Capitulo 44 Caperucita roja y el dios del tiempo pasado

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Kara sin pensarlo se coloco la capa, en cuanto la tuvo en sus hombros sintió una extraña energía apoderarse de ella, el brazo de Astra cada vez estaba mas cerca de ellas amenazadoramente –kara, estas brillando– lena se imaginaba el motivo, su hermosa rubia acaba de recibir su arma para toda la vida

La rubia sintió la espada de Astra pegar en ella varias veces sin provocarle algún daño o tipo de dolor, la rubia sonrió para si – creo que tengo alguna clase de poder– las manos de la rubia resplandecían con un brillo intenso así que no lo pensó y de un solo golpe hizo volar astillas árbol aventando unos metros sobre su espalda a la coronel de la armada de hadas –ahora si, puedo enfrentarme a ti– con una velocidad extraordinaria kara llego junto al hada y la arrojo hacia un acantilado donde en el fondo ardía un rio de lava

En cuanto volteo pudo ver a lena siendo amenazada por su hermana mayor, la pobre bruja tenia la mano de Morgana puesta sobre su boca mientras con la otra le ponía una daga sobre su pecho – no importa cuánto supliques, cuanto ruegues ella se ira conmigo al infierno – Morgana apareció un agujero que comenzó a succionar todo a su alrededor, lena la miro aterrada podía sentir la preocupación de su rubia en los latidos de su corazón – adiós kara–

Lena abrió completamente los ojos inmovilizada de terror, kara no lo podía creer, Morgana estaba a punto de ser succionada junto con lena por el agujero que había hecho en el espacio, sintió una punzada combinada con mucho dolor al ser separada del amor de su vida, sin poder contener el enorme coraje – aaaaahhhhhh – gritó con un rugido que ella jamás se imagino que pudiera salir de su pecho adolorido, de sus ojos sintió un enorme calor que aterrizo sobre el cuerpo de Morgana que comenzó a humear con el rayo de luz calorífica que salía de kara –¡aaaaahhhhhh¡ – kara sintió que se quedaba sin aire y se desvaneció con la imagen de lena corriendo hacia ella

–te sientes bien cariño– lena la tenia sobre el pasto en un valle diferente al que estaban, su cabeza reposaba sobre el regazo de su amada – dormiste mucho amor mío– dijo lena amorosamente mientras besaba su frente, kara parpadeo sin poder recordar al instante como había llegado hasta ahí, era un valle hermoso lleno de pasto y de flores de colores, varias hadas y seres pequeños revoloteaban alrededor de ellas, estaban debajo de un enorme árbol frondoso – lograste vencer a mi hermana – kara sabia que no era la verdadera morgano, era solo la pequeña imagen de su cabeza la cual era el pedazo de prueba que tenia que pasar en el valle de los sueños

–¿tu estas bien? – kara pregunto recibiendo gustosa un beso de lena

–estoy mucho mejor–

–¿Qué haremos ahora? – pregunto kara – ¿Cómo es que vamos a volver? –

–esa es tu decisión– una voz masculina salió de aquel tronco, kara se levanto para observar mejor al árbol que estaba moviendo sus ramas – hola kara danvers, mi nombre es Ogamme rey de los ents, pero eso tu ya lo sabes.... estas aquí para darte tu regalo–

–la capa.... ¿la capa es mi regalo? –

–si, ahora debo de mostrarles su camino de regreso – dijo el ent sacudiéndose un poco – pero antes, debo de preguntarte por el arma que te he encomendado –

–rey ogamme, mi báculo se ha roto, creo que mi magia no fue lo suficientemente fuerte para protegerlo – dijo lena con mucho pesar – lo siento tanto, se que usted me encomendó su cuidado ya que fue parte de sus ramas –

–lena, te preguntaba para saber si mi báculo ya había cumplido con su cometido, porque es hora de que evoluciones junto con tu arma nueva – el árbol hizo un ademan con sus ramas y varias aves llegaron trayendo consigo un nuevo tronco que colocaron en las manos de lena – esta es una rama muy especial, es la rama de lo que fue mi mejor amigo oisin, era un personaje muy alegre, espero que su esencia te sirva para que sepas que tu serenidad es la mejor arma para estar en medio de la tormenta, la alegría es la mejor arma para todo el caos que se avecina.... Kara ¿puedo pedirte algo? – dijo ogamme serenamente

–claro señor–

–cuida de lena con la fuerza de tu corazón, cuando te pierdas la fuerza de tus latidos te hará volver a ella– ogamme se sacudió y de el cayeron varias hojas – el otoño se acerca tendré que dormir por algunos años más, pero tranquilas cuando necesiten de mi pueden despertarme–

–gracias– dijo lena abrazándose al enorme árbol haciéndolo reír

–de nada pequeñas, ahora pueden volver– lena y kara sintieron un retortijón en sus entrañas, sus cuerpos fueron absorbidos por un túnel de luz, lena tomo la mano de kara mientras volaban entre el tiempo y el espacio para tomar la única salida visible

Diana, Sam, Alex y antíope ya preparan sus armas y su maleta sobre los caballos para salir de anwyn en busca de las dos, diana observó que de la mitad del bosque salía un intenso haz de luz – miren allá– dijo Alex sobre su caballo que comenzó a ponerse intranquilo

–es un portal – contesto diana – vamos– las cuatro salieron corriendo hacia el claro donde estaba la hermosa luz de colores –Sam, Alex.... No se acerquen – pidió a las brujas que pretendían entrar

Con apenas imágenes visibles, dos siluetas caminaban en medio de la difuminación prismática – son lena y kara – grito Sam –pero se ven diferentes, se sienten diferentes, su aura ha cambiado – poco a poco las siluetas tomaban forma

Lena y kara salieron caminando terminando con la luz en cuanto pisaron afuera de esta – ¡lena! – grito diana llegando hasta su alumna para abrazarla

–kara– grito Sam abrazando a su cachorro rubio

–el rey ogamme fue muy cortes al otorgarnos nuestras armas– dijo lena enseñando el nuevo báculo – es precioso y me siento tan viva teniéndolo en mis manos–

Sam y Alex vieron su nuevo articulo con mucho animo – ¿y a ti que te dieron kara? – pregunto curiosa Alex viendo como lena irradiaba un aura muy alegre

–yo tengo una capa– dijo ella muy orgullosa

–ja ja ja ja ja– Alex y Sam se soltaron a reír a carcajadas

–de entre todas las armas posibles te dieron un pedazo de tela– dijo Alex entre carcajadas tirándose sobre el pasto muerta de risa – jajajaja –

–yo digo que son muy injustas en juzgar a caperucita – dijo una voz diferente a las de las seis que hizo que pararan las risas, todas buscaron de donde salía aquella peculiar voz –estoy acá tontas– Lena volteo su báculo y miro con asombro como el palo dibujaba una enorme sonrisa y para sorpresa de todas abría sus ojos – lena cariño no me toques así porque me excitas gggrraaaa–

–¡diablos! – exclamaron las seis

El don del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora