Desperté en un asiento de la furgoneta atada por las piernas y manos, con el cinturón que me apretaba hasta el alma. Louie estaba con las piernas cruzadas delante de mí con una sonrisa de oreja a oreja, no me lo podía creer: ¿No podía coger a Emma que siempre está con él?
El chico encapuchado estaba a mi lado, llevaba un pasamontañas para que no se le viera la cara. Genial, ni una pista tenía de quién podía ser, pero supongo que no tenía importancia.
—A ver, ¿Qué hago aquí? —pregunté amargada.
—Lorraine, Lorraine... —respondió Louie haciéndose el interesante.
Empecé a reírme, Louie cortó su frase para mirarme como si estuviera pirada. Yo cuando me río no puedo parar, entonces me costó un rato dejarme de cachondeos. Lo siento, es que no puedo evitarlo, está en mi naturaleza reírme cuando estoy nerviosa o en situaciones serias.
—¿Qué pasa? —preguntó enfadado.
—Es que realmente ese no es mi nombre —respondí—. Vas de chulo y ni mi nombre te sabes.
Levantó su dedo índice para objetar algo, pero lo bajó con decepción porque yo tenía razón. Mira, hasta me lo estaba pasando bien con el mafioso.
—Bueno, en fin —dijo evitando su fracaso—. Necesito que me digas dónde está tu marido. —insistió amenazante.
—Uno: James no es mi marido —empecé—. Y dos: Suéltame porque es que de lo apretada que estoy voy a parecer un chorizo. Que estoy muy delgada, pero me queda un poco de chicha. No hagas que se me espachurre, hombre. —repliqué.
—Bueno, vale. —bufó.
Le ordenó que me desatara al chico que había a mi lado con un solo chasquido de dedos. Me hizo un poco de daño lo de quitarme el cinturón, no obstante era mejor eso que casi ni poder respirar.
—Ahora dime: ¿Dónde está James Cook? —preguntó.
—Que no lo sé, no quiero saber nada más de él —formulé—. Estáis hablando con la chica equivocada.
—Bien, ¿Sabes dónde ha podido ir? —preguntó más serio que antes.
El chico que había a mi lado me puso una navaja en el cuello, me estaban amenazando y el pánico cundió en mí.
—Bien, la cosa es que tampoco lo sé —el chico insistió apretando la navaja contra mi cuello—. Vale, espera, creo que se ha ido tanto de Manchester como de Londres. Sin embargo no sé el paradero porque le dejé claro que no quería verle nunca más ni saber de él en mi vida. Lo juro. —declaré.
—Aparta el cuchillo, Brown. —ordenó Louie.
¿Brown? Casi me da algo al oír ese apellido, no me lo podía creer. Todo en lo que podía pensar era Jonathan Brown, en estos cuatro años no podía olvidarme de él. En esa cara bonita, en ese chico que era un lobo vestido de cordero.
El chico se quitó el pasamontañas con lentitud, mis ojos se abrían en desesperación y al tener la cara descubierta no era Jonathan Brown. Era alguien su hermano pequeño: Elliot Brown.
—Hola, Nessie. —dijo con una media sonrisa malvada.
—Elliot... —dije acercando mi mano para tomar sus mejillas—. ¿Qué has hecho? —pregunté.
Mi mano derecha fue la que se quedó en su mejilla izquierda, mi otra mano estaba libre. Elliot tomó mi mano derecha con lentitud y besó la palma con una actitud perversa. Sus labios rosados y delicados rozaban mi pálida y fina piel, me tomaba de la mano con fuerza haciéndome daño.
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Shifting Skins | El diario de Nessie Ayers
FanficUna chica llamada Nessie Ayers decide probar el famoso "shifting" en el que las chicas adolescentes dicen poder cambiar de realidades y entrar en sus películas, series o sagas de libros favoritos. Entró con el propósito de cambiar a una de las perso...