que el lobo se había transformado en una mujer, pero no cualquier mujer, era una princesa, los tatuajes sobre su espalda eran de la corona del reino de ébano, fieles guerreros de indomables almas que estaban al servicio del reino mágico de Luthor, el pájaro también diviso la enorme flecha que atravesaba su corazón, cuidadosamente coloco una piel de oso sobre la princesa y espero a que la noche llegará para que en su transformación en humana, pudiera quitar la flecha del pecho de la princesa– 

–esto realmente es interesante ¿Que pasó después?– 

-en cuánto quitó la flecha y la sangre comenzó a emanar, no estaba dispuesta a dejarla morir tuvo que hacer uns preparación con plantas medicinales ya con ayuda de sus manos "¿Que haces y porque me ayudas?" Pregunto la princesa mientras la mujer cardenal continuaba con su trabajo "solo hago lo que me parece correcto"contestó. En cuanto terminó de hacer el asepsia de la herida la mujer lobo comió algunos pescaditos y se echó a dormir 

El don del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora