Capitulo 39 Hecha de acero

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Kara bajó del templete a hacerle frente a la alta y musculosa mujer que venia con su escolta personal –te daré la oportunidad de renunciar al trono voluntariamente.... Todavía tienes la oportunidad de vivir, después de todo eres la reencarnación de mi sobrina – dijo Astra

–que poco me conoces porque jamás lo haría, se que en cuanto me de la vuelta quedaré como cobarde ante todas las personas que confían en mí, asi que prefiero morir –

Astra se encogió de hombros y saco su espada– lo que decidas – kara retrocedió con una voltereta hacia atrás colocándose en posición de ataque como lo había enseñado Alex, varias hadas ya habían hecho espacio para su encuentro

lena, Sam, diana y Alex formaron una barrera enfrente de kara –no dejare que derrames sangre en este lugar sagrado– dijo diana, en un segundo la escolta de diana también la protegió –vete de aquí, tendrás tu combate, pero no hoy.... Lo que acabas de hacer con kara nunca se me olvidara – dijo tomando la corona que se le había caído a la rubia, diana había guardado esa corona por mil años

Astra analizó la situación, la tía de diana, antíope ya se había enfrentado a ella después de la destrucción del castillo de Anwyn y no quería repetir su única derrota, en cuanto se supo de la muerte de Alura sus hermanas Hipólita, Antíope y Astra quedaron como representantes del reino de Anwyn, pero debido a un proceso democrático entre los consejeros de las diferentes comarcas decidieron que era mejor que Hipólita se quedara con el trono el cual fue heredado a diana después de su muerte, la decisión afecto mucho a Astra declarándose en guerra con el reino de Anwyn, ella y su gente quedaron desprotegidas siendo un blanco perfecto para Morgana – te daré cuatro lunas para prepararla– dijo mirando a kara –no esperes que por ser mi sobrina seré indulgente contigo– le señalo con su espada

Kara las vio retirarse a paso firme entre las cientos de hadas que se hallaban en la coronación – esto es una celebración, así que comencemos con el banquete – ordeno diana viendo como la orquesta real comenzaba a tocar sus instrumentos y las mesas comenzaron a llenarse de comida, pero a kara ya se le había ido el hambre – lena.... Kara deberá entrenar diario en los campos de la lealtad, deberás de llevarla todas las noches a bañarse con polvos de hadas bajo la luna, espero que eso haga que sus poderes se hagan presentes– susurro diana al oído de la pelinegra

–lo hare– diana asintió justo para darse la vuelta y proseguir con sus tareas – ahm ¿crees que algún día pueda conseguir los míos? – pregunto lena

–creo que, si eres constante y dejas a tu corazón tomar ciertas decisiones, algún día lo conseguirás– dijo diana sonriendo amablemente, lena miro a kara que parecía perdida en sus pensamientos, estaba sentada mirando a la nada con un manjar frente a ella, lena no aguanto mas y fue a animarla

–no voy a dejar que te toque un pelo– dijo lena abrazándose a ella, kara suspiro el aroma de su pelo y beso su cien

–tendré que enfrentarme a ella en algún momento – lena dejo su posición para verla a los ojos, ella lo sabía, había combates que tendría que hacer ella sola

–pensé que Astra había desaparecido en cuanto Alura murió– dijo Alex cruzada de brazos llegando junto a ellas– parece que está desesperada por tener a todo Anwyn apoyándola de nueva cuenta–

–nadie sabe a donde fue después de la separación del reino, es muy raro que después de tanto tiempo no lo reclamara el trono – dijo Sam a lena para después poner su atención en kara – no temas kara, lena, Alex y yo no dejaremos que te toque –

Tal vez Sam no sabia lo que le esperaba a kara la mañana siguiente, la rubia tenía toda la intención de aprender el arte del combate a pesar de haber salido avante en varias de sus peleas, suerte quizás....

El don del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora