Capítulo 11: Skins Heal

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No contesté, tenía mucho sueño y cero ganas de aguantar nada.

—¿Vas a contestarme? —insistió Emma.

—Tengo sueño, Emma, buenas noches. —dije, algo culpable.

—Buenas noches. —bufó dándose la vuelta.

***

A la mañana siguiente nos preparamos para ir a desayunar con sus padres, yo fui la única que fue en un coche sola, en el mío. Los otros tres jóvenes con los padres de la anfitriona. James quiso ir conmigo, sin embargo, Emma montó una escenita y le dije que fuera con ella. Charlie estaba harta de los celos de la castaña.

Una furgoneta negra me acechaba en la autopista y rezaba porque no fuera Louie acompañado de sus panolis. Mi coche seguía al de mis acompañantes fielmente y yo debía pretender que lo conducía, una tarea algo difícil.

Llegamos a un pequeño bar-restaurante que había cerca de un pequeño y pintoresco pueblo, el típico en el que sabes que únicamente viven ancianos. Me bajé del coche y entré en el local, habían entrado sin mí: genial.

—¡Aquí! —me indicó la madre de Emma.

Asentí y me acerqué a ellos esperando que alguien me hiciera sitio, el que lo hizo fue James. Él fue a buscar una silla expresamente para que pudiera sentarme, ambos intercambiamos miradas disimuladas que indican que éramos más que amigos. Sonrisas ladeadas y coquetas que a veces eran evidentes. Alguna que otra fue discreta y nadie se percató de ello.

Una camarera tomó nota y no tardó en volver con un buen y cargado desayuno, los platos eran gigantes.

—Y bien, Cook. —soltó la madre de Emma— ¿En qué trabajas?

—Oh, yo trabajo en eventos. —respondió.

—¿Cómo son esas fiestas? —preguntó de nuevo.

—Bueno, hay un poco de todo. —se incomodó.

—Eso suena genial. —se puso contenta la mujer.

—Mamá. —masculló Emma para que se callara.

¿Por qué le hablaba así a su madre?

Esta vez fue el padre de Emma el que cayó a su hija con un bufido, burlándose de su puesto de trabajo y mostrando su decepción hacia ella. Charlie y yo compartimos miradas pidiendo auxilio.

—¿Puedo tomar otra bebida? —preguntó James.

—Sí, claro. —respondió el padre de Emma.

—¿Me acompañas, Nessie? —volvió a preguntar James, sonriéndome con ternura.

—Sí, claro. —le sonreí, levantándome.

—Oh, no, ya te acompaño yo. —espetó Emma, molesta.

La chica me asesinaba con la mirada y su odio hacia mí era demasiado marcado, la tensión podía cortarse con un hacha y finalmente ambos se levantaron para ir a la barra. Yo no estaba celosa, pero algo en mí se removía por dentro. Tenía miedo de perder a James de nuevo.

—¿Y tú, Charlie, de qué trabajas? —se interesó la madre de Emma, de nuevo.

—Oh, yo trabajo en entretenimiento. —respondió la chica.

—¿Ah, sí? —se alegró la mujer— ¿Lo haces en fiestas?

—Oh, bueno, en cualquier parte.

Me miró riéndose por lo bajo, ambas sabíamos que tipo de entretenimiento era. Los padres de Emma se quedaron pensativos tratando de adivinar en qué trabajaba, no pudieron encontrar una respuesta válida.

Shifting Skins | El diario de Nessie AyersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora