Anduve sin un rumbo en concreto por las oscuras calles de Bristol, las farolas alumbraban el camino como podían. Había pocas para las largas calles existentes y las luces amarillentas y anaranjadas no me ayudaban en absolutamente nada. Parecía estar sacado de una película de terror y que en cualquier momento podían asaltarme o hacerme cualquier cosa indebida.
—¡Eh! —me llamó la atención una voz masculina— ¿Qué haces sola a estas horas? —me regañó, era Félix.
Estaba al otro lado de la calle, los coches iban a toda mecha y, por mala suerte, justo cuando el hombre ya casi se plantaba frente a mí pasando por el paso de peatones, le arrolló un camión pequeño.
El mundo se me cayó encima.
—¡FÉLIX! —chillé con todas mis fuerzas.
El conductor se bajó del coche con la excusa de que no le había visto, es la peor excusa del mundo y yo solo quería arrancarle la cabeza y atropellarlo yo misma.
☆☆☆
—Todo irá bien. —dije, tomando la mano de Félix, yo corría a su lado junto a los médicos que le llevaban en una camilla por los pasillos del hospital.
Reprimí mis sentimientos.
—Te quiero mucho, Félix. —me acerqué a su oreja para susurrarle, cuando pararon la camilla para llevarlo a emergencias.
El hombre estaba manchado de sangre y el color morado estaba presente en su rostro, no quería perderle. En esta vida ya estoy perdiendo demasiadas cosas y no puedo más, solo necesito respirar un momento, todo el mundo me arrebata todo. Dejo que todo el mundo se sane sin poder hacerlo yo antes.
Me dije a mí misma que dejaría de llorar y eso es lo que haré de ahora en adelante, no lloraré nunca más por mucho que las cosas me duelan. Volveré a ser como antes, aquí, en mi realidad deseada, ya he llorado demasiado. He sido yo y estoy harta de aguantar a los demás, siempre he sido una grande y pequeña en todas las etapas de mi vida. He sido madura y luego me he comportado como una niña en otras ocasiones.
Porque, aunque quiera ser yo, nadie me quiere, nadie me aguanta y nadie puede salvarme. Me salvo yo y nadie más, he aprendido a quererme y a valorarme con mi soledad desde pequeña, no necesito nada más que a mí misma.
Lo que me da más miedo en esta vida es ser débil y no tener el control de las cosas. Mi infancia con mi padre nunca ha sido buena, ni con los profesores, ni extraescolares, ni familia en general. Cuando vine aquí no pensé que sufriría tanto. No pensé que tendría que volver a callarme como cuando era pequeña, ya no soy tan directa como cuando lo era antes y eso me duele. Me escuece. Me quema. Me mata.
Matan a todos menos a mí, por mi parte lo hacen lentamente y en varias ocasiones he querido ser Sid en el acantilado. Porque nadie vendría a por mí.
Nadie.
Y para colmo, no me dejaban ver a Peter, estaba tan mal que no le dejaban tener visitas. Pero yo me colé mientras nadie miraba y al tomar su mano y besar su frente supe que ya se iba.
—Te quiero mucho, Peter. —susurré en su oreja— Y aún llevo tus perlas, por siempre.
Y sí las llevaba, por siempre.
El hombre suspiró con una sonrisa y su corazón dejó de latir, nunca más volví a ver ese brillo en sus ojos, ese brillo de valentía y optimismo. Sus ojos estaban vacíos y su boca entreabierta fue desvaneciendo su sonrisa.
Esa noche hubo tres muertes.
Me encontré a Leo en emergencias, se había roto la cadera y la parca le estaba dejando descansar poco a poco. Todos iban a descansar bien y como se lo merecen
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Shifting Skins | El diario de Nessie Ayers
FanfictionUna chica llamada Nessie Ayers decide probar el famoso "shifting" en el que las chicas adolescentes dicen poder cambiar de realidades y entrar en sus películas, series o sagas de libros favoritos. Entró con el propósito de cambiar a una de las perso...